Análisis de Hogwarts Legacy

Análisis de Hogwarts Legacy

10 marzo, 2023 0 Por Agustín Raluy
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Con su punto y final en 2007 (un momento en el que Twitter apenas tenía un añito de vida, opinar públicamente todavía no se había convertido en un deporte de riesgo y los libros se juzgaban únicamente por el contenido de sus páginas) de Harry Potter y las reliquias de la Muerte terminaba una de las series literarias más exitosas y más queridas de la historia. Esas últimas líneas significaban una despedida, pero también un comienzo para otros muchos productos que han mantenido vivo el legado del Mundo Mágico hasta hoy y que lo van a seguir haciendo en los años venideros.

Solo en videojuegos, y además de las versiones oficiales de las películas, durante los últimos años más de 15 títulos distintos que nos han permitido explorar diferentes aspectos de la franquicia en todas las plataformas imaginables, incluyendo el Quidditch World Cup, las exitosísimas adaptaciones de LEGO o los llamativos aunque poco afortunados Book of Spells y Book of Potions que hacían uso del Wonderbook en PlayStation 3. Sin embargo, los aficionados de todo el mundo todavía estaban esperando esa experiencia definitiva, que les permitiese vivir sus propias aventuras, alejadas de la alargada sombra de Harry Potter, en el riquísimo Mundo Mágico que con tanto lujo de detalles definió la pluma de  J.K. Rowling.

Aunque antes ya había habido rumores, el anuncio oficial de Hogwarts Legacy en 2020 fue la respuesta a ese juego definitivo que los fans llevaban tanto tiempo pidiendo: un enorme mundo abierto que daría libertad a los jugadores para recorrer esos lugares tan familiares así como poder vivir en primera persona la experiencia de Hogwarts: casas, clases, profesores… Después de una larguísima espera por fin tenemos el juego entre nosotros y hemos podido sumergirnos en su mundo y en su propuesta jugable. La pregunta surge sola: ¿ha valido la pena la espera? ¿es Howgarts Legacy el juego que estábamos esperando?

Como No Es País Para Frikis es un publicación seria, y eso del clickbait y de enrollarnos con párrafos SEO posponiendo la información relevante hasta el final no nos gusta nada, lo diré directamente y sin rodeos: Sí, Howgarts Legacy es el sueño húmedo del fan hecho realidad. Es increíble cómo Avalanche Software ha conseguido que cada uno de los píxeles del juego transpiren ese ambiente tan familiar que teníamos tan interiorizado después de los libros y de las películas, a través no solo de una recreación imponente, sino también de los numerosos guiños que encontraremos en cada rincón del juego. Recorrer los pasillos de Hogwarts o los establecimientos de Hogsmeade, por ejemplo, suponen volver a ese lugar de nuestra infancia que llevábamos tantos años sin visitar pero que, al pisarlo de nuevo, resulta ser exactamente igual a como lo recordábamos.

Antes de entrar en detalles me gustaría dedicar unas líneas a comentar la versión de PC que Warner nos ha cedido amablemente para analizar. Lo cierto es que, aunque tiene multitud de opciones y preajustes gráficos para que el juego pueda correr en equipos modestos o en la Steam Deck con un buen equilibrio entre calidad y rendimiento, la optimización del juego no es precisamente su mejor cualidad, penalizada también por la inclusión del polémico sistema de protección Denuvo. Tanto es así que el juego sufre bastante al llevarlo a resoluciones y preajustes altos de calidad y, sobre todo, al activar el trazado de rayos incluso con un equipo que supera con holgura los requisitos recomendados. Al ir jugando, nos hemos encontrado con problemas más o menos constantes de stuttering y con fuertes caídas de framerate que perjudican gravemente la inmersión y la experiencia de juego. Desde el lanzamiento del juego hasta la publicación de esta reseña se han ido aplicando sucesivos parches que, aunque han mejorado algo el rendimiento y la estabilidad del juego, todavía no han resuelto completamente todos sus problemas, aunque esperamos que lo estén próximamente. Problemas, que afortunadamente, no se encuentran presentes en las versiones de consola. 

El juego nos pone en  la piel de un nuevo estudiante de Hogwarts, cuyo nombre y apariencia física podemos personalizar al arrancar la partida. Lo más llamativo de nuestro personaje (una pequeña licencia para no tener un protagonista demasiado infantil) es que comenzaremos nuestra aventura en la prestigiosa escuela de magia y hechicería en el quinto año y que, además, seremos especialmente sensibles a una rara clase de magia antigua que marcará el desarrollo argumental del juego.

Después de un prólogo en el que aprenderemos los aspectos básicos del juego y empezaremos a vislumbrar los primeros hilos de la trama llegaremos por fin a Hogwarts, y después de pasar por la experiencia (sería inconcebible que no estuviese) del Sombrero Seleccionador y elegir nuestra casa, comenzaremos por fin nuestra vida de estudiante. Ese primer momento en el que podemos movernos con cierta libertad por las estancias del castillo es algo mágico. Resulta imposible no detenerse a contemplar maravillados cada una de las estancias o pasillos por los que nos vamos moviendo. Su arquitectura, su decoración, cada cuadro, cada tapiz, cada elemento decorativo es único y detalladisimo, recreando un espacio que se siente vivo y regalándonos, pese a la más que evidente inspiración en las películas, uno de los mejores diseños artísticos con los que nos hemos encontrado últimamente.

