Análisis PS4: Rabi Ribi. Conejitas al poder!
24 octubre, 2017[google-translator]
Cualquier lector asiduo a la web ya se habrá dado cuenta que nosotros somos muy fans de los juegos Indie. Y es que nos gustan por muchas razones, pero quizás sea por ese aire fresco que suelen traer a nuestras consolas con esas propuestas tan locas que solo pueden ser producidas en un entorno con la libertad creativa que solo estos pequeños estudios, compuestos a veces por solo un puñado de personas, pueden tener y con la que sueñan los grandes creadores atados a estudios que piensan más en la rentabilidad que en la creatividad.
Gracias a pequeñas compañías como hemos podido jugar a grandes propuestas como fuerón Hotline Miami, Broforce, Nihilumbra, Shovel Knight u otras más recientes como Rime, Sexy Brutale o el actual Cuphead. Y es que lo que al principio puede ser una completa locura sobre el papel, y que tiraría para atrás a cualquier inversor de una gran compañía, una vez plasmada en la pantalla puede dar como resultado una idea maravillosa. Y ese es exactamente el caso que nos encontramos con “Rabi Ribi”, y es que si en un principio la idea de unir géneros tan dispares como los Metroidvania y Bullet Hell puede antojarse algo bastante raro si encima le añadimos la idea de que la protagonista sea una conejita Kawaii ya podríamos pensar de que lo que puede salir de este curioso trío no es nada bueno. Pero nada más lejos de la realidad ya que “Rabi Ribi” es uno de los Indies más divertidos que hemos podido disfrutar en nuestras PS4.
La historia se centra en Erina, una bonita y suave conejita que un día se despierta siendo humana!!!, eso sí, conservando sus adorables orejas y su pomposo rabo. Desorientada, y sin saber qué diablos ha ocurrido, Erina se propone buscar a su dueña para averiguar qué ha pasado, en su aventura se encontrará a una pequeña hada, llamada Ribbon, y juntas se embarcaran en una gran viaje buscando la manera de volver a la normalidad a Erina y saber quién o que está detrás de todo este asunto. Estamos ante una historia sencilla, sin excesivas sorpresas y que no aspira a convertirse en un hito dentro de los juegos Indies pero que nos mantendrá muy entretenidos durante toda la aventura gracias a su sentido del humor, que dará como resultado momentos disparatados. Los personajes son todos muy carismáticos, cada uno tiene su personalidad muy bien definida y pronto quedáremos prendados de ellos gracias al carácter que el guión les imprime a cada uno de ellos, sobre todo de Erina debido a su gran inocencia.
Como hemos comentado estamos ante un juego que mezcla varias jugabilidades distintas dentro de una misma propuesta y la verdad es que lo hace bastante bien. El juego arranca contándonos la historia como si de una novela gráfica se tratará. Una vez puestos en situación comenzamos nuestra aventura con un planteamiento al más puro estilo Metroidvania, es decir, un inmenso mapeado 2D con multitud de caminos a explorar, lleno de enemigos a los que hacer frente y con un fuerte contenido plataformero. Para superar los niveles Erina contará con dos tipos de ataque muy diferentes entre sí, por un lado tendrá su gran martillo Piku con el que haremos frente a los enemigos entablando combate cuerpo a cuerpo y por otro lado contaremos con las magias y ataques que nos aporta nuestra pequeña acompañante Ribbon, dándonos la posibilidad de abatir a distancia a nuestros enemigos. Estos dos tipos de ataque añaden mucha variedad a las partidas ya que cada jugador tiene la posibilidad de plantear las fases de un modo u otro, por ejemplo, puedes comenzar una fase repartiendo dolor sin freno gracias a tu gigante martillo y usando a tu pequeña hada para momentos puntuales o bien te puedes dedicar a sembrar la muerte desde un punto apartado de la pantalla. Esta mezcla vuelve cada partida tan distinta como el propio jugador que la juega y dando multitud de situaciones donde tendremos que elegir que método usar para superar un obstáculo determinado. Además nuestra guapa conejita contara con una amplia gama de objetos e Item a usar para mejorar sus ataques. Y hablando de mejorar, y como no podía ser de otro modo, conforme vamos avanzando eliminado enemigos iremos ganando experiencia que nos valdrá para ir subiendo de nivel los Stats de las armas de nuestro duo protagonista.
Pero por si los niveles que vamos atravesando no fueran lo suficientemente locos, frenéticos y variados, todo cambia cuando llegamos a un Boss al que derrotar. CreSpirit nos tiene preparada una última sorpresa. El juego cambia totalmente de género para convertirse en un “Bullet Hell” al más puro estilo R-type o Ikaruga. Al enfrentarnos a ellos se entablará una batalla campal donde cientos de proyectiles inundaran la pantalla y nosotros tendremos que evitar sus ataques y buscar el momento adecuado para acercarnos y darle su ración de justicia con nuestro martillo. Cada jefe contará con varios patrones de ataque diferente excelentemente equilibrados para no tener sensación de inferioridad ni de superioridad en ningún momento, además estos patrones serán distintos a los de los demás jefes volviendo estos enfrentamientos muy entretenidos y en ningún momento se nos harán repetitivos.
Todo estos elementos, por muy bien que estuvieran desarollados y encajados, si el control de nuestro personaje no estuviera a la altura estaríamos ante una catástrofe de juego. Gracias al díos de los videojuegos el control de Erina es preciso hasta niveles enfermizos. En ningún momento tendremos la sensación de perder una vida por capricho o azar. Como si de un Dark Souls se tratara, cada una de nuestras muertes solo se deberá a nuestra culpa por elegir mal el momento al atacar o no medir bien un salto. Todo está excelentemente balanceado para que sea accesible a todo tipo de jugadores y si aún así en algún momento se nos antoja en exceso difícil podremos cambiar la dificultad de nuestra partida. Por si todo lo contado fuera poco al acabar el juego tendremos multitud de cosas que hacer como un modo Speedrun u otro centrado en el BossBattle que sin duda harán las delicias de los más completistas.
A nivel audiovisual nos encontramos ante un cuidado “Pixel art” que harán las delicias de los más veteranos pues da ese, siempre nostálgico, aroma 8 bits que tanto gusta. Tantos los personajes como los paisajes y entornos están muy cuidados y la variedad en las fases es una norma, no encontraremos dos fases idénticas y todas ellas destilan color y alegría. En los momentos de lucha con los Boss la pantalla se inunda de luz y color por la multitud de disparos en pantalla y todo el conjunto rinde de manera sobresaliente. Y en los momentos de dialogo, cuando el juego se convierte en una especie de “visual novel”, el juego recurre a unas grandes y cuidadas ilustraciones manga que nos dan más detalle del aspecto de los personajes. En el sonido nos encontramos ante un gran trabajo por parte de CreSpirit. Estamos ante un buen puñado de temas, hasta 50, todos ellos muy pegadizos que acompañan de manera perfecta a cada fase del juego y que saben aportar el componente épico al juego.
Solo queda añadir, ya como conclusión final, que estamos ante un gran juego que mezcla estupendamente géneros tan dispares como las plataformas, la exploración y la acción modificándolos lo justo para que encajen perfectamente y dar como resultado uno de los juegos Indies más divertidos del año.
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