Análisis de Pokémon Púrpura/Escarlata

Pokemon Escarlata y Pokemon Púrpura han vendido 10 puñeteros millones en su primer fin de semana convirtiéndose en el lanzamiento first party que más rápido se ha vendido en la historia de Nintendo. Se dice rápido eh. Hablar de Nintendo y de las ventas de sus first party suele ser, salvo excepciones, hablar de números estratosféricos. Su público es (somos) fiel y sus exclusivos se venden a un ritmo mucho más regular y continuado que los de, por poner un ejemplo cercano, Sony, que suelen tener un pronunciado pico en las primeras semanas y luego van bajando.Entre estos exclusivos de la gran N se encuentra aquel del que hablamos hoy, aquí y ahora.

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Pokemon es la propiedad intelectual que más dinero mueve del mundo. Para que nos hagamos una idea de hasta qué punto llega la fiebre por las criaturas peleonas, pensemos que el primer juego que representaba un distanciamiento real y una serie de mecánicas que lo alejaban de la fórmula sobre la que Game Freak lleva iterando más de veinte años, Arceus, ha conseguido en menos de un año más ventas que The Last Of Us Part II en todo su recorrido.

Esto no habla de la calidad de ninguno de los títulos mencionados, obviamente. Esto da testimonio de hasta qué punto llega el calado popular de Pikachu, Charmander y compañía. Pokemon es mucho más que un videojuego. Es un fenómeno que mueve masas en todos los sentidos, y que está muy por encima de críticas en revistas y webs especializadas, y obviamente de las más que inútiles discusiones de twitter. Cualquier producto con su nombre encima se convierte en un potencial éxito, así sea el mejor juego de la saga, o la mochila de pikachu y Obama.

Y en estos términos, con The Pokemon Company exprimiendo a una Game Freak con unos ciclos de desarrollo cada vez más cortos y exigentes, fechas inamovibles que exigen adaptarse a muchos compromisos comerciales más allá del propio lanzamiento, y con Nintendo, al parecer, desentendiéndose de la calidad de un título en el que ponen su nombre en primera plana, lo que tenemos hoy entre manos bajo el nombre de Pokemon Escarlata y Pokemon púrpura, habiendo vendido 10 puñeteros millones de copias en su primer fin de semana, era algo que tenía que llegar tarde o temprano.

Buscando el listón

Vamos a quitarnos esto de encima cuando antes.

Pokemon Escarlata/Púrpura (Pokemon EP en adelante) es un título que se ve… mal. No hablo del apartado artístico, que sinceramente, no me parece mal (aunque creo que prefiero con mucho el de Arceus), si no del puramente técnico. Las texturas bailanla jota y parpadean a una resolución de lo más cuestionable incluso para los estándares de Switch. Y podríamos pensar en perdonarlo si el rendimiento fuese estable, pero ay, amigos míos, los frames se van a tomar café y solamente se mantienen medianamente estables en zonas cerradas. Y es un juego de mundo abierto. Un juego de mundo abierto que es, también, el Pokemon más ambicioso hasta la fecha y un giro que, si me preguntáis a mí, era necesario y que se ajusta fenomenalmente a un loop jugable tan sencillo como adictivo. Porque resulta que en contra de muchos de estos indignados a los que he leído en redes, Pokemon EP no es un “mundo abierto vacío y mal diseñado”. Es un paso en la dirección correcta, con escenarios enormes que son muy divertidos de explorar, llenos de recovecos y recompensas para aquellos más intrépidos. La tarea, como siempre, dejar el hogar familiar y explorar la región de Paldea, basada, como ya sabréis, en nuestra Españñita. Y esto mientras cazamos a todas las criaturas que podamos, mientras vamos imponiéndonos a los distintos líderes de gimnasio y el Team Star.

Hay muchas y muy buenas ideas nuevas que se nos van lanzando a medida que descubrimos Paldea. El hecho de que los centros Pokemon sean algo así como gasolineras que además son puntos de viaje rápido, los asaltos a los campamentos del Team Star usando el modo de combate automático, o el dividir la trama en tres secciones independientes que podremos acometer en el orden que nos de la gana e incluso alternar entre ellas ya que el mapa está a nuestra entera disposición para descubrirlo.

