«Jurado Nº2» es la nueva joya del maestro Clint Eastwood, que a sus 93 años sigue demostrando su enorme talento. Prueba de ello es que la película ha alcanzado una calificación del 100% en Rotten Tomatoes, y ha sido aclamada de manera unánime por toda la crítica. Es fácil pensar que las películas sobre juicios son un género ya agotado, y que aportar una idea original y mantenerte pendiente de un film de este tipo es tarea imposible. Pero Clint lo consigue con creces. Sorprende que la Warner haya limitado tanto el número de cines donde se estrenará la película, como si no confiara en un éxito de taquilla que, en mi opinión, está asegurado. Parece incluso que la narrativa oficial considera que éste será el último trabajo del director, cosa que él no ha anunciado. Esperemos que no lo sea.
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La historia nos muestra a Justin Kemp (Nicholas Hoult), un marido ejemplar a punto de ser padre, con todas las preocupaciones que esto conlleva, que se ve arrastrado a ser jurado en un juicio por asesinato. El acusado, James Sythe, está siendo juzgado por la muerte de su novia. Una vez formalizado este planteamiento, la película transcurre entre escenas del juicio pero sin demorarse en ellas más de lo necesario, flashbacks que recrean los hechos juzgados, y las deliberaciones del jurado popular, con un desarrollo que recuerda muchísimo a la obra maestra de Sidney Lumet, Doce hombres sin piedad.
El conflicto surge cuando Justin se da cuenta de que él mismo podría haber sido el responsable accidental de la muerte de la víctima. Este giro inesperado eleva la tensión dramática y plantea un dilema moral fascinante que Eastwood explora con maestría. Nicholas Hoult ofrece una gran actuación como Justin, transmitiendo de manera convincente la angustia y el peso de la conciencia de su personaje. Su interpretación es el eje sobre el que gira toda la película, y Hoult está a la altura del desafío. El resto del elenco, encabezado por una magnífica Toni Collette como fiscal y J.K. Simmons en un papel breve pero crucial, aporta solidez y credibilidad a la trama.
La dirección de Eastwood es precisa y elegante, evitando artificios innecesarios y centrándose en la esencia del drama humano. Su estilo sobrio y directo realza la intensidad de la historia, permitiendo que los actores brillen por sí mismos, y manteniendo al espectador en vilo hasta el final. Las revelaciones se dosifican con habilidad, y los diálogos aportan naturalidad, evitando caer en clichés del género.
«Jurado Nº2» no es solo un thriller judicial más; es una profunda reflexión sobre la justicia, la verdad y las consecuencias de nuestras acciones. Eastwood demuestra una vez más su capacidad para abordar
temas complejos con sensibilidad y profundidad, sin perder de vista el entretenimiento.
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