Análisis New World

Hace ya casi dos años que salió a la venta el MMO New World, con un lanzamiento relativamente accidentado. Algo que Amazon Games ha sabido solventar a base de mejoras con las que el juego no ha dejado de crecer, ganándose la confianza de sus jugadores. Y hoy por fin podemos hablaros de él en No es país para frikis, gracias al código de descarga que nos han facilitado los amigos de Ziran.

“El mar dará a cada hombre una nueva esperanza, como el dormir le da sueños”.

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Lo primero que hay que decir es que la historia y la ambientación nos ha gustado. El diseño de mundo de Aetérnum, con ese rollito de colonialismo europeo mezclado con magia, en un nuevo mundo ficticio y sobrenatural funciona a las mil maravillas, y resulta original y atractivo. New World es muy colorido, gráficamente luce bien, los diseños son llamativos, originales, los escenarios variados, y en general, nos gusta todo lo que hemos visto aunque aún nos queda mucho por ver.

Nuestro viaje arranca del mismo modo que muchos otros juegos de supervivencia en mundo abierto. Nosotros somos un aventurero, que habremos creado previamente en el editor personajes, sucede algo y aparecemos como náufragos en el nuevo mundo donde no tendremos más que unos harapos para comenzar nuestro viaje. A partir de aquí, comenzaremos a aceptar las primeras misiones a través de NPCs, que nos llevarán en primera instancia a recoger todo tipo de plantas, pieles, rocas, madera, etc, en definitiva, materiales con los que vamos a poder crear una gran cantidad de objetos que harán a nuestro personaje mejor, a la vez que ganamos experiencia y nuevas habilidades completando estas misiones, que también nos darán experiencia, dinero y algunos objetos. La pesca por cierto, es una de las actividades más divertidas que encontraremos relacionadas con este tipo de dinámicas.

Aunque puedes ser un lobo solitario en New World, como más se disfruta el juego es en compañía. Y es que sí, la unión hace la fuerza y será recomendable que nos unamos a una de las tres facciones disponibles. Estas facciones son la Alianza, los Saqueadores y el Sindicato, y cada una de ellas vendrá definida por la forma de pensar y actuar de los jugadores. Una vez elijamos bando, podremos declarar la guerra a otra facción para conquistar o defender los distintos territorios, lo cual nos generará mayor riqueza, y por lo tanto poder. Las zonas conquistadas van cambiando de “dueño”, y esta es una de las grandes ideas del juego, ya que la sensación de estar vivo y no ser algo estático, es bastante palpable.

Pero el multijugador, como seguro que supondrás, no se ciñe a elegir un bando y conquistar territorios. En New World tenemos divertidas actividades cooperativas como las expediciones, que nos unen a otros cuatro jugadores y nos llevan a mazmorras donde además de poderosos enemigos y suculentos botines, están los secretos mejor guardados de Aetérnum. Si nos vamos a lo modos competitivos, la oferta de New World se amplía con arenas de combate que enfrentan a equipos de 3 jugadores, los asaltos a puesto remoto en los que nos enfrentamos a equipos de 20 jugadores por el control de fortificaciones, o las invasiones y guerras, en las que se llegan a juntar hasta 50 jugadores que competirán por alzarse con la victoria. Sin duda Amazon Games ha puesto toda la carne en el asador en estos modos de juego, pese a que todavía hay margen de mejora. No obstante, estamos hablando de un juego relativamente joven, que como hemos comentado al principio del programa, no tiene ni dos años.

No hemos dicho nada del combate, ni de los enemigos y otros peligros a los que nos enfrentaremos. La forma de combatir en New World es sencilla e intuitiva, y tiene un toque “Souls” que nos ha encantado. Nuestro estilo de lucha viene definido por las armas que usamos, y disponemos de una gran cantidad y variedad de ellas. Desde hachas, espadas de todo tipo, lanzas o dagas, hasta armas de fuego como pistolas de duelista, o bastones para los que opten por el camino de la magia. En pocas horas ya teníamos a nuestra disposición mandobles, estoques, espada larga, espada corta, un hacha simple, otra de batalla a dos manos, y la verdad es que nos gustaba usar todas. La versatilidad está al servicio del jugador, y en función de lo que más nos guste y más usemos, nuestra pericia con el tipo de arma y combate irá mejorando, y así desbloqueamos nuevas y poderosas habilidades especiales relacionadas con el arma en cuestión, esenciales para derrotar a los abundantes peligros que nos aguarda a lo largo del mapa. Con estas habilidades no solo haremos más daño, si no que además influirá en la forma de combatir. Además, el juego es muy amable con el jugador a la hora de redistribuir los puntos de habilidad y crear una nueva “build”, por lo que no tengas miedo en probar, y si no te gusta más adelante cambiar.

Los enemigos son lo suficientemente variados como para que no resulte un juego monótono. Teniendo en cuenta que el principal rival son otros jugadores, aquí tenemos también criaturas monstruosas de toda índole, soldados malditos, monstruos gigantescos, y por supuesto animales salvajes que nos pondrán contra las cuerdas en los primeros compases del juego.

Por último, deciros que pese a que este juego originalmente iba a ser únicamente orientado al pvp, se disfruta en todas sus vertientes. New World es bonito, se maneja bien, el combate es satisfactorio, así como el farmeo y crafteo, y todo está pensado para incentivar la exploración y crear nuestra propia aventura. En este sentido, nuestra recomendación es que lo vivas y lo disfrutes a tu manera. Sin prisa, pero sin pausa, y si es en compañía de algún “padrino” que te lleve de la mano para explicarte las nociones básicas, mejor que mejor. El resto irá llegando solo, así que no pretendas subir al máximo nivel el primer día y saber hacerlo todo, porque es prácticamente imposible. Además, estos juegos (los MMO), tienen una cantidad de contenido ingente y la barrera de entrada no suele ser todo lo amable que nos gustaría. No obstante, en el caso que nos atañe, te puedes divertir sin saber absolutamente nada, por el puro placer de descubrir por nuestra cuenta qué nos depara Aetérnum.