Análisis de The Outer Worlds: Spacer’s Choice Edition
31 marzo, 2023El The Outer Worlds original, analizado en esta santa casa por mi amigo David Valero, ha sido desde su salida una de mis cuentas pendientes. Un RPG en primera persona nacido de las mentes preclaras de Obsidian, creadores de esa maravilla llamada Fallout New Vegas, con ambientación espacial, y con el afilado ingenio que se les supone a estos buenos muchachos. Suena bien. Muy bien.
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Y sin embargo han pasado casi cuatro años desde el lanzamiento y ni siquiera teniéndolo en formato físico para PS4, o en GamePass sin coste adicional, he cumplido con él. Así que cuando el jefe preguntó si alguien quería un delicioso, delicioso código de descarga para este Spacer’s Choice Edition, sabía que había llegado el momento. Mi momento.
En un futuro lejano, la carrera espacial y la colonización de nuevos mundos es, como cabía esperar, el mayor negocio que existe. Es un negocio hasta tal punto que la empresa multiplanetaria Ganga Espacial no es sólo la proveedora de la práctica totalidad de los recursos y consumibles, si no también la propietaria de la inmensa mayoría de los negocios y las cadenas de producción que se han instalado en las colonias. Y todo aquel que desee escapar del sistema es considerado poco menos que un paria. Y en medio de todo este far west interplanetario, nuestro protagonista llega después de estar en criosueño durante un montón de años a Terra 2. Encomendados con la misión de encontrar al capitán Hawthorne y al resto de tripulantes de la Falible para liberar a estas colonias de la tiranía de las mega corporaciones. Así que, amigo mío, si eres de esos que no quiere política en los videojuegos, pues ya sabes donde está la puerta.
Con este contexto, lo que nos encontramos es un híbrido entre shooter y RPG en primera persona con una ambientación de estas que a muchos les gusta llamar “retro futurista” y que a lo que más nos puede recordar es a la excelente y tristemente cancelada Firefly. Un escenario magnífico que se presta como pocos al puntiagudo humor al que nos tiene acostumbrados Obsidian. Humor que viene en su mayoría en forma de (numerosos) diálogos que tendremos con un buen montón de NPCs que pueblan los distintos asentamientos humanos que visitaremos. Varios de ellos se unirán a nuestra causa y pese a que nuestro control sobre ellos es bastante básico, nos van a dar algunos de los intercambios más brillantes del título.
Y es a través de los diálogos que las misiones se irán abriendo ante nosotros. Aquí no basta con llegar frente al muñeco de turno y pulsar A. En The Outer Worlds nuestra mayor arma es nuestra labia, y sólo buceando en los procelosos árboles de diálogo recibiremos algunos de los abundantes objetivos secundarios. Muchos de ellos están escondidos, además, detrás de líneas sólo accesibles en base a distintos atributos como la percepción o el carisma. Todo un acierto que incentiva el explorar cada posible interacción.
El otro pilar fundamental de la jugabilidad además del diálogo es, como ya podéis suponer, el combate. En este caso dejamos atrás el sistema VATS que tantas alegrías nos dio en los últimos Fallout para manejar un combate que con pequeñas salvedades, es básicamente un shooter en primera persona. No es, desde luego, el juego con los tiroteos más espectaculares que he visto, pero cumple sobradamente con la papeleta, aunque probablemente este híbrido no satisfaga por completo ni a los aficionados a los tiros en la chorla, ni a los más roleros del lugar.
Lo que sí que les molará a estos últimos es la posibilidad de crear builds de personaje de muy diversa índole, con el añadido de unas convenientes maquinitas donde resetear a nuestro personaje para volver a repartir sus puntos de experiencia. Esto da mucha versatilidad al protagonista y permite, llegadas ciertas situaciones, tener la cintura suficiente para afrontarlas sin grandes bloqueos.
¿Todo bien con este juego, entonces? Casi todo, sí. Hay un apartado que ha generado polémica y no es para menos. Y es el gráfico. Los encargados de esta versión mejorada, Virtuos, han puesto mucha carne en el asador para que el juego luzca su excelente apartado artístico mejor que nunca. Niebla volumétrica que tamiza la luz, reflejos o texturas a gran resolución son algunas de las mejoras que podemos ver y se notan. Pero no es oro todo lo que reluce. El framerate se resiente mucho más de lo esperado, se han perdido sombras dinámicas y la distancia de dibujado se ha acortado, provocando popping y defectos que sacan mucho de la experiencia.
Así que un servidor, que no había jugado al original, hizo el siguiente ejercicio: desprecintar mi copia del juego para PS4 e instalarla en mi PS5, y descargar de Gamepass la versión “Old gen” en mi Series X y comparar en vivo y en directo. El resultado les sorprenderá (o no). Pese a que en las distancias cortas los personajes no estaban tan detallados, y los efectos de luz no eran tan avanzados, el apartado artístico, el framerate estable y la distancia de dibujado superior hacen que la experiencia retrocompatible sea bastante más fluida que esta versión mejorada. Llama y mucho la atención que los implicados en el desarrollo y testeo no hayan dedicado el tiempo suficiente a pulir un juego que a todas luces está destinado a ser la versión definitiva de un juego que, no me escondo, me ha gustado muchísimo, y que además incluye todos los DLCs lanzados en su momento, por lo que va más que servida de contenido.
Contenido que nos va a dar un buen montón de horas de juego, de diversión, de risas y de críticas finas y gruesas al capitalismo. Así que, si quieren un consejo, cómanse a los ricos y recuerden, no existe el consumo responsable dentro del capitalismo. Ah, y compren este The Outer Worlds: Spacer’s Choice Edition. Es fantástico.
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