Detention. Para disfrutar sufriendo.
26 marzo, 2018[google-translator]
Analisis PS4
Jugando a Detention, la ópera prima del estudio taiwanés Red Candle Games, recordé el cine de terror de Kiyoshi Kurosawa, donde el horror nacía del interior de sus personajes: el vacío, el terror, es ese pozo interior en el que se abisman sus personajes y que se hace patente en las diversas ramificaciones fantasmagóricas que creó. Un universo donde el miedo y la paranoia nacen de dentro y no son entidades externas que vienen a torturar nuestras almas.
Pues bien, el videojuego que hoy nos ocupa es buena muestra de lo que el maestro Kurosawa nos enseñó en filmes como Retribution o Cure, por poner dos ejemplos. Nos encontramos en la década de los 60, en Taiwan, en pleno período del Terror Blanco, una etapa en la que imperaba la ley marcial. Es precisamente de esta opresión fruto de la represión política y social que costó la vida a miles de personas (asesinatos, ejecuciones, torturas, persecuciones políticas…) que nace el terror psicológico de esta obra. Un marco donde el lado oscuro del ser humano sale a relucir en su pérfido esplendor.
Así es la sociedad en la que habitan Wei y Ray, los dos protagonistas de este pequeña joya: tras quedarse dormidos en el instituto, ambos despiertan para encontrarse con todo el edificio vacío y una alerta por la aproximación de un tifón. Su sorpresa será mayúscula cuando, tras intentar volver a sus hogares, vean que el puente que les había de llevar al pueblo se ha derrumbado y el río que corre bajo él se ha vuelto del color de la sangre…
Este es el punto de partido de un juego que sabe combinar sus elementos para crear una ambientación asfixiante y terrorífica, una sensación pesadillesca y retorcidamente insana recorre los pasillos del insitituto, el marco en el que transcurre esta aventura. Muchos elementos juegan a favor de esta excelente ambientación. La primera de ellas, sin duda, es su ritmo: quien espera una aventura trepidante que se aleje. Estamos ante una aventura pausada, lenta, en la que los propios movimientos de los protagonistas se nos muestran pesados: no podremos atacar ni huir despavoridos. Hay que hacer frente a los horrores que nos deparan sin armas ni artificios propios de las sagas de terror de acción: aquí prima el rebuscar en cada habitación en busca de respuestas y pistas para así poder continuar nuestro periplo en el instituto.
Otro de elementos, este primordial por su orinigalidad, es su apartado visual: se trata de una aventura en 2D donde los personajes están dibujados a mano, en blanco y negro, sobre un fondo realista, casi fotográfico, dotado de color e iluminación: sus creadores decían que trataban de crear una sensación parecida a las de las fotografías antiguas y, sin duda, es algo que han conseguido con creces, evocando de esta manera todos esas fotografías de lugares y personas engullidas por el olvido, atrapadas en el silencio de una imagen estática. Este contraste en el que lo único que parece real(esos pasillos, aulas, salas de proyecciones, árboles…) es precisamente lo más sobrenatural, inquietante y angustiante es lo que genera ese ambiente desasosegante: ojos que aparecen tras las verjas, sangre en las paredes, proyecciones desasosegantes, luces titalantes… Es por ello que, a nivel visual, esta obra cumple con creces su propósito de adentrarnos en los infiernos de este instituto. A todo esto hay que sumarle, por supuesto, el diseño de los fantasmas y seres sobrenaturales (basados en la mitología taiwanesa) que nos perseguirán sin descanso: un acierto en su diseño aunque es cierto que falta algo más de variedad, pues más allá de dos o tres tipos de enemigos no encontraremos a lo largo de la aventura. No por ello, ojo, dejan de estremecernos más.
