Análisis Ghost of Tsushima

Análisis Ghost of Tsushima

31 julio, 2020 0 Por Oscar Garcia
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Un samurái valiente no piensa en términos de victoria o derrota, combate siempre hasta la muerte.

Yamamoto Tsunetomo.

Es curioso que una frase pronunciada hace más de 300 años se siga manteniendo tan vigente. Las palabras del samurái Yamamoto Tsunetomo, cuyas enseñanzas fueron las bases de bushidó, resuenan con la misma fuerza y sentido que lo hicieran en el siglo XVII. Es cierto, era otra época y otra cultura que se regían por códigos morales totalmente distintos a los actuales, pero esto no quita que la sabiduría del mensaje haya perdurado a través del tiempo. Evidentemente ahora el matiz, el prisma, es distinto pero la idea remanente es la misma. Luchar hasta el final, pelear por tu objetivo hasta su última consecuencia, Perseguir tu sueño a costa de todo, luchar por lo que crees sin importar lo duro que sea. Un mensaje extremadamente potente que guía, de forma literal, a nuestro protagonista y que tiene su paralelismo en Sucker Punch. Un estudio que podía, perfectamente, haberse dedicado a saciar a la sed de exclusivos de los “sonyers” sacando una nueva entrega de su “Infamous” y dejando un excelente sabor a despedida de generación. Pero la meta a alcanzar era otra. Es crecer como estudio. Enseñarle al mundo que puedes andar entre gigantes. Dejar atrás el pasado. Tomar lo aprendido, lo vivido, aprender de los errores, darles un nuevo enfoque, luchar hasta conseguir tu meta, tu objetivo, tu sueño sin pensar en la victoria o en la derrota solo centrándote en tu objetivo…Ghost of Tsushima es la prueba viviente, jugable, de ello. Imaginar un mundo vivo, orgánico, plausible y llevarlo a cabo. Sucker Punch imaginó una nueva aventura y peleo por ella hasta convertir su ultimo titulo en el mejor sandbox, Red Dead Redepemtion 2 mediante, que podremos disfrutar en PS4.

La historia de de Ghost of Tsushima es uno de sus grandes aciertos. Sucker Punch cimienta su argumento en los hechos históricos que rodearón la invasión de Japón por el imperio Mongol en el siglo XIII, centrando el marco temporal en los hechos ocurridos tras la batalla de Komodahama donde 80 samuráis se enfrentaron a todo el ejercito mongol, con las ya conocidas consecuencias. Es en este punto donde la realidad y la ficción toman caminos separados y donde tomamos el control de nuestro protagonista, Jin Sakai, superviviente de la cruenta batalla y que recorrerá la isla de Tsushima buscando aliados para plantar cara todo un Khan mongol y a su terrible ejercito para liberar a su tío, Lord Shimura administrador de la isla, y a toda la gente de Tsushima. Aunque el marco historio es de por sí muy potente, a todos nos gustan los relatos que se enmarcan dentro del contexto histórico del japón feudal, la historia principal, pese a los tintes morales que intenta aportar las continuas dudas de nuestro protagonista al tener que abandonar la senda del honor para defender Tsushima,  no se aleja mucho del típico camino del héroe en busca de su nemesis para reparar su honor y conseguir su venganza. Lo que realmente hace grande la narración de Ghost of Tsushima son los micro relatos que pueblan toda la isla. Pequeñas aventuras que nos llevarán de un lado a otro ayudando desde pequeños granjeros o aldeanos desvalidos a ayudar a distintos señores feudales o revivir antiguas leyendas del folclore nipón. Si pensáis que esto que os digo es una manera muy bonita de describir las típicas misiones secundarias estáis en lo cierto. Pero todos estos “relatos”, así se denominan en el juego, van más allá del mero y simple “ir al punto A, atacar y volver”. Refuerzan, y de que manera, la historia principal aportando tridimensionalidad a los protagonistas y dando consistencia a un mundo en el que hechos históricos y ficción se funden siendo muy difícil ver la linea que delimita lo real con lo fantástico.

