El chico de los ojos de gato, vol. 2, de Kazuo Umezz
18 agosto, 2020El manga de terror siempre es bienvenido en mis manos, pero en el caso de hoy me siento especialmente afortunado: por un lado, he tenido el placer de leer una obra que sabe conjugar, como pocas, el humor (negro, negrísimo) y el horror; por otro lado, he podido disfrutar la recuperación de un autor prácticamente desconocido en el mundo editorial español. Porque Kazuo Umezz está considerado como el padre del género del terror, pero en España sólo habíamos podido leer la que es, quizás, su obra más reconocida: Aula a la deriva, editada en su momento por Ponent Món. Por fortuna, Satori Ediciones ha decidido traernos de vuelta a este genio y ofrecernos otra de sus obras más icónicas: El chico de los ojos de gato (Nekome Kôzo).
Dividida en dos volúmenes (y de la que nosotros hemos podido dar buena cuenta de su último volumen), se trata de una recopilación de once historias que tienen como eje central, como no podía ser de otra manera, al Chico de los Ojos de Gato: un ser mitad humano y mitad monstruo que está destinado a vagar por el mundo en completa soledad, pues su condición híbrida le impide habitar con tranquilidad ninguno de los dos mundos a los que pertenece. Algo que le permite, por otra parte, ser testigo de multitud de tragedias y desgracias que acontecen tanto a inocentes como a culpables. Porque, no nos engañemos, en estas historias tan truculentas, nadie tiene asegurado su bienestar, pues el mundo de los monstruos no se rige por un código ético que salve a los más justos, sino por el deseo de sembrar el terror y la desesperanza allá donde sea posible.
Así, Kazuo Umezz nos presente una serie de narraciones en las que tienen espacios dos elementos que han caracterizado su manga de terror: por un lado, su representación del horror sin adornos, con escenas absolutamente perturbadoras y que se van a quedar grabadas en nuestra memoria durante largo tiempo. Umezz tiene una cualidad excepcional para retratar lo abominable, lo horroroso, y hacérnoslo atrayente, hipnótico: se trata de esa atracción del abismo, del que no podemos apartar la mirada aunque nos acongoje o repugne lo que vemos.
Por otro lado, su particular sentido del humor: al maestro Umezz le gusta reírse de ciertos valores e instituciones muy arraigados en el seno de la sociedad japonesa. Ya lo hizo en Aula a la deriva, donde cogió una instituación tan icónica para darle la vuelta y desmontarla ladrillo a ladrillo. Lo vuelve a hacer aquí: la familia, la religión, la ciencia (la medicina), la amistad… el Chico de los Ojos de Gato se mofa de todos ellos… y nosotros con él.
El dibujo de Kazuo Umezz es una excelente síntesis de estas dos características: por un lado, los personajes con trazos redondeados nos hacen pensar en una estética más naif, más infantil… pero el retrato de los monstruos rompe está dinámica y nos transporta a un espacio absolutamente pavoroso. El dibujo de Umezz se mueve como pez en el agua en esta conjunción de estilos, creando una ruptura en la que se da espacio a lo desasosegante dentro de la realidad: si el mundo en el que viven los personajes de Umezz no fuera tan próximo al nuestro, no generarían tanto temor y miedo.
Por todo ello, estamos ante una recuperación absolutamente necesaria ya no sólo porque nos trae de vuelta a uno de los más grandes maestros mangakas, sino porque su obra sigue sintiéndose fresca y creando el mismo terror que en el momento en el que apareció. El chico de los ojos de gato es un clásico del manga de terror que no debería faltar en la biblioteca de ningún fan del manga o del terror.
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