La sensación de indefensión ante estos enemigos (elemento inspirado en aquella mítica saga Clock Tower), la imposibilidad de vencerlos, no hace más que aumentar la desazón y el temor ante los encuentros con ellos puesto que lo único que podremos hacer para sobrevivir es taparnos la boca para no respirar: curiosamente, y según confesaron sus autores, para esta mecánica se basaron en las sagas, propias de Hong Kong, sobre Jiangshi (vampiros chinos) en las que para no ser detectado entre los vampiros, los protagonistas deben aguantar la respiración porque, ya sabrán ustedes, los muertos no respiran. Claro está, aguantar la respiración sólo puede hacerse por un tiempo limitado. Si a esto le añadimos que a ciertos enemigos no podemos mirarlos a los ojos, la tensión y el nerviosismo se disparan.
Como he mencionado antes, se trata de un juego basado en las 2D, próximo a las aventuras gráficas. Es por ello que aquí cobran especial importancia, tanto o más que los encuentros cons los enemigos, los puzzles: cada capítulo del juego está basado en una serie de desafíos en los que tendremos que recorrer cada milímetro del escenario para localizar los elementos necesarios para resolver el enigma que nos proponen. En este sentido, el juego resulta una auténtica delicia dado que el diseño de todos ellos es tan intuitivo como, en algunos casos, original (sinceramente, el puzzle de la radio es una auténtica delicia): para ello, el juego nos obliga a buscar todas las pistas necesarias, a pararnos a pensar qué nos están pidiendo y qué podemos hacer con los objetos que hemos ido encontrando. Una libreta en la que iremos agregando todos los documentos que nos vayamos recopilando será nuestra guía fundamental para resolver todos los misterios. Y estad atentos porque hay un pequeño puzzle en homenaje a Silent Hill, fuente de inspiración de esta obra que los autores han confesado en diversas ocasiones.
Otro de los pilares sobre los que se asienta el edificio del juego es el apartado sonoro, un apartado que brilla con luz propia gracias a su música y los efectos de sonido: absolutamente apabullante y estremecedor escuchar las risas diabólicas de los fantasmas que corren por los pasillos, el viento silbando entre las grietas de las paredes, la tenebrosa música que ambienta cada escenario… Todo está calculado al milímetro para que nos estremezcamos y se nos ponga la piel de gallina cada vez que abrimos una puerta a un espacio desconocido. Magistral.
Pero no es oro todo lo que reluce y, por desgracia, Detention presenta algunas mecánicas a lo largo de la aventura que luego quedan totalmente desaprovechadas: sin ir más lejos, a los fantasmas se les puede ofrecer incienso como alimento para así atraer su atención a cierto punto del escenario y dejarnos vía libre. Pero esto es algo que únicamente tendremos la posibilidad de utilizar, como máximo, en un par de ocasiones. Por otro lado, los controles, al menos en PS4, no son del todo precisos y, a veces, no responden como deberían: es cierto que al ser una aventura pausada esto no es un problema grave, pero es un elemento que deberían pulir.
Como siempre digo, las experiencias terroríficas no pueden durar mucho, porque al final el efecto se acaba diluyendo y se acaba conviertiendo en una aventura descafeinada. Por ello, es una grata noticia que los autores hayan sabido condensar la experiencia en una duración más que justa: en unas 4-5 horas podréis haber sudado lo suficiente para dar por terminada esta terrorífica obra. Y no, no es rejugable, más allá de volver a jugarlo para entender, tras la primera vuelta, todos los elementos que nos han ido mostrando a lo largo de la aventura y que, tras ese final revelador, podremos ir encajando.
Sea como fuere, estamos ante una obra de terror destinada para aquellos que quieran disfrutar sufriendo, con una obra más próxima a Silent Hill y Lone Survivor que no a otras aproximaciones al género más desviadas a la acción. Su ambientación, tanto histórica como visual, lo convierten en una obra totalmente original que nos va a proponer algunos acertijos muy originales que nos harán pensar un poco. Una apuesta original que no decepcionará a ningún amante del terror psicológico y una magífica carta de presentación de Red Candle Games. Yo, sin duda, les voy a seguir la pista de cerca. ¡Larga vida al terror!
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