Dentro de los muros de Hogwarts podremos recorrer los dormitorios y estancias comunes, asistir a clase en las distintas torres del castillo, establecer relaciones con profesores y otros alumnos, resolver puzzles que nos permitirán el acceso a zonas secretas y a sus recompensas… Conforme vayamos avanzando en la historia tendremos también acceso a lugares como Hogsmead, el Bosque Prohibido y un sinfín de otras ubicaciones en un mapa bastante más grande de lo que en un principio podía parecer. Por supuesto, dispondremos de diferentes opciones para recorrerlo, destacando las increíbles y más que satisfactorias mecánicas de vuelo a lomos de nuestra escoba voladora o de alguna de las criaturas fantásticas que también podremos utilizar, así como el viaje rápido a través de la red de polvos Flu.

A través de las distintas misiones, tanto principales como secundarias, aprenderemos nuevos y poderosos hechizos (incluso prohibidos, todos ellos ya conocidos de libros y/o películas), conjuros, mezclaremos pociones… que tendremos que utilizar tanto para la resolución de puzzles como, sobre todo, en combate. Rápidamente nos daremos cuenta de que el combate es, junto con la exploración, una de las experiencias más satisfactorias del juego debido su agilidad y la forma con la que podremos ir encadenando con total libertad los hechizos que hemos ido aprendiendo dando lugar a variados y poderosos combos en los que el único límite es el de nuestra imaginación (y el máximo número de hechizos que podemos tener equipados simultáneamente). Resulta especialmente interesante porque, al ir obteniendo nuevos hechizos conforme avanzamos en el juego, también vamos a ir variando nuestra forma de combatir.

Más allá de una historia principal variada y que se sigue con interés, el juego tiene una cantidad ingente de contenido opcional, en forma de actividades, coleccionables y misiones secundarias en las que conoceremos y podremos estrechar vínculos con otros personajes. Aunque todo este contenido es una excusa perfecta para seguir explorando y recorriendo cada lugar del mapa, lo cierto es que su diseño no es lo más afortunado del juego, con un más que evidente abuso misiones de recadero que no aportan gran cosa a la experiencia global más allá las recompensas que podamos obtener.

En este sentido, el poco arriesgado diseño de las misiones secundarias se siente como una oportunidad desaprovechada para convertir este juego en algo todavía más grande. Lo mismo podría decirse, sobre todo en un juego como este, de la ausencia de un sistema de moralidad que pudiese determinar la orientación y el destino de nuestro personaje o incluso de la imposibilidad de elegir la especialización de nuestro personaje entre las distintas ramas / asignaturas disponibles. La verdad es que no puedo evitar sentirme raro no solo por la posibilidad de usar maldiciones como Crucio, Imperio o Avada Kedavra sin que ello implique consecuencia alguna, sino porque además el juego parece que te anima a hacerlo. Un conjunto de decisiones de diseño que, junto con otras menores como la navegación de los menús o la gestión de la ropa y la apariencia de nuestro personaje, marcan la diferencia entre el gran juego que Hogwarts Legacy es y el extraordinario juego que podría haber sido.

No quiero terminar esta reseña sin mencionar el gran trabajo realizado en el apartado sonoro, con una producción de sonido completamente cinematográfica y una partitura que recoge los reconocibles temas de las películas y los amplía con una colección de temas nuevos que utiliza perfectamente para crear la atmósfera que el juego necesita. Todo esto acompañado por un cuidado doblaje al castellano que termina de sumergirnos en la aventura y en el Mundo Mágico.

Si alguna vez has disfrutado devorando las páginas de los libros o visionando sus adaptaciones cinematográficas, si alguna vez has querido perderte entre los pasillos de Hogwarts y descubrir sus secretos, si algunas vez has querido explorar con libertad el Bosque Prohibido y todos esos lugares que una vez te hicieron soñar… sin duda Hogwarts Legacy es el juego que estabas esperando. Tal vez no sea todavía esa experiencia definitiva que lo tenga todo, pero sí el mejor juego basado en el mundo de Harry Potter creado hasta la fecha.

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Hogwarts Legacy

69.90 €
8.6

Historia

8.0/10

Jugabilidad

8.5/10

Diseño Artístico

10.0/10

Diseño de Sonido

8.0/10

A Favor

  • El sueño de cualquier fan de Harry Potter hecho realidad
  • Recorrer los familiares pasillos de Hogwarts es algo mágico
  • Lo satisfactorio del combate y del vuelo
  • Enorme cantidad de contenido
  • Los guiños que pueblan cada rincón del juego

En Contra

  • La versión de PC no está tan optimizada como debería.
  • Las misiones secundarias no están demasiado inspiradas
  • Algunas decisiones de diseño demasiado conservadoras