Análisis Switch: Blossom Tales:”El rey durmiente”. Sabor añejo.

Análisis Switch

Mucho se ha escrito sobre la indudable influencia de The Legend of Zelda, desde el primer hasta el último, en los juegos de aventura. Desde el original de NES y su primer acercamiento a los rudimentos de lo que ahora llamamos sandbox hasta la reforma del género que ha supuesto Breath of the Wild, incontables títulos han basado buena parte de sus virtudes en las reglas que Link, Zelda, Ganon y compañía han escrito con trazo dorado en el manual de las cosas bonitas y bien hechas.

No es de extrañar, por tanto, que muchos estudios independientes tomen como referencia la saga de Nintendo a la hora de diseñar escenarios e implementar mecánicas. De hecho, es de lo más habitual que muchos juegos se sientan como poco menos que un skin, una revisión, un “homenaje”. Blossom Tales – El Rey Durmiente se enmarca claramente en este último grupo.

Tomando como punto de partida una entrañable escena en la que un abuelete les cuenta a sus nietos el cuento del reino de Blossom, protagonizado por su propia nieta Lilly, que tras ser nombrada Caballera de la Rosa descubre el plan de Crocus para tomar por la fuerza el poder del reino. Esta, no lo neguemos, típica y tópica historia se ve espolvoreada por momentos en los que entre abuelo y nietos deciden, por ejemplo, si te enfrentas a ninjas o a piratas, o excusas rocambolescas para justificar la muerte de la protagonista. No obstante, estas decisiones no tienen una gran influencia en la aventura más allá de cambios meramente superficiales en lo que es, mayormente, un clon a nivel mecánico de “A Link to the Past”.

Desde el arranque despertando en casa del herrero, el prólogo en los calabozos del castillo, las mazmorras temáticas, el inventario, los objetos secundarios, etc, todo, TODO, recuerda al título de Super Nintendo. Y eso es bueno. Porque tomar como referencia uno de los grandes nunca puede ser mala idea. Y malo. Porque vas a estar contínuamente comparándolos. Y es que resulta inevitable ver a Link donde en realidad tenemos a Lily, es inevitable invadir con alevosía la morada de nuestros convecinos para agarrar y destrozar contra el suelo cada uno de los jarrones que decoran sus humildes salones, y es inevitable pasar a espada cada matorral y cada gallina que salga a nuestro paso.

Afortunadamente, las variaciones introducidas se van haciendo más y más patentes según vamos avanzando por los distintos escenarios, con puzles y desafíos que sin ser el colmo de la originalidad, si que dan para situaciones medianamente complejas que provocan ese click, esa satisfacción, cuando por fin las resuelves y avanzas a la siguiente sala de la mazmorra. Mención aparte merecen los jefes finales que son el punto álgido del relato, con patrones bastante inteligentes que nos harán sudar algo más de lo que esperamos.

No acaban en lo mecánico las similitudes, ya que el aspecto pixelado propio de las producciones independientes también bebe directamente de la aventura Hyliana en los 16 bits. Aprovechando, eso sí, la tecnología actual para introducir transparencias, iluminación y efectos pseudo tridimensionales que confieren al juego un aspecto muy agradable para los amantes del pixel art (entre los que me incluyo) sin dejar de ser medianamente actual y vistoso. Del mismo modo, la música toma la misma base y homenajea a la misma fuente, pero salvo excepciones, queda un punto por debajo de lo que podemos esperar, ya no de un Zelda, obviamente, sino de un tributo al mismo.

Queda pues un buen regusto tras disfrutar de este Blossom Tales, que apuesta por una aventura que siempre resulta familiar, y nunca se sale de su zona de confort. Es un buen juego, y uno muy divertido con el que introducir a los más pequeños de la casa en este tipo de juegos de aventura ligera. Siempre estará a la sombra de la obra a la que homenajea, pero tampoco pretende sobresalir, si no más bien, ser la alternativa. Y con lo que pone sobre la mesa, le sobra