Todos estos encuentros ademas tienen el plus de ayudar a forjar la leyenda del fantasma de Tsushima, ya que terminarlos nos otorgarán,entre otros beneficios, los puntos necesarios para ir aprendiendo y mejorando las técnicas, posturas, que tendremos usar para sembrar el miedo en los corazones de los invasores mongoles. La sensación de progreso es constante desde los primeros minutos.  La exploración del mapa, liberación de campamentos, enfrentamientos con patrullas, ayuda de aldeanos, encuentros aleatorios, búsqueda de altares, entrenamientos diversos….la variedad de situaciones que nos otorgarán recompensas son más que suficientes para tener esa agradable sensación de no estar repitiendo siempre el mismo patrón y que invita a apartarnos del camino principal en cuanto tenemos ocasión para seguir con estas tareas empujados por ese pequeño premio, ya sea en forma de experiencia o  materiales para mejorar nuestro equipo. Y es que nuestro equipo es parte importante de la aventura, quizás no en lo practico pero sí en lo estético. Un samurái no es nadie sin su armadura y su katana, realizar algunos relatos nos premiarán con nuevo equipo. Equipo que, al igual que Jin, podrá ir mejorando durante nuestra aventura otorgando ciertas ventajas en el combate. Más vitalidad, rapidez, determinación….ventajas que en un principio parecen necesarias y determinantes contra los enemigos pero que a poco que nos desenvolvamos bien con la espada veremos que no son tan necesarias y que las evolucionaremos más por sus mejoras “estéticas” que por la ayuda que nos puedan otorgar en combate.

Este es otro punto fuerte de Ghost of Tsushima. Sucker Punch toma nota de lo visto en toda esta generación para crear un sistema de combate sencillo, divertido y lo suficientemente profundo para que cada enfrentamiento sea distinto al anterior. Se parte de un enfoque muy sencillo, tan sencillo como el “manido” golpe débil y golpe fuerte. A partir de esto el juego va escalando progresivamente gracias a un sistema de posturas muy similar al visto en juegos como “Nioh”. Cada una de ellas nos será de gran ayuda al enfrentarnos con un determinado tipo de enemigos e invertir experiencia en el árbol de habilidad de cada una de ellas demostrará ser una decisión acertada ya que controlar estas “posturas” y elegir la adecuada nos ahorrará mucho tiempo, sudor y calentamientos de cabeza pues será determinante para romper la defensa de los rivales. Pero la inclusión de estas técnicas no repercute en la brillante sencillez de su combate. Durante las peleas solo tendremos que pulsar R2, más el botón correspondiente, para ir alternando entre ellas y hacer frente a espadachines, lanceros o portaescudos. Pero igual de beneficiosa que una buena estocada es una buena defensa. Bloqueos y esquivas serán parte importante de nuestro arsenal de movimientos y de los que tendremos que ir tirando constantemente para salir airosos. Un bloqueo perfecto puede desequilibrar al rival y dejarlo expuesto al filo de nuestra espada ya sea para asestar una buena tanda de golpes o un mortal contraataque. Y no os preocupéis si no sois duchos en el arduo arte del “parry”  ya que Sucker Punch ha puesto una ventana tiempo para su ejecución bastante amplia, en comparación con juegos como Sekiro, que una vez hechos a ella nos permitirá usarlos sin mayor problema. A esto hay que añadir unas cuantas armas auxiliares como el arco, kunais, bombas de humo… que al usarlas tendrán como resultado unos combates muy espectaculares en el que más de una vez nos descubriremos sonriendo a la pantalla al ver la cinta o el combo que acabamos de hacer.

Pero si en algo Ghost of Tsuhima sobresale sobre el resto es en su apartado gráfico. Para no andarnos con rodeos estamos ante el juego más bonito que se puede ver en PS4. Empezando por la acertada elección de tener una pantalla siempre limpia y libre de hubs o indicadores. La barra de vida o los comandos de lucha solo aparecen en el momento necesario para volver a perderse de nuevo dejando toda la pantalla a servicio de la exuberante belleza de la isla. Ni siquiera tendremos un mini mapa o una brújula que nos guíe. Se opta por una de las soluciones más elegantes y brillantes que he visto en un videojuego. El mismo viento será quien  nos marque el camino a seguir. Las hojas de los arboles al caer, el movimiento de acompasado de la hierba, los trazos de niebla que surcan el aire o la pluma que adorna nuestro arco se convertirán en las agujas que marcarán el norte. La propia naturaleza sera nuestra brújula. Durante las primeras horas tendremos la inercia de “llamar” al viento para comprobar si vamos en dirección correcta pero en cuanto nuestro cerebro se adapta a los cientos de referencias visuales que se han puesto para guiarnos dejaremos de hacerlo consiguiendo así que sea un recurso orgánico totalmente integrado con en el juego.

