Xbox y la paradoja Edsel

Xbox y la paradoja Edsel

26 agosto, 2024 0 Por Oscar Garcia
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El A,B,C para acabar con tu marca.

En los años 50 del siglo pasado Ford, el gigante de la automoción, lanzó al mercado su modelo Edsel. Un coche revolucionario que acompañado de una gran campaña de marketing, nunca vista hasta ese momento, se esperaba que fuera el mayor éxito de ventas de la compañía. La realidad fue muy distinta, el coche fue un completo desastre y con una inversión de más de 250 millones de Euros, ajustando la inflación, se convirtió en el mayor fracaso, no solo de Ford, sino del mundo de la automoción hasta el momento. Si investigamos un poco el caso podemos descubrir que hubieron varios factores que provocaron este desastre pero el más importante fue que tras el diseño del Edsel no se encontraban ingenieros, o expertos en automoción, ni siquiera gente que amará el motor si no que al frente del proyecto se encontraban Henry Ford II, presidente de la compañía por una carambola del destino, y los ejecutivos de los que se había rodeado para dirigir la compañía y todos estos tenían algo en común: no tenían ni idea de coches.

Esta historia podría parecer que no tiene ningún tipo de conexión con el mundo que tanto amamos, las consolas, pero irónicamente el fracaso del Ford Edsel es uno de los casos de estudio empresarial favoritos de Bill Gates, fundador de Microsoft. Y en un giro dramático de los acontecimientos esto mismo es lo que está pasando en estos días con Xbox. Seguramente Gates al estudiar las causas y consecuencias del enorme fracaso del gigante automovilístico no imaginó que su empresa sufriría el mismo problema.

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Para poner un poco contexto, Xbox nace en 2002 a consecuencia del miedo de Gates a que el PC, como plataforma de juego, quedará relegado a un rincón por culpa del imparable avance de consolas como PS2. Para el desarrollo, dejando fuera los flirteos de la empresa con SEGA para crear una plataforma de manera conjunta, Gates se rodeó de grandes profesionales como Seamus Blackley, Otto Berks, Ted Hayes o Kevin Backus. Todos ellos eran ante todo PC-Gamers, jugadores de videojuegos cuya meta era conseguir volcar toda su experiencia como jugadores en su nuevo proyecto. Toda esa energía y pasión hace posible el nacimiento DirectXbox o Xbox y se forjan alianzas que hicieron posible grandes sagas como Halo, Gears of War o Fable. Pero Blackley y el resto del núcleo de Xbox abandona la compañía, y más tarde el propio Gates también se retira. A partir de este momento estas bajas dentro de la división se van supliendo con directivos de la empresa en lugar de expertos del sector. De esta nueva directiva surge Xbox One una consola basada en estudios y encuestas de mercado en lugar de pensarse, al igual que se hizo con sus predecesoras , por y para los jugadores. El resultado fue una generación perdida para Xbox y a día de hoy nos damos cuenta de que por aquellos barros hoy tenemos estos lodos.

Pese a que con el triunvirato de Phil Spencer, Sarah Bond y Matt Booty en la dirección de la división de Xbox se pensaba que la compañía “volvía al redil”, se ha terminado destapando que realmente ninguno de ellos eran las personas que tomaban las decisiones de lo que se hacía, o no, con Series X|S y el resto de productos de la división. Cambios en fechas de lanzamiento, compras faraónicas, cierres de estudios sin sentido, cambios en los tiers del Game Pass y por último, y puntilla final, la apertura de sus títulos exclusivos a otras plataformas como PS5. Movimientos erráticos que han venido sustentados siempre por manifestaciones de sus CEO ‘s que al paso de unos meses se han comprobado que eran solo mentiras para evitar la espantada del usuario de la marca, o aún peor, al futuro comprador del hardware. Una serie de volantazos que no solo se ha llevado por delante la credibilidad de sus dirigentes si no que también ha acabado con la imagen de marca de Xbox, llegando al punto de preguntarme quien en su sano juicio va a invertir su dinero en una Series X|S “All Digital” sabiendo que se esta perdiendo la mitad del “pastel videojueguil” ya que los presuntos exclusivos de la marca saldrán en la competencia, de nuevo PS5, pero los de esta no saldrán en Xbox. Disculpadme pero hay que ser bastante tonto, tanto el usuario como el directivo, para pensar que realmente el Game Pass termina pesando tanto en la decisión.

 

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Si nos quitamos las gafas de fanboy tendríamos que ser capaces de ver que el futuro, a medio plazo, de la división de Microsoft es convertirse en una enorme Third Party con una gran plataforma de concentración de jugadores, algo muy similar a lo que ahora es “Epic”, algo que tiene sentido conociendo a Satya Nadella, actual CEO de la empresa. Con él a los mandos el gigante del software  ha virado la compañía hacia el mundo de los servicios. Lejos queda el famoso “a PC for every desk and every home” de Gates. Ya no se quiere llenar los hogares de todo el mundo con un producto de Microsoft, ya sea PC o consola, sino que la meta final es que cualquier persona pueda usar un producto de la compañía da igual el soporte donde lo utilice, “anyone anywhere”. Sin duda es una política acertada a nivel contable, eso esta claro viendo el mundo actual, pero es igual de cierto que de cara a los usuarios de la marca es una noticia terrible que nos empuja sin remedio a volver a los mandos de una consola de Sony o buscar el cariño en los brazos del tito Gabe.

La historia empresarial, como la del hombre, es cíclica y siempre se repite. Al igual que pasó con el gigante de la automoción, el problema ha sido que las decisiones pasaron de tomarlas creativos y desarrolladores,  personas que realmente estaban implicadas a nivel emocional, a tomarlas directivos sin más información, y formación, que estudios de mercado. Y la única diferencia entre aquellos señores trajeados de los años 50 y estos no es que estén más preparados si no que ahora usan “excel”.