Análisis Switch: Syberia 2. El regreso de un clásico

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Solo un par de meses después de que pudiéramos disfrutar del clásico Syberia en Switch, el cual analizamos aquí, Microids nos obsequia con la segunda parte de esta saga para la portátil de Nintendo. A falta de la tercera parte, que llegará a principios de 2018 a la híbrida de Nintendo, tenemos la oportunidad de continuar la historia de Kate Walker en este ya clásico de la aventura gráfica.

El juego retoma la historia justo donde acaba la primera parte, así que al ser tan continuista recomendamos jugar la saga en orden para disfrutar al máximo de su narrativa. En esta segunda parte nos mantendremos en la piel de Kate Walker en la búsqueda de la isla junto con Oscar y el inventor Hans Voralberg. El creador Benoît Sokal vuelve a estar detrás de esta entrega, y eso se nota en la solidez de la historia y la profundidad de sus personajes, que una vez más va a ser la seña de identidad de esta aventura y lo que la convierte en un clásico imperecedero. Esta profundidad se combina a la perfección con una serie de puzzles que siguen el estándar de calidad de la primera entrega y que, sin ser extremadamente complicados, nos harán consultar a la almohada más de una vez hasta dar con la solución.

La versión que se nos presenta en Switch es la misma remasterización que fue lanzada hace dos años para PS3 y Xbox 360, la cual le sienta de maravilla al modo portátil, cosa que no podemos decir en el modo sobremesa ya que el motor gráfico sufre más cuando jugamos en pantalla grande. Al igual que en la anterior entrega, el juego nos dejará seleccionar entre jugar en el formato original 4:3 o llenar la pantalla con el 16:9. Esta segunda opción lo único que hace es “estirar” el juego, y a los más puristas les resultará incómodo ya que deforma algo el modelado del escenario.

Gráficamente sigue la estela de la primera parte, con personajes poligonales y los deliciosos fondos prerenderizados que tan bien aguantan el paso del tiempo. Nunca tendremos la sensación de estar jugando algo obsoleto en cuanto a gráficos. En cuanto al control sí puede parecernos por momentos algo tosco y adolece de los mismos problemas que la primera parte (con los dichosos atascos en elementos del escenario), aunque nos adaptamos rápidamente y no se hace para nada incómodo. Podremos jugar con todas las combinaciones de mandos que permite Switch y también tiene funciones táctiles para quien prefiera jugar más a modo tablet. Los escenarios están mejor ajustados en cuanto a espacio, sin tener que darnos esos largos paseos atravesando pasajes vacíos para resolver ciertos puzzles.

Pero no sólo del apartado artístico vive el juego, y es que los puzzles mantienen el nivel de la primera entrega, e incluso los supera en ingenio en algunos momentos. Si no nos entretenemos mucho o se nos atraganta algún puzzle (estos por lo general fluyen sin problema) el juego nos debería aguantar unas 12 horas de media, una duración respetable para una aventura gráfica. No tendremos ningún aliciente para rejugarlo inmediatamente, pero si la historia te ha dejado enganchado vas a querer jugar la tercera parte cuanto antes.

Los puzles y los escenarios estarán acompañados en todo momento de una banda sonora sobresaliente, con melodías deliciosas que harán el viaje por el que nos lleva el juego muy placentero. Son melodías agradables que, aunque no pegadizas, va a ser una de las cosas que más valoraremos a medida que pasemos las horas junto a Kate Walker. Dentro del apartado sonoro también tenemos un buen doblaje al español, heredado desde la salida del juego en 2004 pero con una calidad indiscutible.

Como conclusión, la calidad de este juego es indiscutible y forma parte de una de las sagas más míticas dentro de su género. A pesar de sus múltiples remasters en diferentes consolas siempre es bienvenido, y más en una portátil como la switch con tantas posibilidades en cuanto a jugabilidad. Si todavía no habéis disfrutado de las bondades de este juego en particular, y de esta saga en general, Nintendo Switch es un medio perfecto para hacerlo.