Análisis de Ghost of Tsushima Director’s Cut
30 agosto, 2021La aventura original de Jin Sakai es uno de los juegos más destacados de la anterior generación, y eso a nadie se le escapa. Un apartado artístico y técnico de auténtico lujo, un sistema de combate sencillo pero muy disfrutón y una cantidad obscena de contenido. Que Ghost of Tsushima estaba y aún está de putísima madre, vaya. Tan de putísima madre que la vía para mejorarlo era cristalina: más de lo mismo que tanto nos gustó.
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Bajo esta máxima se rige este Director’s Cut que añade muy poquito a todo aquello que ya pudimos ver el año pasado. Gráficos a mayor resolución, 60fps perfectamente estables, vibración háptica y tiempos de carga ínfimos (recordemos que esto ya era un prodigio en el original) y sincronización labial con el doblaje japonés, que es una cosa que los puristas agradecerán enormemente.
Lo gordo y lo mollar en este Director’s Cut es sin duda la expansión que incluye y que hace honor a este término: expansión. Porque tirando de la más hermosa de las tradiciones ya perdidas, la Isla de Iki es uno de esos DLC con entidad, con cuerpo, con los taninos bien curados. Uno de esos DLC que es más grande que algunos juegos. Un DLC “de los buenos”.
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Accesible una vez nos adentramos en la segunda isla de la campaña principal, la Isla de Iki propone una campaña propia y autocontenida, con sus misiones y sistemas de progresión propios. No en vano, y también en pos de la consistencia narrativa, el juego nos advierte que si ponemos rumbo a la misteriosa isla, no podremos volver a Tsushima hasta que no hayamos avanzado un buen trecho en las misiones de Iki.
Unas misiones que desarrollan una historia muy personal para nuestro amiguete Jin, ya que en este inexplorado territorio murió su padre y el fuerte Sakai aún permanece en pie. Así pues, tendremos que desenvolver el misterio al rededor del pasado de Jin mientras lidiamos con Águila y su tribu, que no van a ponernos las cosas sencillas.
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Para sobreponernos a los nuevos antagonistas (putos chamanes) Jin contará con nuevas técnicas, nuevas armaduras y nuevos aliados, y para regocijo del que os escribe, nuestro fiel corcel tendrá un papel más predominante en nuestras ofensivas, y podremos además equipar le armaduras, de modo que el flexible y versátil sistema de combate se ve ampliado y enriquecido. Mención aparte merece la nueva fauna que puebla la isla y los nuevos minijuegos (ojito a la flauta y a los gatetes), que dan aún más amplitud y variedad a un título ya de por sí enorme y variado. Y de nuevo, bajo una dirección artística de las que se recuerdan durante años, Iki es un nuevo bioma totalmente distinto a Tsushima y esto se respira a cada paso que damos por sus recias costas, sus floridas praderas y sus agrestes acantilados. De nuevo, cada paseo es una fiesta para nuestros sentidos e invita a rebuscar cada rincón en busca de coleccionables.
Ghost of Tsushima Director’s Cut es sin duda la mejor manera de jugar a este juego que ya nos robó el corazón el verano pasado. Podemos argumentar lo que queramos sobre la política de unir mejoras de PS5 y DLC de forma que si tienes la versión original no tiene sentido tener uno sin el otro. Pero no estamos aquí para eso, no. Estamos aquí para enfundarnos nuestra armadura y blandir nuestra katana contra los mongoles. Nuestro acero Sakai está hambriento y alimentarlo nunca fue tan satisfactorio.
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