Sam & Max: The Devil’s Playhouse. Análisis
17 septiembre, 2024Hay una tendencia dentro de la prensa generalista en la que, cada vez que se lanza al mercado una nueva aventura gráfica, no puede faltar el párrafo introductorio hablando de aquella famosa edad de oro allá por los primeros 90 y volviendo a sacar a la palestra a los sospechosos habituales de Lucasarts y Sierra. No sabéis cuánta pereza me dan esas introducciones, que lo único que demuestran es que el redactor lleva sin jugar aventuras gráficas desde aquella época o, peor todavía, que está marcándose un invent wikipédico.
Y es que, desde aquella supuesta edad dorada han seguido publicándose aventuras gráficas. Muchas y muy buenas, en todas las épocas, y mucho más variadas en cuanto a temáticas, puzzles y carga narrativa. De hecho, me atrevería a decir que el género goza de una salud excelente y que está más fuerte que nunca, como atestiguan los últimos lanzamientos que hemos podido disfrutar.
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Hace unos meses me invitaron a participar en un podcast para hablar precisamente de eso, de cuáles eran las mejores aventuras gráficas de los últimos años, dejando atrás aquellos títulos noventeros que están en nuestro corazón casi más por nostalgia, por haber sido las primeras que jugamos, que por su atractivo para el jugador del S. XXI. Pues bien, en aquel podcast, en cuanto llegó mi turno de palabra saqué la artillería pesada y coloqué la trilogía de Sam & Max encima de la mesa.
Posiblemente muchos lectores asocien el nombre de Telltale Games a The Walking Dead y todo lo que vino después (The Wolf Among Us, Minecraft, Batman, Guardianes de la Galaxia, Juego de Tronos e incluso Borderlands), aventuras narrativas episódicas basadas principalmente en el diálogo y en la toma de decisiones. Un tipo de juego que les valió el reconocimiento de público y crítica (GOTY incluido), pero también un cierto hastío, su caída y desaparición. Pero no hay que olvidar que, antes de todo eso, Telltale Games hacía aventuras gráficas. Y muy buenas. Parafraseando a aquel: “las típicas aventuras gráficas… pero muy guapas”.
Entre ellas, además otros grandes títulos como Regreso al Futuro, Strong Bad’s Cool Game for Attractive People o Tales of Monkey Island, está la trilogía que nos ocupa: Sam & Max. Basada en los singulares personajes (unos improbables perro y conejo policías freelance) creados por Steve Purcell, Telltale Games publicó desde octubre de 2006 hasta agosto de 2010 un total de 16 episodios agrupados en tres temporadas autoconclusivas con los que, en mi humilde opinión, alcanzaron el techo creativo, artístico y jugable de la compañía. Dieciséis episodios, tres juegos, una trilogía con entidad propia que sin duda merece estar entre los mejores de la historia.
Pero Telltale Games cerró y la mayoría de sus juegos, incluyendo la trilogía de Sam & Max, dejaron de estar disponibles en las tiendas digitales. Una pérdida terrible. Afortunadamente, un grupo de veteranos de Telltale, conscientes de la importancia de esta obra, decidió crear un nuevo estudio (Skunkape Games) con el único objetivo de adquirir los derechos de esta trilogía y hacerla accesible de nuevo para todos los jugadores y todas las plataformas a través de una remasterización de las aventuras originales. Durante los últimos años han ido llegando los dos primeros títulos de la trilogía, Sam & Max: Save The World (2020) y Sam & Max: Beyond Time And Space (2021) y finalmente acaba de aterrizar el último componente de la trilogía, Sam & Max: The Devil’s Playhouse.
Lo digo desde ya. Sam & Max: The Devil’s Playhouse es un juego estupendo, recomendadísimo, una aventura que nadie debería dejar pasar. Sin embargo, con la misma intensidad con que lo recomiendo, también digo que os haríais un flaco favor a vosotros mismos si, después de leer esta reseña, os lanzaseis a por él sin haber tocado los títulos anteriores de la trilogía. No porque no pueda jugarse de forma independiente, que puede hacerse perfectamente, sino porque tiene tantos puntos de contacto con los juegos anteriores (worldbuilding, localizaciones, personajes, referencias, eventos… incluso chistes recurrentes) que jugarla de forma aislada se siente casi como empezar a ver una película cuando te están contando el final. Lo mejor que podemos hacer es arrancar con Sam & Max: Save The World y dejarnos arrastrar al increíble y divertidísimo mundo de Sam y Max.
