Basilisco de Jon Bilbao

Basilisco de Jon Bilbao

10 agosto, 2020 0 Por Alberto Martin
Share this...
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter

Basilisco se abre con una cita de la novela Centauros del desierto en la que se hace patente que la condición humana se cimenta sobre el fracaso, el error, la culpa y la vergüenza. Cuatro conceptos que recorren, como pequeñas grutas ante un mar de realidad, el edificio literario sobre el que se construye la novela de Jon Bilbao. Y, al contrario de lo que podría parecer por esa cita, la obra está colmada de una belleza que duele, que hiere: la belleza de levantarse de nuevo tras un constante caer. El autor es capaz de esculpir en palabras, a través de un juego de espejos entre ficción y realidad, dos historias que transitan paralelas, cada una mirando su propio camino, pero avanzando acompasadas, rozándose de una forma sutil y compleja.

La última obra de Jon Bilbao nos explica, pues, dos historias: por un lado, la de su protagonista, un ingeniero que, en una estancia en California, conoce a su futura esposa, Katharina, con quien volverá a España para iniciar una vida conjunta transitada por el vaivén del amor, las dudas, el tedio… Una narración más íntima, próxima y cotidiana con la que va desmontando las (pocas) certezas de su protagonista. Y, por otro lado, la de John Dunbar, un veterano de la Guerra de Secesión reconvertido en trampero que iniciará un viaje por los parajes del Lejano Oeste junto a una expedición con fines paleontológicos: un relato adscrito al género del Western, qué duda cabe, pero que sabe subvertirlo mediante una serie de mecanismos sutiles y delicados.

Estamos, pues, antes dos relatos que, en apariencia, están totalmente alejados, tanto en el tiempo, como en los géneros a los que se adscriben: la genialidad de Jon Bilbao es crear una serie de ecos que establece un diálogo incesante. Basilisco permite jugar con la idea de ficción y realidad de una manera que impide desligar la una de la otra sin perder matices y significados. No estamos ante dos relatos independientes, son matrioshkas: ambas van apareciendo dentro de la otra de manera sutil y poderosa, retroalimentándose de tal manera que, tras una primera lectura, uno siente que se ha quedado en la entrada de una cueva a la que desea volver a entrar para, ahora ya bien avituallado, inspeccionar los rincones más escondidos y bellos del conjunto. La magia de Basilisco es que esconde muchas más lecturas de las que parecen asomar a simple vista: uno debe escarbar en él, observar los reflejos para alcanzar la imagen última que componen esas dos narraciones: un descenso a las cuevas de la realidad y la mitología plagado de pequeños túneles que se intercomunican.

A esta estructura especular se le suma una prosa capaz de unir en un mismo texto la épica del Far West con la cotidianidad de los pequeños actos que nos envuelven y que componen nuestro día a día. Jon Bilbao ha sabido encontrar el equilibrio justo entre ambas para que el tono de una no fagocite la otra: antes bien, parecen expandirse gracias a su escritura prístina, clara, lacónica. Las grandes aventuras y los pequeños quehaceres de la vida se dan la mano en un texto escrito con brillantez y viveza inusitada: lo extraordinario y lo cotidiano conviven en un espacio que resuena, se amplifica a medida que uno se deja llevar, mecido por una prosa precisa que golpea suavemente al lector pero que, como las olas del mar, deja su huella allá por donde ha pasado.