Análisis Metro Exodus

Los juegos de Europa del Este tienen algo especial. Si hacemos un repaso a algunos de los títulos más sorprendentes que hemos tenido estos años, veremos que muchos de ellos provienen de esta zona de Europa. The Witcher, desarrollado por CD Projekt, compañía polaca, de Polonia también son en Techland, creadores de Dying Light, Kingdom Come Deliverance es de un estudio de República Checa, Warhorse Studios.

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Quizás por su cercanía, los países del este han creado siempre muy buenos videojuegos. Su atmosfera suele ser de sobresaliente, la narrativa está muy bien construida y la jugabilidad nunca defrauda. Por eso cuando uno analiza un producto como Metro Exodus sabe que se encuentra ante un producto de calidad, más teniendo en cuenta las dos entregas anteriores. Y después de acabar la nueva aventura de Artyom, me da la sensación de que Exodus supone un verdadero golpe encima de la mesa por parte de sus desarrolladores, 4A GAMES, reivindicándose como un estudio muy a tener en cuenta.
Hablar de la parte narrativa, de la historia al fin de cuentas, de Metro Exodus es hacerlo de un viaje hacia la libertad, con todo lo que ello supone. Miedos, esperanzas, amistades, amor y por supuesto, conflicto. En Exodus volvemos a ponernos en la piel de un Artyom que, desesperado por encontrar vida más allá de Moscú, pasa mucho tiempo en la superficie buscando una supuesta señal de radio que confirme sus sueños. Todo ello a costa de pasar demasiado tiempo fuera del metro mientras su cuerpo absorbe radiación. Todo el mundo le hecha en cara sus peligrosas salidas a la superficie, hasta que un día, todo cambia.
Contar más del viaje de Exodus sería arruinar una historia que está muy bien escrita. Hay que decir también que contando como base las novelas de Dmitri Glukhovsky uno puede pensar que se parte con ventaja, pero nada más lejos de la realidad. El universo del juego está muy bien construido, la narrativa mantiene bien el ritmo, aunque es más pausada que los dos juegos anteriores al ser un juego más abierto y es una autentica delicia escuchar los diálogos de los NPCs, tanto de los principales como más secundarios. Todos los personajes que forman parte del universo de Exodus tienen una personalidad bien definida y eso constituye a formar una atmosfera interesante pero, por encima de todo, creíble.

Si has seguido la actualidad de Exodus posiblemente una de las cosas que más te volara la cabeza es esa idea de que esta entrega es un “mundo abierto”, pero nada mas lejos de la realidad. La estructura jugable de Exodus se define por un conjunto de niveles “semiabiertos” y otros completamente lineales. A groso modo, los niveles de Exodus son cuatro. El Volga, Mar Caspio, La Taiga y Ciudad Muerta. De ellos, los más abiertos son los dos primeros, mientras que La Taiga es de un carácter semiabierto y la Ciudad Muerta es completamente lineal. Los más disfrutables, y en los que más tiempo pasarás, son el Volga y el Mar Caspio, niveles más abiertos que si se alejan de la clásica formula Metro.
La estructura es la misma en ambos. Grandes mapas donde nos podremos desplazar con total libertad de movimiento. No te asustes, Metro no se ha convertido en un sandbox, pero detrás de este nuevo planteamiento se nota el interés de 4A Games de aportar algo nuevo y novedoso a la saga. Podremos explorar las zonas como queramos y a nuestro tiempo, mientras lidiamos con mutantes y enemigos humanos. No hay misiones secundarias como tal, si no que el juego se vale más por los “eventos” que van ocurriendo mientras avanzas por el mapa y que desbloquean acciones especiales. No son mapas vacíos, estando llenos de zonas abandonadas, campamentos de bandidos etc…

