Cierta mujer, de Arishima Takeo

Cierta mujer, de Arishima Takeo

22 noviembre, 2021 0 Por Alberto Martin
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Cierta mujer es una lectura tan bella como necesaria, un clásico que, gracias a la bellísima edición de Satori y a la traducción de Naoko Narushima y Pedro Pablo Ontoria, ahora podemos disfrutar en nuestro idioma. Y es tan necesaria porque a día de hoy el grito de la protagonista exigiendo poder vivir su vida en libertad y según su propio criterio, sigue siendo tan válido, o más, que cuando se publicó en 1919. No olvidemos que Japón, a principios del siglo XX, era (y en gran parte lo sigue siendo) una sociedad profundamente machista y anclada en la figura parental como la única figura posible de autoridad y poder. La mujer quedaba relegada a un papel de mera comparsa, recluida en el hogar, asistiendo a su marido y consintiendo en todo lo que exigía. La idea y la función de la mujer era, pues, el de “buena esposa, madre sabia”: un papel secundario, en el mejor de los casos. De esta manera, a finales del siglo XIX y principios del siglo X, en plena era Meiji, el movimiento feminista comienza a coger impulso gracias a la modernización que acontece durante esa época.

Así, la sociedad patriarcal comienza a ver su dominio cuestionado gracias al papel cada vez más fundamental de la mujer en el arte. Sobre todo, las revistas feministas tienen un papel crucial para asentar la imagen de la mujer moderna: una idea que se ve fuertemente encarnada por la protagonista de la novela escrita por Arishima Takeo. Un autor con fuertes convicciones humanistas y pacifistas que marcaron su breve pero intensa vida, a la que puso fin suicidándose junto a Akiko Hatano, la editora de la revista feminista Fujin Kôron, con quien mantenía una relación ilícita.

Arishima ya había mostrado su vertiente crítica para con la sociedad de su momento al escribir la novela Kain no matsuei, donde diseccionaba las inclementes condiciones de los campesinos en Hokkaido. Así, no es de extrañar que un autor (aunque en Japón es más conocido como filósofo que como novelista) del calado humanista de Arishima y profundamente convencido del nuevo papel que las mujeres debían ostentar en la sociedad japonesa, escribiera y publicara a mediados de la era Taisho la novela que hoy nos ocupa. En ella se nos narran cómo la heroína de esta obra, Yoko Satsuki, es obligada a casarse con un joven acaudalado que vive en Estados Unidos para así poder mantener a sus hermanas menores. Pero será en un su viaje en barco hasta Estados Unidos donde conocerá a Kuraji, un miembro de la tripulación con quien mantendrá una relación ilícita y que cambiará su destino de manera irremediable.

Arishima Takeo construye alrededor de Yoko Satsuki todo un microcosmos a partir del que podemos analizar la sociedad de aquella época. Un entorno que aprisiona a su protagonista, quien observa cómo el control de su propia no le pertenece y quien, contra viento y marea, debe proclamar su propia individualidad en medio de un mar que trata de diluirla, como una gota más que no puede, ni debe, distinguirse de las demás que la conforman. Una prisión física y emocional que es narrada con gran maestría, profundidad y complejidad. Aishima Takeo hace gala de una pluma que escarba y disecciona con gran precisión, como un escalpelo que hace aflorar las entrañas de la sociedad. Pero también saca a relucir instantes fugaces de gran belleza y compasión, creando personajes alejados de lo plano, con una dimensión humana fuera de toda duda. Takeo tenía una capacidad innata para navegar en la mente de sus personajes y hacer emerger de ellas todas sus contradicciones, mostrándonos a sus personajes sin tapujos. Una habilidad que es capaz de extraer hermosura de lo doloroso; luz, de la oscuridad. Una prosa repleta, pues, de claroscuros que hacen del viaje de Satsuki una historia difícil de olvidar.

Cierta mujer es, pues, una obra literaria con una voz poderosa: una obra maestra del pasado siglo que cobra una nueva vida gracias a la edición que hoy tenemos el placer de reseñar. Perfectamente prologada, como es habitual, por Carlos Rubio, Cierta mujer es una lectura dolorosa pero imprescindible.