Análisis The Outer Worlds
12 noviembre, 2019PS4
Siempre que llega el lanzamiento de un nuevo juego de rol por parte de Obsidian es normal que entre la comunidad de jugones amantes del género se empiece a generar una bonita expectación por lo que puede venir. Es algo parecido a las fechas previas a la Navidad. El estudio fundado por buena parte de los padres de los Fallout originales se manera como nadie a la hora de crear RPGs como han demostrado con desarrollos de IP propias como los recientes Pillars of Eternity, Tiranny o Pillars of Eternity II: DeadFire, o bien como desarrolladores second party como ocurrió en el caso de Fallout New Vegas. Ahora con The Outer Worlds, el estudio de California no obsequia con el último juego desarrollado fuera del regazo de Microsoft y por ende además de Xbox One ha llegado a PC y PS4, esta última versión a la que hemos tenido acceso en No es país para frikis. Y sí, hay buenas noticias para los roleros: tiene todo aquello que estabas esperando.
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The Outer Worlds es un juego de rol para un jugador en el que se nos sirve un título parte shooter en primera persona, parte exploración espacial, todo ello aderezado en una ambientación de ciencia ficción retro. Obsidian ha creado esta nueva IP ambientada en un lejano futuro en el que la carrera espacial se ha corporativizado y existen grandes holdings empresariales que quieren ser los primeros en fundar nuevas colonias en nuevos mundos para ser los primeros en plantar su logo en todos los rincones y vender sus productos. Esto va a dar lugar a una curiosa mezcla entre una space ópera y un western, ya que tanto los pueblos construidos al estilo Far West como el tema colonizadores recuerda para bien a todo lo que rodeaba a la época de la fiebre del oro. Pero el uso de ese “futuro usado” tantas veces visto en otros productos no deja der ser su principal seña de identidad para hacernos ver en todo momento que la ciencia ficción aquí juega un papel protagonista. El propio director artístico Daniel Alpert, quien ya trabajo en New Vegas, ha sabido gestionar la balanza como nadie a la hora de diseñar armaduras, armas y edificios con un aroma a futuro industrial visto en películas como Alien o Star Wars.
Pero centrémonos por un momento en la trama y en cómo se desarrolla la misma, tal vez el elemento básico en un juego de Obsidian. El protagonista lleva años en estado de hibernación viajando hacia una nueva colonia en la nave Esperanza, la cual ha quedado a la deriva cerca de su destino. Por suerte seremos despertados por Phineas Welles, un científico en busca y captura que nos pide ayuda para liberar a estos nuevos mundos de la mano oscura de las megacorporaciones que imponen su ley y salvar al resto de tripulantes de nuestra nave. Nos mandan a Terra 2, a encontrarnos con el capitán Hawkthorne, momento en el que arrancará mucho de ese humor canalla del que hace gala el estudio.
Más importante que el propio desarrollo en sí que parte de esta simple premisa, es tal vez la pléyade de misiones secundarias que van a ir abriéndose conforme interactuemos con los PNJ que pueblan la variedad de planetas y asentamientos a los que tendremos acceso. Estas misiones no van a estar esperándonos con un símbolo de interrogación o cualquier otro un waypoint en la cabeza del personaje que la desencadena, si no que muchas veces tendremos que zambullirnos en líneas de diálogo para que nos las ofrezcan, algo que es muy reseñable.
El espíritu rolero también se ve desde la propia creación del personaje. Primero con un completo editor en el que modelar al protagonista con un nutrido número de opciones de personalización físicas. Y luego porque tenemos puntos para repartir en las características típicas a lo sistema SPECIAL de Fallout. Además de ello podemos subirnos grupos de talentos y escoger ventajas, estas últimas más adelante serán elegibles también a cambio de desventajas que el juego detecte en nuestra manera de jugar.
Pero si algo define a un buen RPG es la variedad en la resolución de misiones y eso es algo que The Outer Worlds se ha grabado a fuego. No es solo que tengamos muchas tareas a realizar, si no que en la mayoría de ocasiones todas ellas se podrán adaptar a nuestra forma de comportarnos, no dejando claro en muchas de ellas cuál es la resolución “correcta” ya que nuestros actos y sus consecuencias tendrán muchas aristas morales. Todo esto es obra y gracia de Megan Sparks, directora creativa y de los propios directores del juego, los míticos Tim Cain y Leonard Boyarski. Tendremos además un sistema de reputación ya visto en otros juegos con las múltiples facciones presentes aquí que irá colocándonos en un lugar u otro del espectro según nuestros actos, lo que hará que queramos rejugarlo en un futuro tomando otro camino totalmente distinto al escogido.
Pocas cosas hay que rechinen en lo nuevo de Obsidian aunque tal vez una de ellas sea lo que rodea a nuestros acompañantes, ya que aquí nos sirven una de cal y una de arena. Las buenas noticias son que de entre los seis personajes que podemos enrolar a nuestra tripulación hay varios con interacciones muy interesantes, que van a interrumpir diálogos para aportar su punto de vista o incluso desarrollarse personal y emocionalmente. Pero por otro lado se antoja algo escasa la gestión que podemos hacer de ellos, no tanto por la personalización de su equipo o habilidades, si no por el propio combate en si donde podemos fijar su comportamiento pasivo o agresivo y ordenarles de manera muy primitiva atacar objetivos, seguirnos o usar una habilidad especial.
El combate es el otro punto donde The Outer Worlds cumple sin llegar a cotas vistas en juegos que se especializan en este apartado. Tendremos una buena variedad de armas entre escopetas, pistolas, rifles y armas de plasma más tecnológicas (mención especial a las escasas armas científicas que tendremos que buscar y que son una divertida locura). Pero lo cierto es que las mecánicas de combate no destacan salvo por el uso del DTT, el nuevo VATS que ralentizará el tiempo y nos permite afinar en la puntería para causar más daño o efectos adicionales a los enemigos, como por ejemplo ceguera si acertamos en los ojos. No será un shooter extremadamente pulido pero cumple a la perfección con su misión de servirnos como herramienta cuando no queramos optar por el sigilo o la vía pacifista. No quiero cerrar este apartado sin destacar como desde Obsidian se han roto la cabeza en diseñar el juego para hacer posible que resolvamos todo mediante diálogo o persuasión, o bien ofrecer la opción de matar a toda persona que veamos.
La música de Justin E. Bell merece mención aparte, con una obra que a ratos parece inspirada en películas como Stargate, con ese menú principal tan evocador, pero que otras nos mete de lleno en una película de vaqueros espaciales con acordes esporádicos que nos trasladarán a ese Lejano Oeste entre piezas melódicas instrumentales preciosas. Esto se logrará sin perder de vista la épica de la ciencia ficción y la exploración espacial que quedará latente recorriendo la superficie del asteroide Escila bajo un cielo estrellado o cuando paseemos por las calles de las ciudades del planeta Monarca, cada lugar con un paisaje, flora y fauna totalmente distinto y con un diseño muy original.
The Outer Worlds viene a llenar un vacío que muchos pudieron sentir con el lanzamiento de Fallout 76. Un juego que no va a revolucionar el género pero sí que ofrece con maestría lo que se espera de un buen RPG: libertad total para jugarlo de una forma u otra y una narrativa que destaca entre todo lo que nos ha llegado este año. Absolutamente imprescindible para los amantes del rol.
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