Análisis de Super Mario RPG

La nostalgia es, de lejos, la droga que más víctimas se cobra cada año en el mundillo de los videojuegos. Cualquier tiempo pasado fue mejor. Ojalá juegos como los de antes. Un juego como este hoy en día no se podría hacer. Cualquier asiduo de redes sociales, foros y demás cavernas digitales está, harto no, JARTÍSIMO de leer estas chorradas. Pero, ay amigos, incluso un reloj roto da la hora bien dos veces al día. Y una de estas extrañas ocasiones se presenta ante nosotros con un remake de un juego que nunca nos llegó a Europa, y por el que muchos suspiramos cuando veíamos capturas en las revistas. Os hablo, como habréis podido deducir por el título de esta entrada, de Super Mario RPG.

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Lanzado originalmente en 1996, Super Mario RPG – Legend of the Seven Stars tiene detrás algunos de los nombres más importantes del medio, incluyendo a Hironobu Sakaguchi, Shigeru Miyamoto y Yoko Shimomura. Ahí es nada. Y no en vano, es uno de los JRPGs más celebrados del ocaso de Super Nintendo, una consola tremendamente prolífica en este género. Es por eso que este remake tiene una doble importancia. La primera es traer de vuelta uno de los juegos más celebrados y reverenciados de la época de los 16 bits, sin alterar apenas su contenido más allá de lo audiovisual. La segunda es que por fin se puede jugar a este juego traducido de forma oficial en Europa. Ya sólo por esto ya merece la pena hacerse con este título. Pero hay más razones, claro.

Para todos aquellos que no probaran en su momento esta joya, Super Mario RPG toma la clásica situación en la que Mario vence a Bowser y rescata a Peach, y la convierte en el primer escenario al que nos enfrentamos. Pero justo cuando estamos a punto de celebrar una nueva victoria sobre el malvado lagarto, una espada enorme atraviesa el castillo de Bowser y nos manda volando de nuevo a casa. A partir de aquí, se desarrolla una historia que no es en absoluto importante ni innovadora, pero con encanto para tenernos esperando al siguiente personaje, situación o enfrentamiento con muchas ganas. Es un juego que se apoya mucho en el humor puramente visual y a día de hoy sigue teniendo momentos muy graciosos, que se ven amplificados por el excelente remozado a nivel gráfico y sonoro. Los modelos se ven detallados y las animaciones son simples pero expresivas, lo mismo que en el original.  Los escenarios son sencillotes y bastante pequeños, lo mismo que en el original. El menú es la mínima expresión, lo mismo que en el original.

No se si veis el patrón.

Super Mario RPG hace del significado de la palabra remake algo literal. Todo lo concerniente al núcleo del juego está intacto. IN-TAC-TO. La progresión es exactamente la misma. Los combates son igual de divertidos e igua

l de rápidos. Los puzzles son los mismos que hace 27 años. Qué demonios. Incluso las nuevas escenas de vídeo, que se ven de maravilla están, al igual que el resto del juego, mudas.

Esto es, fuera de toda duda, la forma más fiel de traer de vuelta un título clásico. Pero es también la que menos me gusta. No se me malinterprete. Super Mario RPG sigue siendo una experiencia prácticamente redonda que dura lo justo para no ser pesada y que se disfruta de cabo a rabo en unas pocas tardes, y que es precioso de admirar y escuchar, con una reorquestación de la banda sonora que quita el hipo.

Pero para quien aquí os escribe, un remake debe aportar ALGO. Hacer exactamente lo mismo con mejores gráficos y mejor sonido, acorde a la época, es un remake que sencillamente nos podríamos haber ahorrado con un relanzamiento del juego original traducido de forma oficial. De hecho, así hubiéramos podido valorar el juego tal y como se concibió y poniéndolo en su justo contexto. Pero claro, esto es lo que yo opino.

Si quitamos de la ecuación lo que yo creo, lo que a mí me gusta que sea un remake, Super Mario RPG es un título que revalida su calidad y nos recuerda que en las grandes obras lo importante nunca pasa de moda ni envejece. Se juega de maravilla, se ve de lujo, y se oye que da gloria. Es Nintendo en estado puro y pese a quien pese, cuando estos señores se ponen manos a la obra no hay quien les supere. Compradlo.