Forgotton Anne. La magia del recuerdo.

Análisis PS4

Cuando era pequeño tenía la idea de que los objetos que utilizaba, o que simplemente me envolvía, impertérritos, estaban vivos, tenían conciencia y podían sentir, maravillarse o disgustarse con lo que les sucedía.  Sí, estoy seguro de que esto lo hemos pensado más de uno, al fin y al cabo, antropomorfizar elementos de nuestra entorno está grabado casi a fuego en nuestra manera de ser y vivir. Por eso, lo primero que le sucedió a servidor en los primeros minutos de juego de esta joya indie fue un retorno a mi infancia, a la ingenuidad de los años en los que pensaba que debía tratar bien a todos los objetos. Y debo decir que esa magia no ha desparacido en las horas que ha durado mi partida: la primera obra desarrollada por el equipo de ThroughLine Games dentro de la iniciativa Square Enix Collective es un excelso trabajo en el que la fantasía y la animación se han dado la mano para crear una obra única que, os aseguro, os va a sorprender. ¿Me acompañáis a  las melancólicas tierras de Forgotten Lands?

En esta aventura plataformera en 2D encarnamos a Anne, la Encargada, quien vela por la seguridad y estabilidad en Forgotten Lands. La particularidad de este mundo es que está habitado por objetos que fueron utilizados y olvidados por los humanos: los Forgotling. Si no son capaces de volver al mundo de los humanos, el olvido los cristaliza: una bella muerte que los congela para la eternidad. Para volver, el maestro Bonku, el líder de Forgotten Land, está construyendo un puente que les permitirá cruzar al otro lado, pero justo cuando las obras ya están finalizando, una serie de forgotlings rebeldes tratan de boicotearlas. ¿Los motivos? Eso es lo que trataremos de descubrir mientras mientras intentamos detenerlos en nuestra misión.

Para ello, Anne cuenta con dos artilugios: por un lado, el Arca, un brazalete que puede extraer el alma de los objetos y, por tanto, eliminarlos, pero también le permite extraer esa misma energía de ciertos barriles y utilizarla para activar interruptores que abran puerta o activen mecanismos; por otro lado, dispone de unas alas mecánicas que le permiten saltar más alto y más lejos. Con estos dos objetos seexplican las mecánicas jugables del videojuegos, pues Forgotton Anne es un plataformas trufado de pequeños puzzles en los que debemos canalizar la energía por conductos para abrirnos camino hasta los rebeldes. Todo ello no presenta ninguna complejidad para los jugadores (aunque el control en los saltos, hemos de decirlo, no es todo lo preciso que debiera), pero es que esta obra no quiere ponernos contra las cuerdas sino que avancemos con tranquilidad por el sendero que se nos abre en estas tierras olvidadas, disfrutando y sufriendo a partes iguales con los sucesos que acontecen.

Y es que esto hay que precisarlo: Forgotten Anne es un juego lento. Pero no porque sea aburrido, sino porque es un juego que necesita moverse y disfrutarse a un ritmo alejado de las prisas. Hay una escena que resume perfectamente esta idea: avanzada la historia, nuestra protagonista se tenderá sobre una barca y esta se mecerá a lo largo de un mar mientras vemos cómo poco a poco las tonalidades del cielo y el mar van cambiando a medida que el tiempo avanza. Nosotros no debemos hacer más que maravillarnos ante la exquisitez de este momento y ver cómo a través del sutil cambio de los colores en el cielo y el mar se dejan traslucir los sentimientos de nuestra protagonista. Forgotten Anne es esto, una blasa en medio de un mar en calma, una obra para disfrutarse en calma y desconectar la rapidez del día a día.

