Análisis PS4: Chaos on Deponia, mas vale tarde que nunca.

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Más vale tarde que nunca. Con esta frase quiero empezar este análisis, ya que los chicos de Daedalic Entertainment sacaron este juego para PC en el año 2012 y ahora, por fin, llega al mundo de las consolas, que en los últimos tiempos tienen algo olvidadas las aventuras gráficas.

Y es que para la generación que nos criamos con “Monkey Island”, “El día del tentáculo” o “Hollywood Monster”, se nos iluminan un poquito los ojos cuanto escuchamos hoy en día las palabras “Daedalic Entertainment” y “aventura gráfica” en la misma frase. Y es que los germanos, se han hecho, por méritos propios, un hueco importante dentro del género gracias a juegos con un diseño y desarrollo a esta altura en toda la saga de Deponia.
Esta “nueva” entrega no aporta ninguna vuelta de tuerca al género ni lo reinventa, pero sí que es un grandísimo ejemplo de aquellas aventuras gráficas de sus años de oro en los 90, lo que sí que nos trae es un montón de risas y bastantes horas de diversión.
Y sin más rodeos va siendo la hora de remangarnos y hablaros un poquito del juego. Caos en Deponia, como os podréis haber imaginado por lo ya dicho, es una aventura gráfica point-and-click de las de siempre, con una dificultad en los puzles moderada la mayoría de las veces, pero a veces con algunos de estos puzles desearías echar mano de una guía, pero estos obstáculos los que de verdad hacen, que si consigues resolverlo sin ayuda de una guía, se te hinche el pecho de orgullo a la vez que pienses a quien se le ha podido ocurrir esto.

En esta nueva entrega volveremos a disfrutar jugando con Rufus, nuestro hidalgo chapuzas, y una vez más nos enfrentaremos al Organon, ese maligno imperio de hombres con barbas de metal, que siguen con la intención de destruir Deponia. Afortunadamente, para más de un pobre inocente desafortunadamente, tendremos a Rufus para detenerlos.
La aventura continua un poco después de la primera parte, La fuga de Deponia, y tendremos a nuestro hidalgo creando un curioso tirachinas, usando fuegos artificiales y una cuchilla circular gigante con el objetivo de conseguir llegar al Eliseo. Obviamente, para todos los que nos criamos con el coyote y el correcaminos sabemos, cuando se mezclan estos elementos el resultado suele ser muy gracioso. No quiero seguir contandp más de la historia, porque aunque el juego salió hace ya unos años, merece la pena echarle un rato y disfrutarlo.

Aunque es la segunda entrega, la primera, La fuga de Deponia, está también disponible para PS4 desde el año pasado, y esperamos que este ritmo se mantenga y nos traigan a consolas la tercera parte, Goodbye Deponia, para así tener la saga completa disponible en PS4 (la cuarta entrega, Deponia Doomsday, salió para consolas a principio de 2016).
Su jugabilidad no trae nada nuevo, como ya hemos dicho es un point-and-click de toda la vida, pero sí que dispondremos de un abultado inventario, en muchas ocasiones porque no siempre, donde tendremos que discernir que podríamos usar, con qué y donde dependiendo de la situación, y este es, a mi gusto personal, el mayor atractivo que posee el juego y el género.

Visualmente el juego no va a llamar por sus espectaculares gráficos, ni por imposibles CGIs. Ni lo busca, ni lo necesita, ya que con sus trabajados escenarios y sus cuidados diseños hacen que en cuanto te paras y empiezas a escudriñar los distintos entornos descubres la auténtica calidad visual de la que goza. Es rara la vez que te paras un momento en un escenario y no descubras alguna chorrada nueva, que en un primer momento se te paso por alto. Además gracias a este estilo 2D de animación caricaturesca, el paso de los años lo lleva excelentemente bien y ayuda mucho a realizar la migración de PC a consolas con un alto nivel de calidad.
Me gustaría dar las gracias a la extinta FX Interactive, cerro desgraciadamente a principios/mediados de este año, por una traducción al español completa y perfecta. Aunque es cierto que en varios momentos los personajes pueden hablar sin mover la boca o al contrario, esto lo achaco más al tipo de animación, ya que en este formato visual no se suele gesticular con forme la palabra a decir, sino que en muchos casos es más un abrir y cerrar de boca sin más.
También recalcar que el doblador de Rufus se modifica de la primera a la segunda entrega. Esto puede que a los más puristas pueda ofender, pero no afecta al juego en sí, y mucho menos cuando vemos que el cambio de doblador ha sido de Juan Logar a Fernando Cabrera, que aunque no lo conozcáis por el nombre, como pasaba en ese famoso anuncio con Diego Ramón Jiménez Salazar (El Cigala), si os digo que dobla al castellano a Sheldon Cooper la cosa cambia. Y es que esa voz, que muchos asociamos ya a un genio loco, añade un poco más de peso a los diálogo absurdos que puede tener el protagonista.

Mi conclusión es que esta saga de juegos con el paso del tiempo, un poco más del que ya tiene, se transformará en una de esas grandes sagas de aventuras gráficas que todos recordamos con cariño. Muy recomendable para todos los amantes del género y en especial, me gustaría recomendarlo para todos aquellos padres, que disfrutamos de niños con Monkey Island, Hollywood Monsters,… como regalo a vuestros hijos, para que vivan descubrir lo que es un juego clásico, y como disfrutábamos nosotros sin casi acceso a guías (las revistas el que las tuviera), sin internet apenas y solo el boca a boca para conseguirnos pasar estas preciosidades.