El juego, como tal, es una aventura gráfica de planteamiento clásico basada en diálogos y puzzles de inventario en la que, a los mandos de la divertida pareja de policías freelance nos meteremos en una trama completamente disparatada (en el buen sentido) en la que, a través de una serie de casos a cada cual más loco terminaremos salvando el mundo de una amenaza cósmica. Casi nada. Todo ello aderezado con las divertidísimas y habituales violencia gratuita e incontinencia verbal que siempre han caracterizado a la pareja protagonista.
Aunque la identidad, narrativa y artística, de The Devil’s Playhouse es ciertamente continuista con respecto a los títulos anteriores y cualquiera que los haya jugado reconocerá esta familiaridad, lo cierto es que esta última entrega es la más valiente y arriesgada de la trilogía en cuanto a la introducción de novedades jugables. Empezando por el diseño de los escenarios, que pasan de un 2D con profundidad y cámara fija clásicos a un 3D con varias cámaras (aunque también fijas) permitiendo una mayor libertad de movimiento y multiplicando las posibilidades de cada escenario. En ese sentido, el sistema de control también ha cambiado por completo, pasando del ratón tradicional del género al control exclusivo con mando. Toda una ruptura en su momento.
La otra gran novedad jugable de The Devil’s Playhouse es que, por fin, podemos controlar a Max. En cualquier momento del juego vamos a poder intercambiar el personaje activo, pero con una particularidad: la jugabilidad con Max es completamente diferente, añadiendo un buen puñado de mecánicas, a cada cual más alocada, al juego. Desde una perspectiva en primera persona, el conejo podrá utilizar cualquiera de los juguetes de poder que tenga a su disposición con elementos de su entorno. Juguetes de poder a cada cual más llamativo, desde un visor 3D que nos permite ver el futuro a una rinoplastia que nos permite convertirnos en cualquier objeto inanimado a nuestro alcance, pasando por unos naipes que permiten leer la mente al concentrarnos. Unos juguetes de poder que, por otro lado, no son gratuitos sino que están íntimamente relacionados con la historia que se desarrolla en el juego.
La remasterización que acaba de llegar a todas las plataformas actuales (PC, PS4/PS5, Xbox One/SS/SX y Switch) viene cargada de mejoras con respecto al original y alguna novedad:
- Se han mejorado la resolución, el detalle y las animaciones originales.
- Se ha rehecho completamente el sistema de iluminación 3D.
- Se ha mejorado la sincronización labial en los diálogos de los personajes.
- Se ha añadido soporte para ratón (en PC).
- En colaboración con el compositor original, se ha regenerado y remezclado tanto el audio como la música, incluyendo algunas piezas nuevas compuestas para esta nueva edición.
- A modo de extra, se ha incluido en todas las versiones del juego un nuevo objeto de poder que originalmente era exclusivo de la versión de PS3.
Por si fuera poco, y como también sucede con Save The World y Beyond Time And Space, al comprar este remaster (únicamente en PC) recibiremos de forma gratuita la versión original del juego para poder comprobar de primera mano todas las mejoras introducidas en el remaster. Hay que destacar, no obstante, una nota negativa que empaña ligeramente el excelente trabajo desarrollado por Skunkape Game: la ausencia de subtítulos en español. A diferencia de sus predecesores, que sí llegaron en perfecto castellano, tendremos que conformarnos con jugar a The Devil’s Playhouse en inglés. La excusa oficial es que el lanzamiento original tampoco estuvo traducido… pero en ese caso se ha perdido una gran oportunidad para corregir aquel error.
La remasterización de Sam & Max: The Devil’s Playhouse es un hito que cualquier aficionado a las aventuras debería celebrar: por un lado supone una excelente oportunidad para acercarse por primera vez a esta grandísima trilogía o revisitarla, mientras que por otro su publicación marca el final de un camino. Ahora que Skunkape Games ha agotado todo material que tenía para remasterizar… ¿acaso es el momento de un nuevo juego en la franquicia? Ojalá.
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