Victor Vran: Overkill Edition. Por fin en Nintendo Switch.

Análisis

Sigue la fiesta para los usuarios de Nintendo Switch amantes de títulos como el que hoy nos incumbe y que sin duda están ayudando a reverdecer el género de los Action RPG a marchas forzadas en un formato tan amable como el usuario como es el portátil. A pesar de que en la híbrida de Nintendo ya disponemos de opciones como el port de Titan Quest, aterrizado este verano y antes de final de año se producirá el desembarco de la versión de Switch de Diablo 3, el título que analizados hoy no es otro más que el esperado Victor Vran: Overkill Edition.

Switch recibe así más apoyo third party, en esta ocasión de manos de Haemimont Games, el estudio independiente búlgaro que ha propiciado que el matademonios Victor Vran llegue a la gran N. Aunque el juego es muy disfrutable tanto en versión portable, como en sobremesa, el lanzamiento tardío de este juego en esta plataforma adquiere mayor protagonismo si hablamos de la consola desacoplada del dock ya que a nivel técnico no puede competir en tasa de frames ni en acabado con las versiones de PC, PS4 o Xbox One, pero por el contrario nos ofrece una versatilidad a tener en cuenta con la nueva forma de jugar que introdujo Nintendo el año pasado.

El género Action RPG es un firme candidato a dejar grandes recuerdos en los usuarios de la nueva consola de la compañía japonesa, debido a sus principales características: una trama que no requiere excesiva dedicación para seguirla, diversión instantánea y muchas horas de juego por delante. Algo que cumple a las mil maravillas Victor Vran: OE, puesto que llega con el contenido adicional que fue lanzado posteriormente al juego original, lo que incluye entre otras cosas las expansiones Fracture Worlds y Motörhead, esta última homenaje a la banda de rock británica que trae guitarreo y diversión de nuevo a escena. Por si fuera poco recuperará al bueno de Lemmy Kilmister, fallecido en 2015 y que hará las delicias de los fans del grupo. Además, nuestro personaje podrá ser usado en las distintas expansiones para transitar entre ellas y conseguir equipo único en cada una y poder sacar provecho de ello.

Pero centrándonos en el título principal, el juego nos pone desde el inicio en la piel de VictorVran, un cazador de demonios que nos recordará de manera instantánea a juegos como Van Helsing, y es que los lazos con el personaje creado por Bram Stoker son muchos y continuos a lo largo del juego pero desde Haemimont han sabido marcar muy bien la personalidad reservada pero intrépida de Victor, haciéndolo además con maestría mediante viñetas y diálogos estáticos. Ese estilo funciona bien una vez más, contribuyendo a mantener la austeridad en la producción pero sin descuidar el lado argumental tal y como nos mostraron títulos como Max Payne en un pasado.

Nuestra misión comenzará cuando llegamos a Zagoravia, una ciudad casi abandonada a su suerte por sus habitantes al ser invadida por una horda de demonios y monstruos. Algunos cazadores de demonios y mercenarios han llegado a la villa para buscar fortuna y gloria pero ninguno ha vuelto para contarlo. Con esa premisa Victor Vran pone sus pies en la ciudad, buscando a su compañero de armas Adrian, quien llegó a Zagoravia tiempo atrás. Partiendo desde un punto neurálgico a modo de base de operaciones donde podremos conversar con NPCs como tenderos, armeros o la propia regente, deberemos transitar por las distintas áreas de la ciudad arrasando a las hordas de enemigos cumpliendo misiones principales y secundarias.

En estas áreas será donde tenga lugar el mazmorreo, núcleo central del juego y escenario del divertido hack and slash de Victor Vran que como buen action RPG sabrá mezclar un combate frenético y exigente, con el desarrollo de nuestro personaje a través de mejoras en el equipo y progreso de habilidades. Para la primera de estas dos cosas tenemos a nuestra disposición un looteo de armas y armaduras que podemos combinar a nuestro antojo y que provocaran nuestro afán explorador para conseguir dar con esos accesorios o armas cuyos colores marcarán su rareza. Nada nuevo en este sentido puesto que es una fórmula usada anteriormente hasta la saciedad, pero ayudará a situar al jugador en el contexto del género de manera casi instintiva.

Una de las diferencias de Victor Vran con otros A-RPG de vista cenital es que en esta ocasión podremos saltar a la hora de movernos por los escenarios, algo que nos ayudará a esquivar ataques o variar ofensivas, pero también que servirá para ofrecernos mayor exploración en ciertos escenarios al ofrecer más verticalidad con el acceso a plantas superiores o el alcance a determinadas alturas. Un punto que se agradece pero que no desvirtuará la experiencia al no llegar a convertir el juego en un plataformas.