Esto no quiere decir que no haya momentos de tensión, al contrario, la obra de ThroughLine Games es una montaña rusa de sensaciones y sentimientos encontrados: el elaborado argumento, los giros en la trama, los personajes protagonistas dotados de una profundidad envidiable, un universo con una ambientación impecable… Todo esto nos permite sumergirnos en su historia de una manera esencial para poner en juego otra de las mecánicas de juego: la toma de decisiones. En varias ocasiones, se nos pedirá tomar una decisión u otra o bien se nos planteará una situación que debemos adivinar cómo resolver. La magia de esta mecánica es que cada una de las decisiones duele, te emocionan, te ponen entre la espada y la pared. Y aunque parezca que en primera instancia hemos escogido la opción correcta… ¿Quién sabe? Puede que más adelante nos arrepintamos de haber actuado como lo hicimos. Esto, claro está, dota de rejugablidad al título, pero también nos lo hace sentir nuestro, pues nuestras decisiones tienen peso a lo largo de la trama, tienen consecuencias palpables. Aunque, y este es un mal del que adolecen muchos juegos, sólo podremos escoger entre dos posibles finales.

Sobresale, dentro de esta historia, la figura de Anne: un personaje duro, con una personalidad de hierro y con unas convicciones que muchas veces chocarán con nuestras expectativas, pero que lo dota de una madurez y complejidad al alcance de pocos personajes. Porque, y que esto sirva de breve aclaración, estamos ante una historia para adultos, de cocción lenta pero que sabe afianzar sus valores y mejores bazas en un universo tan interesante como bien plasmado y en unos personajes situados en un gama de grises que nos harán dudar muchas veces de si estamos actuando bien o mal o si tan siquiera es posible actuar bien ante los retos y las consecuencias que se nos aparecen a lo largo del relato.

Está claro que si algo nos llama la atención en los primeros compases del título es su particular esética. Mucho se ha escrito sobre su afinidad a la animación del Studio Ghibli y es cierto que, dejando de lado Ni no Kuni y su continuación, estamos ante la plasmación en 2D más fiel a la estética mas icónica y popular del estudio nipón, o mejor dicho, a la animación inspirada por Hayao Miyazaki. Es impresionante cómo han dotado de vida a los objetos, confiriéndoles una personalidad acorde a su utilidad. Y qué decir de los distintos escenarios que iremos descubriendo de la mano de Anne: hay variedad pero lo más importante es que están diseñados con elegancia y un mimo por el detalle enternecedor. Ambientes urbanos, naturales, alcantarillas, teatros… todo tiene cabida en esta aventura y todo está plasmado con una personalidad que trasciende las referencias antes mencionadas. Y es que ThroughLine Games ha sabido crear una obra con personalidad propia, con un sello distinguible y la fascinación que provocan un universo del que no querrías marchar. Un único pero se me ocurre y es que las escenas cinemáticas brillan por su brevedad y escasez: esta obra clamaba por unas escenas animadas que hicieran brillar con luz propia el magnífico apartado visual.

Música y voces redondean el apartado audiovisual: una música orquestal maravillosa, en ocasiones melancólica, en ocasiones vibrante y en ocasiones emotiva. Ello, junto a unas voces en inglés absolutamente perfectas para esta obra hacen que tengamos en el punto de mira a ThroughLine Games y su capacidad de exprimir el motor Unity y que nos preguntemos de qué serán capaz con un mayor presupuesto. Eso sí, como he comentado, tanto las voces como los subtítulos están en inglés y, dada la importancia de la trama, es vital tener un conocimiento medio del idioma. Ah, para aquellos que se pregunten por su duración: mi partida superó las siete horas, pero admito que revisaba cada rinción de este mundo olvidado. Supongo que alguien que vaya más directo, en unas 5-6 horas puede superarlo sin problemas.

Me temo que está brillante obra pasará desapercibida. Es cierto que no es un título apto para todos los gustos, pero también es cierto que merecería mayor reconocimiento por parte del público del que, creo, tendrá. Por mi parte, sólo puedo alabar el magnífico trabajo que ha llevado a cabo ThroughLine Games: han creado un videojuego adulto, con unas mecánicas bien elaboradas y firmes, una historia maravillosa, unos personajes memorables. Una reflexión tan triste como preciosa sobre el olvido y la memoria, tan brillante y transparente como el cristal en el que están destinados a convertirse los Forgotlings que no son capaces de volver a nuestro mundo.  Una obra de arte para ser degustada con tranquilidad y con la mágica mirada de un niño. Con ese atisbo en los ojos de que podemos vivir, o recuperar, esos mundos que creíamos olvidados: la magia del recuerdo.