La representación de la isla de Tsushima nos ha dejado con la boca abierta. Interminables bosques de doradas hojas, llanuras donde la hierba cubre cada palmo, montañas nevadas son una representación de la enorme diversidad de biomas que se encontrar Tsushima. Mientras exploramos la isla nos encontraremos con momentos en los que la belleza del paisaje nos hará detener nuestro caballo para deleitarnos con la estampa que tenemos ante nosotros. El trabajo artístico llevado a cabo por Sucker Punch es encomiable, trasladando a nuestras pantallas una representación, no solo del vergel natural que es Tsuhima, si no de la forma de vida del siglo XIII. Arcos Torii que nos escoltarán hasta hermosos santuarios, cabañas de pescadores junto a pequeños lagos, aldeas que salpican las llanuras o fortificaciones a la cima de una montaña. Pequeños detalles que vuelven solida y coherente la experiencia visual de Tsushima. Todo esto también empuja al jugador a explorar la isla buscando ese nuevo plano con el que sacar esa instantánea única. Las cuidadas y detalladas animaciones también son otro aspecto donde vemos el cariño y trabajo de Sucker Punch. Jin es todo un samurái y sus movimientos son tan ágiles como letales. Los movimientos del samurai en el combate son soberbios y cuando conseguimos enlazar varios ataques consecutivos es como si estuviéramos ante una coreografía perfectamente ensayada. Como digo es el juego más bonito de PS4 pero esto no quiere decir el más potente. Encontramos aspectos que nos hacen arquear las cejas a estas alturas de generación. La falta de animaciones al subir escalones o atravesar unas cortinas, la falta de interacción con la naturaleza pudiendo atravesar matorrales y arboles, o que la cámara en ocasiones se empeñe en colocarse en el lugar menos indicado son detalles que aunque no afean el resultado final si es cierto que desentonan dentro de un apartado gráfico que en otros aspectos es tan pulido.

Normalmente solemos pasar “de puntillas” por el apartado sonoro del juego pero en esta ocasión debemos detenernos con más atención en lo que es posible sea uno de los mejores score compuestos para un videojuego. 27 temas, casi 2 horas de música, compuestos por Shigeru Umebayashi (La casa de las dagas voladoras) y Ilan Eshkeri (Stardust) inspirados en la música popular japonesa del siglo XIII, las composiciones sagradas y el uso del taiko transportarán nuestro corazón a Tsushima y sentiremos en nuestra alma cada choque de katanas. La armonía de estas partituras refuerzan de manera sustancial el ritmo narrativo y muchas de sus escenas perderían su carga emocional si nos desprendiéramos del hermoso sonido del shakuhachi o los armoniosos acordes del biwa. Un score que es un placer escuchar dentro y fuera del videojuego. El resto de sonidos que completan el apartado sonoro están al mismo nivel. Oiremos nuestras pisadas sobre las hojas, el murmullo del agua, el grito de los animales y el resto de componentes que vuelven viva la naturaleza de Tsushima. Los choques de espadas, los gritos en mongol o el salpicar de la sangre contra el suelo nos mantendrán alerta durante los combates y una dirección de casting espectacular, algo ya común en los exclusivos de Sony, cierran un apartado que iguala en calidad al gráfico.

Podríamos estar horas y horas hablando, escribiendo en este caso, sobre Ghost of Tsushima pero en algún momento hay que poner el final y tras más de 2000 palabras, y corriendo el riesgo de ser pesado, va llegando el final de esta reseña. Sucker Punch no ha querido perderse la fiesta fin de ciclo de PS4 y nos ha regalado su mejor juego hasta la fecha y que a su vez es, y esto es algo incontestable, el mejor sandbox de PS4. Ghost of Tsushima es un juego enorme, no solo en extensión, sino también en belleza, en ambientación, en complejidad y sobre todo en diversión. Consigue transportarnos desde nuestro sofá a una época donde la honor y la lealtad eran forma de vida, donde los paisajes se tiñen de dorado y ocre y a lo máximo a lo que aspiraba un hombre era a forjar su propia leyenda, esto es, sin duda, lo mejor que se puede decir de Ghost of Tsushima.

 

 

 

 

 

 

 

Ghost of Tsushima

9

Historia

8.0/10

Jugabilidad

9.5/10

Diseño Artístico

9.0/10

Diseño de Sonido

9.5/10

A Favor

  • Su diseño artistico.
  • El diseño de misiones.
  • Su inolvidable score.
  • Su sistema de combate.
  • La sensación de progreso.

En Contra

  • La cámara nos jugará malas pasadas.