La ciudad está bastante bien recreada con una paleta de colores que casa a la perfección con el estilo visual con leves toques cartoon, sus parajes son bastante variados que van desde sus propias calles a jardines, torres o tumbas entre otras localizaciones, donde veremos algunos elementos destruibles que podrán esconder oro como recompensa por destrozarlos a nuestro paso. Ese oro nos servirá para adquirir objetos y armamento renovado en la tienda y conseguir que en ningún momento nos atasquemos más de la cuenta en nuestra misión de descubrir qué le pasó a la ciudad de Zagoravia.

El combate es una de las virtudes del juego por su gran dinamismo. Tenemos varias armas a nuestra disposición para convertir el combate en un desafío distinto dependiendo de cuál empuñemos. Así pues, una espada o un martillo nos darán mucha potencia en el cuerpo a cuerpo usando sus tres tipos de ataque pero también nos expondrán más a los ataques enemigos. Por el contrario, armas a distancia como escopetas o lanzarrayos permitirán acabar con los monstruos o demonios de manera más lenta pero segura. Tendremos un total de 8 armas a nuestra disposición, con el añadido del revólver y la guitarra (sí, guitarra) en la expansión de Motörhead. Como hemos dicho cada una tendrá tres tipos de ataque que serán activadas a través de los botones B, X, e Y, al instante en el caso de ataque básico y tras el pertinente tiempo de recarga con los de mayor impacto.

Por si fuera poco contaremos con poderes místicos que podremos ir desbloqueando, aprendiendo y usando para hacer caer una lluvia de elementos contra nuestros adversarios, a cambio eso sí de un maná que requerirá de nuestro frenesí en combate contra enemigos para recargarlo. A ello habrá que sumar el uso de una especie de cartas esotéricas que iremos recogiendo en cofres o como recompensa al subir de nivel y que cada una de ellas nos ofrecerá distintas ventajas como conseguir mayor probabilidad de daño crítico, aumentar nuestra salud y un largo etcétera.

El abanico de enemigos es un punto en el que se echa en falta algo de variedad, tanto en diseño como en mecánicas de ataque. No faltarán los que atacarán en gran grupo y los que harán uso de proyectiles mientras que otros cargarán contra nosotros o usarán magias para detenernos. Todos tienen en común el ansia de sangre y las ganas de vernos hechos papilla, independientemente de si son esqueletos, gólems, demonios, arañas o bestias, y es que el bestiario tradicional de juegos de fantasía y brujería entra a escena una vez más.

El principal aliciente de Victor Vran va a venir a través de desafíos en los escenarios o mazmorras. Así pues conseguir acabar con un número total de una clase de enemigos, superar una mazmorra en un tiempo determinado o eliminar de manera determinada a los rivales nos ayudarán a mejorar nuestra puntuación y ganar más experiencia para progresar más rápido. Si no lo conseguimos tranquilos ya que muchas de estas mazmorras son rejugables y los monstruos de su interior se reiniciarán para ofrecernos otra oportunidad.

Un juego que intenta dar réplica a Diablo no podía olvidar losenfrentamientos contra enemigos únicos. Hablamos de los ya clásicos campeones entre los mobs normales, contra los que su nombre coloreado nos avisará de su dureza.  Y no podemos dejar de lado las luchas contra los jefazos finales, aunque aquí el título de Blizzard juega en una división superior por su espectacularidad. Victor Vran nos dará momentos épicos y desafíos a la altura contra jefes que introducirán nuevas mecánicas y que nos obligarán en ocasiones a tener en cuenta otros elementos antes de poder causarles daño. En estos combates el uso de pociones y otros factores de curación adquiere un matiz más estratégico puesto que exponernos al daño durante demasiado tiempo neutralizará por ejemplo el efecto sanador de las pociones por lo que habrá que ir con cuidado.

Deteniéndonos en las expansiones, por un lado tenemos Fracture Worlds, un DLC que no va mucho más allá del juego principal al presentar pocas novedades y una generación de escenarios con el mero objetivo de estirar el chicle con una rejugabilidad básica. Siempre es de recibo para los que se quedan con ganas de más y sobre todo han jugado a la otra expansión que contiene esta versión. Y es que Motörhead: Through the Ages sí plantea un cambio drástico suficientemente atractivo para adentrarse en él. Por un lado ya hemos comentado como el eje central será la banda británica de rock y es que el enemigo será el propio Snaggletooth, mascota del grupo. La presencia de Motörhead llega desde la banda sonora al propio título de la versión (Overkill fue su segundo disco) y la historia con saltos temporales y escenarios contemporáneos propicia horas de diversión.

Podemos decir que Victor Vran no es el título ARPG definitivo en Switch pero sí que hará las delicias de los amantes del género y sabe jugar bien sus cartas, con un acabado técnico limitado que pese a que en algún momento sufrirá para mantener los 30 fps que ofrece, su salto al modo portátil es sin duda exitoso y despeja el horizonte para la llegada de nuevos juegos de este corte.