Análisis Beyond a Steel Sky

Hay géneros a los que le cuesta pasar de moda, como el de simulación o las aventuras gráficas. Parece que han muerto, pero siempre aparece algún título que nos sorprende. El juego que analizamos hoy es uno de esos títulos, secuela directa de la aventura gráfica de 1994 Beneath a Steel Sky. Lo nuevo de los padres de Broken Sword se llama Beyond a Steel Sky, y aunque ya salió en PC en 2020, ahora llega a consolas, concretamente a PS4, PS5, XBOX One, XBOX Series X/S y Nintendo Switch. Ésta última es la que hemos podido probar y la cual analizaremos.

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El juego nos pone en la piel de Robert Foster, el mismo protagonista de la primera entrega, que ve cómo un niño es secuestrado ante sus ojos por un extraño vehículo con patas. La persecución le llevará de nuevo a Union City, una de las pocas ciudades que quedan, gobernada por un ordenador. En ella nos encontraremos infinitud de guiños a su primera entrega, tanto en personajes como en situaciones, así como mucha crítica social. Redes sociales, explotación, deshumanización, serán temas que el juego nos propondrá entre grandes dosis de su humor.

Su jugabilidad es uno de sus puntos fuertes. Se trata de una aventura en tercera persona, en la que tendremos que ir interactuando con el entorno, al estilo de una aventura gráfica point and click. Cuando estemos a una distancia adecuada, un pequeño mensaje nos indica que podemos interactuar con el objeto o personaje al que estemos mirando. A base de diálogos iremos desbloqueando nuevas opciones y progresando en la historia. Y aquí es donde hay que darle un pequeño tirón de orejas. Los diálogos, que son la parte central de toda aventura gráfica, nos permiten elegir varias respuestas, aunque con una interfaz muy minimalista, que únicamente nos muestra un par de palabras del tema sobre el que queremos hablar, de manera similar a lo que ocurría en Fallout 4. Se habría agradecido tener el texto completo de la respuestas para poder escoger la opción a nuestro gusto. Aún así no se trata de un defecto grave, ya que las respuestas que demos no influyen en el desarrollo de la historia, ya que se trata de una narrativa cerrada.

Gráficamente, el juego se beneficia mucho de su estética cómic, con un estilo Cel Shading similar a otros títulos como la saga Borderlands o XIII. Esto hace que luzca genial tanto en modo portátil como en modo dock, y le sienta estupendamente a su estética cyberpunk mezclada con el postapocalipsis de sus zonas desérticas.Tampoco se queda atrás en su apartado sonoro, que consta de una banda sonora orquestada compuesta para el juego, y un doblaje al inglés excelente. Por suerte se encuentra completamente traducido al castellano, algo casi imprescindible en un juego de estas características.

En conclusión, una aventura gráfica con alma de hace 25 años y que se disfruta perfectamente hoy en día.