Análisis de Yurukill: The Calumnation Games

Análisis de Yurukill: The Calumnation Games

15 julio, 2022 0 Por Impozible Julín
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“Julio, te paso el código del juego este de navecitas y muchachas anime con las tetas gordas”

Oscar García Mompean, CEO de NoEsPaisParaFrikis.com

 

Esto me dijo mi buen amigo Óscar antes de mandarme el código de Yurukill: The Calumnation Games. Lo de las “navecitas” no, claro, pero lo las “muchachas anime con las tetas gordas” es aplicable a un porcentaje ridículamente alto de este tipo de juegos. De las visual novels, digo. Y es que si algo hemos podido comprobar con el auge y la llegada de este género a Europa es que a la hora de captar la atención de un otaku lo más sencillo es colocar una o varias zagalas de generosas mamellas en portada y dejar que un par de frases resultonas en la contraportada hagan el resto.

Y sin embargo, Yurukill es de esos pocos exponentes del género que no encaja del todo en este ejemplo. Empezando por vestimentas femeninas que son bastante menos reveladoras de lo que podríamos esperar. Esto, de hecho, hubiera desentonado bastante con el tono general de una historia que cae de lleno en este subgénero de la ciencia ficción que se suele llamar death game. Lo mismo que, por ejemplo, El Juego del Calamar.

En este caso, nuestro protagonista, Sengoku Shunju, se despierta en una celda y es recibido por una extraña personalidad llamada Binko. Ésta le lleva a una suerte de parque temático llamado Yurukill Land, donde tendrá que unirse a otra persona, lo que se llama un ejecutor, para participar en toda una suerte de actividades que nos llevan a revivir la mayoría de las mecánicas  habituales de este tipo de juegos. Esto es, investigar escenarios leyendo descripciones de objetos, resolver puzzles para obtener más objetos que examinar, conversando con peñita y enseñándole objetos y pruebas comprometidas para desbloquear nuevos diálogos y nuevas localizaciones en las que volver a empezar el bucle. Y llegado el momento, claro, los clásicos “juicios” a los que estamos más que acostumbrados gracias a Ace Attorney, Danganronpa, etc.

Esta vertiente de la jugabilidad es, bueno, la mayor parte del juego y por la que vive o muere Yurukill y cualquier otra Visual Novel. Y vamos a ser claros. No está mal, pero creo que cualquier fan del género las ha visto y leído bastante mejores. Sengoku es un personaje que me parece bastante bien escrito, pero no he sentido la misma empatía ni he conectado con las historias del resto del elenco. Entiendo que esto es subjetivo y que no todos vamos a entrar por los mismos aros a la hora de resonar con una historia y unos personajes, pero creo que dentro de un planteamiento que en principio puede resultar francamente interesante, la ejecución y los personajes que cargan con el mismo se quedan cortos a la hora de hacerme apretar los dientes y lamentar la terrible cadena de decisiones que me ha llevado a este tráfico y probablemente inevitable final.

No ayuda a este apartado que Yurukill sea una de las Visual Novel con menos expresiones e ilustraciones diferentes para los personajes que he visto en bastante tiempo. Siguiendo la estela de juegos de presupuesto limitado, los personajes están representados por imágenes estáticas mientras podemos leer los diálogos en inglés y oir las voces de estos personajes en perfecto Japonés. Pero aunque estemos viendo a alguien llorar desconsoladamente, a penas cambiará la expresión de su personaje, dando un efecto que reduce aún más si cabe la capacidad de tocarnos la patata. De poco sirve que los menús y las cajas de diálogo estén diseñados con bastante gusto, y que el apartado artístico esté a un gran nivel si ni siquiera puedo ver llorar a estos muñecos enfadarse, sorprenderse o reirse.

La segunda vertiente de esta curiosa mezcla son las mencionadas “navecitas”, el shmup, vaya. Y en esto es un juego francamente competente que sin reinventar la rueda ni hacerme sudar y torcer la vista cual camaleón, si que me ha resultado lo suficientemente divertida como para querer en varias ocasiones repetir la fase para mejorar mi puntuación, y echar de menos, ciertamente, más secciones de este tipo.

Y es que al final, y por desgracia, todo el potencial de Yurukill: The Calumnation Games queda diluído por dos apartados que luchan entre ellos con transiciones que no me resultan especialmente bien pensadas y que parece que se impiden el uno al otro alcanzar el nivel que el título de Izanagi Games nos promete en sus primeros compases. Con todo y eso, lo he disfrutado bastante, porque para los muñecos anime y los juegos de matar marcianos, en esta casa, siempre hay tragaderas. Habrá que esperar al próximo.

 

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7.5

Historia

7.0/10

Jugabilidad

8.0/10

Diseño Artístico

7.0/10

Diseño de Sonido

8.0/10

A Favor

  • Las secciones de shoot'em'up estñan muy bien
  • El diseño artístico es muy sólido

En Contra

  • La historia está lejos de los grandes del género