HERE (Aquí). Crítica.
8 noviembre, 2024No cabe duda de que Robert Zemeckis es un apasionado de los efectos especiales. El director estadounidense lleva décadas innovando con sus películas, incluyendo los últimos avances tecnológicos disponibles, lo que a menudo se convierte en objeto de crítica y sin embargo lo posiciona como pionero en el uso de algunas de las técnicas que terminan abundando en las grandes producciones. En esta ocasión serán el rejuvenecimiento digital y la narración en un único plano los principales reclamos de la película, junto al gran trabajo de su pareja protagonista: Tom Hanks y Robin Wright quienes, compartiendo pantalla tras casi treinta años, dan vida al matrimonio que compone el eje principal de la historia. Historia que no deja de ser habitual y de sobra conocida por cualquier espectador. Y es que Here trata básicamente sobre la vida.
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La manera que utiliza Zemeckis para hablar del paso del tiempo es la de fijar la mirada del público en un único lugar. Un punto de la geografía estadounidense que veremos transformarse desde el origen de nuestro planeta hasta nuestros días. Un punto en el que una vez se construyó una casa y desde el que observaremos en todo momento su interior, concretamente la sala de estar, por la cual irán desfilando multitud de personajes de distintas generaciones compartiendo acontecimientos vitales en ocasiones de un dramatismo conmovedor. Para dotar de algo de dinamismo a la enorme limitación que supone este plano único, el director se vale de la utilización de viñetas que, superponiéndose a la imagen, nos irán mostrando partes de la sala pero en épocas diferentes. Algo que servirá de ayuda al ritmo de la narración, asemejándose a los cambios de decorado de una producción teatral. Además de este truco, también consigue funcionar la otra gran innovación de la película, un rejuvenecimiento digital muy logrado que se aleja por fin del uncanny valley y que, especialmente en el caso de Hanks, pasa realmente desapercibido.
También hemos disfrutado con su uso de la música y sus originales alusiones a la historia de Norteamérica. Estos pequeños guiños en forma de canciones o imágenes televisivas nos sitúan al instante en la década correspondiente de manera muy natural y en ocasiones incluso tomarán la forma de breves escenas, abarcando desde la época colonial hasta el black lives matter.
El principal problema de la Here es que realmente carece de una trama y de un desarrollo de personajes interesante. Zemeckis busca la lágrima fácil y para ello se vale de todos los clichés que pueden encontrarse en un drama familiar y simplemente los coloca en sucesión. La cinta consigue emocionar, gracias a unos buenos intérpretes y a unos efectos especiales que no distraen demasiado. Pero si te gusta el cine por su virtud de hacernos desconectar, viajar y olvidar por un rato el mundo real, eso no lo encontrarás aquí.
Here nos relata de manera única una historia sin embargo muy convencional, que podría representarse sobre las tablas de un pequeño escenario y quizá funcionaría mejor. Está llena de alegría y de tristeza pero también es predecible, como la vida misma.
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