Mutafukaz Volumen 1, de Guillaume Renard
13 mayo, 2021Esto…Esto es la ostia!
Esas fueron las palabras exactas que dije cuando termine de leer este primer volumen de Mutafukaz. Y me ahora que veo el articulo terminado, ahora que lo ves tú, creo que no hay mejor manera de comenzar esta reseña. Porque creo que no exista alguna otra combinación de palabras que puedan definir con tanta exactitud lo que es Mutafukaz. No tiene sentido, ni coherencia, ni siquiera tiene un ancla con la realidad… Mutafukaz es simplemente diversión y lo que es peor, es consciente de ello. Y por eso, mientras dejaba el comic en la estantería, tenía claro que acababa de leer uno de los mejores comics de este año, y me da igual lo que vaya a salir de aquí al 31 de diciembre.
¡Bienvenidos a Dark Meat City, la ciudad más grande de New California! Una enorme y podrida pústula que surgió del gran terremoto, el Big One, que asolo la costa de California. De los escombros que quedaron de Los Angeles y Nuevo Méjico se erigió una nueva urbe que en poco tiempo se convirtió en una de las ciudades más pobladas del país. Las bandas callejeras crecieron al ritmo de la ciudad e hicieron de cada barrio su reino. Pequeñas taifas en continua guerra fría contra sus vecinos y que mantienen en el ambiente el dulzón olor de la tensión que solo se ve relajado por los eventos deportivos favoritos de todos sus habitantes, el “pressing catch”. En una barriada de mala muerte de este “idílico” entorno viven Angelino “Lino” y Vinz. Dos pringados que han tenido la gran suerte de ser amigos. Comparten piso, penas y cucarachas, sobre todo de esto último. Su vida es “fácil”, se conforman con llegar a casa vivos y tener algo de pizza que llevarse a la boca mientras ven el combate de “Lucha Última” de esa noche. Pero su bucólica forma de vida va a cambiar. Lino va a tener un accidente de tráfico que le hará comenzar a tener unas extrañas visiones, ve cosas raras y pronto se verá arrastrado, junto con Vinz, en una increíble conspiración a nivel planetario con polis corruptos, espías, escuadrones de la muerte y poderes en las sombras.
Nada tiene sentido en un guion que funciona con la eficacia y simpleza de una barra de hierro al golpear una cabeza. La libertad que otorga al autor el no tener que preocuparse de las ataduras de la sobada moralina o de lo “políticamente correcto” le permite ofrecer una aventura de acción, disfrazada de “buddy movie”, que nos va llevar por toda una colección de cliches del cine de acción más cafre de los 90 salpicado con cientos de momentos del siempre funcional, y bien recibido, sentido del humor basado en el “teta, culo, caca y pis”. Situaciones que nos recordarán a “Están Vivos” de Carpenter o los mitiquisimos combates de pressing de Hulk Hogan hacen que los más viejos siempre encontremos un guiño que nos arrancará una sonrisa. Por supuesto también encontraremos, bajo todo esta primera capa de demencia y diversión, la critica a una sociedad que ya se está viendo sobrepasada por los males del siglo XXI como la sobrepoblación, la falta de recursos, la pobreza y la corrupción de los dirigentes. Como veis hay un poco de todo en una obra que una vez terminada te das cuenta de que no hay tanta supuesta locura en sus páginas. Los momentos de humor y de acción se van intercalando de manera perfecta con las viñetas dedicadas al suspense y cuando la polvareda de loca vorágine se asienta aparece la sensación de estar ante un guion magistralmente trabajado capaz de curvar el espacio tiempo y conseguir que unas horas apenas parezcan unos segundos…y esto a mi edad y con todo lo que llevo leído es todo un logro.
El apartado gráfico también corre a cargo de Guillaume Renard más conocido en el mundo más undeground como Run. Irreverente, salvaje y, cuando quiere, extremadamente detallista son algunos de los adjetivos que se nos pueden venir a la mente mientras repasamos las viñetas de Mutafukaz. El estilo de Run en Mutafukaz es, en apariencia, igual de caótico que su guion. No guarda formalismos, no conserva una distribución “normal” de viñetas e incluso por momentos parece querer asemejarse a un “manga”, sobre todo en las escenas de más acción. Pero a poco que te centras ves que, al igual que el guion, es toda fachada y debajo se encuentra un trabajo de trazo espectacular y que conserva bien claro las líneas de básicas del estilo franco-belga. Un dibujo donde la acción esta siembre bien ordenada y encuadrada y donde los personajes son detallados, carismáticos, variados y, lo más importante de todo, creíbles y esto es algo muy difícil de conseguir cuando sus protagonistas son una especie de Mickey Mouse sin orejas pero con mucha mala leche y el otro es un chaval con una calavera en llamas en lugar de cabeza (doy por hecho que no tengo que explicar de dónde viene la referencia).
Dibbuks vuelve a marcar la diferencia trayendo el primer volumen de una serie que sin duda dará mucho que hablar. Mutafukaz es irreverente, delirante, políticamente incorrecta y un burkake de violencia sin sentido pero vuelvo a decirte que es sin lugar a dudas la mejor lectura que vais a tener este año.
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