Pero claro, por cada brillante piedra preciosa que desentierras, ves un problema que no se ha terminado de pulir. Y es que la ciudad central que hace las veces de hub, Ciudad Meseta, es una divertida de explorar, con estilos arquitectónicos basados en Madrid y Barcelona, pero el resto de pueblos no dejan de ser acumulaciones de modelos de casas que casi parecen generados mediante procedimiento automático. Ni entrar en edificios, ni explorar callejones, ni siquiera tener conversaciones interesantes con NPCs. La inteligencia artificial de los Pokemon cuando los mandas a luchar por su cuenta no siempre funciona y lo que me parece más de cajón, los niveles de los oponentes no escalan con el nuestro, por lo que es MUY COMÚN llegar a las misiones principales con varios niveles de ventaja, sobre todo si como el que aquí os escribe, sois muy dados a dar vueltas por el escenario buscando objetos. Porque si lo haces, lo más normal es que antes de seguir quieras ir a ver qué Pokemon es aquel que se ve detrás de aquella colina, o subido al árbol de un unos cuantos metros más allá.

Y hablando de combates, en estos está otra de las novedades principales, que son lo Teratipos. Básicamente lo teratipos son tipos secundarios que tienen los Pokemon, de modo que en mitad de una batalla podemos cambiar de tipo para obtener las ventajas propias del mismo. Esto es un punto que al principio puede sonar simplón, pero obviamente tener Pokemon capaz de, gracias a su teratipo, pueden anular su principal debilidad elemental, por ejemplo, es un factor tremendamente importante a la hora de entrenar a nuestro equipo.

Y claro, si los tipos principales y secundarios son importantes, también los son las Máquinas Técnicas (MT) que nos ayudan a enseñar movimientos a nuestras criaturas. En este caso, podemos encontrarlas desperdigadas por el mundo, o construirlas con materiales que encontremos por el mapa, también.

De nuevo, el juego premia la exploración y plantea continuamente distracciones que nos alejarán de la misión principal. Game Freak quiere que nos perdamos en Paldea. Pero una vez más, el apartado técnico se interpone entre nosotros y la diversión.

Intentando sacar la cabeza del charco.

No sé cuántos de vosotros habéis venido en busca de sangre. Pokemon, tiene tantos fans como detractores, y las redes arden con comentarios de personajes que se quejan solemnemente del deficiente estado en el que este juego ha sido lanzado, pero en realidad están encantados con esta absurda victoria. Pero si alguno de ellos ha llegado hasta aquí esperando un ensañamiento, me va a tener que disculpar.

No debemos callarnos, claro, si vemos que el juego ha salido a medio terminar. Es bastante evidente que en Game Freak ha faltado, más que ninguna otra cosa, tiempo. Aquí falta pulido. Optimización. Yo no he sufrido ninguno de esos bugs trambólicos que llenan twitter de, por qué no decirlo, videos muy graciosos. Pero sí que he tenido que esforzarme mucho para disfrutar de este juego. Habéis leído bien. Disfrutar.

A lo largo de las muchas horas que he dedicado a la versión Púrpura de este juego, he tenido que apretar los dientes, mirar para otro lado, y poner mucho de mi parte para no bajarme del tren antes de tiempo. Pero una vez superados estos escollos, he descubierto uno de los mejores juegos de Pokemon, casi desde los míticos de la Game Boy Advance. La decepción inicial que sufrí al ver que el sistema de caza de Arceus no se había implementado en esta entrega fue dura, vaya que sí. Pero qué coño, aquí hay buenas ideas, hay mucho potencial debajo de este despropósito técnico, y a esto he elegido agarrarme.

Entiendo, no obstante,  que no todo el mundo tiene el chichi para farolillos, y que hay tantas o más razones para mandar el juego a la estantería, y es por esto que me cuesta tanto dar un veredicto. Os diría que esperaseis a una rebajita, pero claro, je, Nintendo. No quiero recomendarlo enérgicamente, pero tampoco me gustaría que potenciales jugadores se perdieran todo lo bueno que ofrece. La promesa de un parche que solucione los problemas técnicos está ahí, pero por ir cerrando ya, os digo: No dejemos pasar la oportunidad de protestar ante Nintendo, Game Freak, The Pokemon Company y de quien sea menester, faltaría más. Pero ignorad a todos estos que llevan días dándose golpes en el pecho y repartiendo lecciones de responsabilidad como consumidor.

No dejéis que nadie os joda la ilusión si de verdad os apetece darle un tiento.