Black Adam
26 octubre, 2022
El universo cinematográfico DC lleva siendo un quebradero de cabeza para Warner desde que El hombre de Acero se estrenase allá por 2013. Este film iniciaría en la gran pantalla un universo compartido por los héroes de la editorial al mismo modo que ya venía haciendo Marvel y es que esta última había encontrado en esta fórmula su particular gallina de los huevos de oro. El éxito no solo no se replicó sino que no han sido pocas las trabas que Warner se está encontrando para llevar este barco a buen puerto. A sabiendas de esto ya son varios los intentos de reactivar el rico universo DC por parte de la propia Warner quien entre tanto además continua lanzando versiones alternativas de sus superhéroes en largometrajes independientes con los que sí ha alcanzado el éxito tanto en taquilla como en crítica. Pero esta historia es ya conocida por todos así que vamos a lo que nos toca hoy, vamos a por Black Adam.
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Hace unos pocos años, lo que venía siendo un rumor a gritos cobra vida, Dwayne Johnson es anunciado como la encarnación en el celuloide de Black Adam. Algo que había surgido como el sueño de un fan se hace realidad y se afirma que la implicación de La Roca en el DCU irá más allá de interpretar al icónico antihéroe, además hará labores de producción, participará activamente en la concepción de historias y un largo sinfín de etcéteras que nos hacen entrever que Warner ha dejado las llaves de la casa al bueno de Dwayne.
Si bien Black Adam nace en las viñetas hace casi 80 años como villano de Shazam (con el que además comparte el origen de los poderes), aquí cobra especial relevancia al tener ya desde un principio su propia película y un rol de protagonista, cosa para nada de extrañar debido a la importancia del actor que le da vida, en el panorama Blockbuster. Johnson además trae bajo el brazo la dirección de con quien ya compartiera cartel en la reciente Jungle Cruise, Jaume Collet-Serra. Juntos han hecho una promoción que no solo ha elevado las expectativas de quienes esperan la película con ilusión sino que además aseguran que el film iniciará la Fase 1 del nuevo proyecto de DC donde cambiarán las tornas, pero ¿cambian realmente? Seguid leyendo:
Vámonos a la ciudad de Kahndaq en un pasado remoto, 2600 a.c., cuando la existencia de seres mágicos parecía más aceptable, e inventemos un mineral, el eternium, que podrá utilizarse siempre que se quiera dar un giro al guion. Que el rey malo quiere convertirse en todopoderoso, pues se hace una corona de eternium para conseguir los poderes de todos los demonios. Que el protagonista es invulnerable pero en algún momento necesitamos que no lo sea, pues el eternium será su kriptonita. Que la protagonista está en peligro, pues le ponemos un colgante de eternium con el que invocar ayuda… Este viaje al pasado sirve para crear los elementos que darán juego el resto de la película, y aunque quedaron enterrados para salvar al mundo de sus amenazas, no olvidaron poner, por supuesto, inscripciones que cualquiera parece entender, y así poder volver a encontrarlos. Así llegamos al presente, donde los buenos (que aún viven en Kahndaq) esperan a un héroe, pero cuando éste surge de la tumba con un traje muy molón hay otros buenos (la Sociedad de la Justicia) que consideran que el bueno es malo, y llegan a Kahndaq para ¿salvar? al pueblo de su otro salvador.
Estas pocas líneas de guion dan pie a un despliegue atronador de efectos especiales y acción en el que cada uno de los protagonistas demuestra sus poderes y, como no puede ser de otro modo en un mundo superheroico, enfrentan sus “egos” repartiendo estopa y destrozando cuantos más metros cuadrados de ciudad mejor. Por supuesto el guion hace el amago de intentar explorar la “difusa moral” de este antihéroe pero no arriesga demasiado indagando por esos derroteros. Es una decisión bastante comprensible ya que esto es un intento de rebootear un universo compartido y ,seamos sinceros, hemos venido a ver gente en mallas dándose bofetones. Queremos ver explosiones, efectos digitales, grandes peleas, momentos estelares con poses épicas para todos los héroes y por supuesto que este salpimentado con algo de humor. Pues todo eso es lo que los buenos de Jaume y Dwayne nos dan durante unos 125 minutos que pasan volando y que no aburren en absoluto.
Evidentemente en el guion no todo es oro lo que reluce, al contrario. Entre el maremágnum de explosiones y tortas digitales se esconden muchos “peros” y la mayoría de ellos vienen por la falta, enorme, de información. Los guionistas parece que han escrito la historia dando por sentado que todos los que se van a sentar en las butacas son conocedores de todo el “lore” que envuelve a este personaje, craso error. El fan que va a ir a ver esta película si es cierto que sabrá todo lo referente a Black Adam, a la Sociedad de la Justicia o al mundo en el que se mueve en la franquicia. Este espectador no te va aponer ningún problema sobre la mesa ya que su conocimiento del mundo decita va a rellenar, y perdonar, las inconsistencias que existen en este guion. Sabemos quien es quien, quien hace que y porque lo hace. El problema reside cuando el resto de espectadores, los no duchos en el mundo heroico del “tebeo”, se encuentran estas inconsistencias y no tienen un “trasfondo” al que agarrarse y se tienen que enfrentar a ellas como el que se encuentra con un agujero enorme en el suelo, intentan salvarlo como buenamente puede y algunos, spoiler, no pueden y caen en un abismo de desconcierto y desinformación que puede llevar a chafar una película que, por otra parte, es muy disfrutable.
Los registros actorales de Dwayne Johnson son por todos conocidos, no vamos a descubrir aquí las limitaciones del actor, pero sus “registros” son más que suficientes para defender este Black Adam con cierta soltura. Aldis Hodge como Halcón, Noah Centineo como Atom o Quintessa Swindel como Cyclone dan el pego pero son inevitablemente engullidos por ese tsunami de carisma que es Pierce Brosnan que encarna a un magnifico Fate.
Si te gustan las pelis de superheroes, las peleas desmedidas y eres capaz de suspender tu credibilidad pasaras un buen rato.
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