Exodus es un juego que requiere ser jugado con paciencia, pensando cada paso que damos. Como en las entregas previas, Artyom no es un superhéroe, así que no esperéis un control parecido al de un Call of Duty o Doom. Los controles son lentos y toscos. Las animaciones de recarga son lentas, la estamina de nuestro personaje se agota rápido, y el daño que sufrimos es elevado. Todo esto sumado a la peligrosidad del mundo, y es que muchas veces nuestras preocupaciones no tendrán que ver con los bandidos o mutantes que nos encontraremos en el camino, si no de la radiación, la luz o las condiciones meteorológicas. Recoger recursos es clave para sobrevivir, y no son precisamente abundantes. Los filtros para la máscara, botequines o munición son bienes escasos, lo que provoca que muchas veces vayamos escasos de ellos y tengamos que decidir si nos conviene meternos en un tiroteo por si nos quedamos sin balas o entramos en cierto edificio por la posible ausencia de filtros.
Sobrevivir es complicado y desafiante, pero no estaremos solos. Nuestro mejor aliado será nuestra mochila. En ella, podremos almacenar nuestras armas, los recursos que recojamos y crear nuevos objetos, todo ello en tiempo real. Mirar cada rincón del mundo no es importante solo para obtener recursos para crear filtros o cocteles molotov, si no para encontrar nuevas armas y mejorar estas. En este sentido se presenta otra de las novedades de Exodus, y es su sistema de armamento. Hay muchas menos armas, pero son mucho mas personalizables. La variedad de accesorios y modificaciones que podemos hacer se ha ampliado muchísimo con respecto a las anteriores entregas. Todos los accesorios tienen sus partes positivas y las negativas, por lo que depende de nosotros elegir el tipo de arma que llevamos. Y si por algún motivo no nos sentimos cómodos con nuestra selección, con nuestra mochila podremos poner y quitar accesorios en poco tiempo, adaptándonos a los enemigos y situaciones que nos encontremos.

Tendremos que adaptarnos, porque los enemigos que nos encontraremos a nuestro paso no nos van a poner las cosas fáciles. La variedad de mutantes es muy amplia, y todos son únicos tanto en su comportamiento, ataques y relación con el mundo y nuestro personaje. Una pena que los enemigos humanos no supongan tanto desafío como los primeros. La IA humana es algo que flojeaba en las anteriores entregas, y aunque se puede camuflar con la dificultad, sigue siendo muy mejorable. No tanto en combate, donde es competente, si no en el sigilo, donde sufre de ser una IA muy parada y en ocasiones, poco avispada.
No solo combatiremos en nuestra aventura. Otra cosa que haremos mucho será escuchar a otros personajes cuando nos subamos de nuevo a la Aurora, nuestro tren. Un apartado por una parte maravilloso, ya que nos permite profundizar en las motivaciones de varios personajes, pero por otra algo desaprovechado debido a que Artyom no dice absolutamente nada. Esto no es nuevo, ya estaba en los anteriores juegos y es necesario que en la próxima entrega de la saga los desarrolladores le den una voz a Artyom cuanto antes. No digo que este hablando absolutamente todo el rato, pero si que es cierto que en ocasiones la narrativa puede quedar algo coja debido a este problema.
Si hablamos del apartado gráfico, artístico y sonido, solo queda decir que Metro Exodus es una delicia. Un espectáculo visual de principio a fin que demuestra que el 4A Engine, el motor grafico de la compañía es todo un portento. La variedad de biomas que visitamos es preciosa, desde los áridos paisajes de el Mar Caspio a las vistas verdes de La Taiga esta perfectamente recreada. Los rostros y los mapas están totalmente detallados. También ayuda mucho para la atmosfera las partículas de polvo o las telarañas el fuego o los efectos climáticos . Son detalles que ayudan a crear una atmosfera incomoda pero bien cuidada. El apartado sonoro no se queda atrás. La música no tiene demasiada presencia durante el gameplay, tiene un par de melodías, en concreto en momentos concretos de la historia, muy especiales. Y los efectos de sonido de las armas, los crujidos o los sonidos metálicos ponen los pelos de punta.
Acabando el análisis de Metro Exodus, el resumen es que estamos ante una aventura imprescindible, no solo para aquellos que son fans de los juegos postapocalípticos, si no de los que disfrutaron de la saga Metro. Exodus es un capitulo que marca un antes y un después en la saga y que augura un brillante futuro a las próxima aventura de Artyom y los espartanos.