Thimbleweed Park. El agradable ahora de lo clasico

4 enero, 2019 0 Por furgonetero
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Análisis Switch

Qué tiempos aquellos en los que los juegos veían en flexibles disquetes y las aventuras gráficas de point & click se encontraban en su mejor estado de forma, capitaneadas por Lucas Arts con joyas irrepetibles como Maniac Mansion, Indiana Jones, o Monkey Island, y con un nombre propio que sonaba con fuerza por encima del resto de programadores, Ron Gilbert. El americano vuelve a la carga (bueno, lo hizo en marzo de 2017) con una aventura que desprende ese aroma a los clásicos de los que fue responsable, y que no es otro que el imprescindible Thimbleweed Park, y además lo hemos hecho en la plataforma donde mejor ha vendido el título, en Nintendo Switch. Preparos para saber qué nos ha parecido esta mezcla (en palabras de sus creadores) de Twin Peaks, Expediente-X y True Detective. ¡Casi nada!

Todo empezó en noviembre del año 2014, cuando el bueno de Ron Gilbert a través de su blog personal dio a conocer que llevaba meses trabajando junto a Gary Winnick en un nuevo juego, que lo estaban haciendo con la filosfía de los tiempos de Lucas Arts, Gilbert como programador, Winnick como ilustrador, y ambos como guionistas, crearían un título con el mismo estilo gráfico, humor y puzles. El sistema de financiación sería a través de Kickstarter, con un objetivo de 375.000 dólares que superaron con creces llegando a los 626.250 dólares. Los fans cumplieron, y ellos también.

Análisis ThimbleweedPark para Nintendo Switch

La historia del juego nos lleva a un pequeño pueblo llamado Thimbleweed Park (guiño directo a Twin Peaks), en el que ha aparecido un cadáver en extrañas circunstancias (guiño a True Detective). Para llevar a cabo la investigación pertinente, se harán cargo del caso los agentes Angela Ray y Antonio Reyes (guiño a Mulder y Scully), y conforme vaya avanzando la trama se unirán más personajes hasta un total de cinco que podremos controlar a la vez y entre los que tendremos que ir variando para resolver algunas situaciones, muy similar a lo que pasaba en Day of the Tentacle, pero en lugar de tres, cinco protagonistas, cada uno con su personalidad y su propia historia, de hecho la mayoría no se conocen entre sí. Esta mecánica ayuda a generar una gran cantidad de situaciones y a proponer puzles súper interesantes, además de proponer una jugabilidad abierta y nada lineal.

Análisis ThimbleweedPark para Nintendo Switch

La historia está muy bien sin ser nada del otro mundo, con diálogos cortos y divertidos, sobre todo los que se dan cuando intentamos alguna combinación errónea entre nuestras acciones y los objetos o elementos del escenario, pero pese a ser entretenida juega un papel secundario poniéndose al servicio de la jugabilidad, lo cual es bueno. Algo que me ha gustado es que los puzles tienen soluciones lógicas, y rara vez (aunque alguna sí hay) tendremos soluciones rebuscadas o absurdas, de esas que no encontrábamos ni probando absolutamente todo lo que tenemos en nuestro inventario con todo lo que hay en el escenario. Es complicado atascarse en este juego, y tal vez por ahí los más puristas puedan meterle caña, ya que si esperamos la dificultad de otros clásicos, o la absurdez de combinaciones de juegos de la época, no la van a tener. Y algo que nos ha gustado y sorprendido, es que también hay puzles opcionales. Todo un acierto.

Análisis ThimbleweedPark para Nintendo Switch

Muchos os preguntaréis qué tal son los controles, la interfaz de usuario y demás parafernalia en los tiempos de hoy en día, y más aún en portátil. Pues sorprendentemente bien, y es que si tenemos al bueno de Ron Gilbert, que en su día diseñó el motor SCUMM, ¿qué vamos a tener aquí? Efectivamente la mismica interfaz que la de aquellos juegos, la de las acciones como abrir, coger, usar, etc, los objetos de nuestro inventario, y un puntero que controlaremos con el stick analógico haciendo las veces de ratón. Un clásico que no pasa de moda y sigue funcionando igual de bien que siempre.

Análisis ThimbleweedPark para Nintendo Switch

En el apartado técnico Thimbleweed Park saca matrícula de honor, ya que el estilo gráfico es impresionante. Lo bien que está conseguido para que parezca una aventura de mediados de los años 90 pero que no desentone hoy día es brutal. El diseño de los escenarios, los personajes, la gama cromática utilizada con ese predominio de los tonos azules, todo, es una auténtica delicia y un goce para los sentidos, sobre todo para los ojos de aquellos nostálgicos como yo. Por otro lado la música no se queda atrás, con un estilo muy acorde a la época que emula, y además con voces en inglés, algo nada usual por aquellos tiempos de Maniac Mansion, salvo alguna frase suelta o partes no jugables.

Análisis ThimbleweedPark para Nintendo Switch

Es curioso porque con este juego tengo una sensación extraña, y es la de que si en lugar de 2017 se hubiera lanzado en 1997 (como The Curse of Monkey Island), hoy sería uno de los juegos mejor recordados. Pero en pleno siglo XXI el gran público no presta tanto interés a este tipo de juegos. Y lo cierto es que Thimbleweed Park destila la libertad de la que han gozado sus dos creadores en su desarrollo, es un juego largo (unas 15 o 20 horas de duración), en el que se han gustado con todo tipo de guiños, puzles y chistes al estilo de la época. Además, los guiños no se quedan en los antiguos juegos de los desarrolladores, si no que tenemos mogollón de referencias de la cultura popular de finales de los años 80 y principios de los 90, como las dos que hemos mencionado al principio del artículo. Y no sólo eso, Thimbleweed Park no se queda en el puro homenaje, como le pasa a muchos otros títulos que miran al pasado para intentar tener éxito, si no que además es una magnífica aventura gráfica y un título buenísimo que recomendamos a todo el mundo, amantes o no del género.

 

 

 

 

 

 

Thimbleweed Park

7.8

Historia

7.0/10

Jugabilidad

8.0/10

Diseño Artístico

9.0/10

Diseño de Sonido

7.0/10

A Favor

  • Su diseño artístico que rezuma nostalgia por todas partes.
  • Lo ágil y divertido que es.

En Contra

  • Unas pocas situaciones absurdas.
  • Algún personaje carente de carisma.