Análisis Fire Emblem: Three Hopes
21 julio, 2022Supongo que, en lo que a musous se refieren (ya sabéis, el género de repartir a diestro y siniestro a tropecientos enemigos, día sí y otro también), he tenido bastante suerte: he jugado muy pocos y estos pocos eran muy buenos. Sin ir demasiado lejos, recuerdo con mucho cariño aquel Dragon Quest Heroes 2 que supo imbuirse de la saga de Square Enix para crear un videojuegos vistoso y muy entretenido. Pero lo cierto, es que el que hoy nos toca reseñar se sitúa, casi sin despeinarse, en lo mejorcito que he podido jugar dentro del género.
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Hace ahora tres años, en 2019, aparecía para la híbrida de Nintendo Fire Emblem: Three Houses, uno de los SRPG de visita obligatoria de esta generación y que nos ofrecía, como aquel que dice, tres juegos en uno: tres casas diferentes (Águilas Negras, Leones Azules y Ciervos Dorados), lideradas, cada una de ellas, por tres jóvenes con futuros prometedores. Edelgard, Dimitri y Claude, dichos líderes, ofrecían tres líneas narrativas distintas con diferentes eventos e informaciones que cambiaban bastante la percepción que teníamos de los sucesos. Un juego profundo, con un sistema de combate complejo y elaborado y con una trama coral y cambiante. Vamos, una joyita que, si aún no habéis jugado, ya estáis tardando. Pues bien, ¿cómo coger el testigo de esta obra para crear un musou y, aún más, que esté a la altura de su obra seminal? Pues creando Three Hopes. Ni más ni menos.
Fire Emblem: Three Hopes hace uso del célebre subgénero what if… para retomar los sucesos de Three Houses y ofrecer una nueva vuelta de tuerca. ¿Qué pasaría si Byleth, el protagonista del anterior videojuego, no fuera el protagonista y no actuara ya no sólo exactamente cómo lo hizo entonces, sino que ahora es el antagonista de la actuación? Pues bien, el juego nos ubica en esta divergencia para narrarnos una historia que va mucho más directa a la acción (faltaría más, siendo un musou) y que nos presenta a Shez, un mercenario que se encontrará con los líderes de las tres casas mencionadas y que se unirá a ellos en su camino al Monasterio de Garreg Mach, donde deberán aprender los quehaceres militares y estratégicos para convertirse en los futuros líderes de Fódlan. A esto hay que sumarle que Shez tiene una conexión especial con un extraño ser llamado Arval, cuyo propósito es tan desconocido como misterioso. Como os podéis imaginar, nos tocará tomar partida por una u otra casa en los futuros eventos y desafíos por venir a lo largo de la aventura.
Si argumentalmente el juego ya propone algo tan distinto como reconocible en referencia a Three Houses, con un sistema de relaciones amistosas/amorosas que sigue a pies juntillas al juego de 2019, jugablemente tenemos algo, también, muy distinto pero muy fácilmente identificable para los seguidores de la saga de Intelligent Systems. Y es que, fijándonos en lo más evidente, estamos hablando de dos géneros totalmente antagónicos: por un lado, la estrategia parece exigir un tempo más pausado, una actitud más reflexiva y una actuación tan comedida como valiente por parte de los jugadores, algo que se intuye muy alejado para los amantes de los musous, ¿no? Pues bien, lo cierto es que Three Hopes es un juego frenético, sí, pero también exige saber muy bien qué estamos haciendo, sobre todo en los niveles de dificultad más elevado y ante los Final Bosses que nos iremos encontrando.
Por supuesto, vamos a machacar botones a lo loco, faltaría más, pero deberemos tener en cuenta que ciertas armas y unidades funcionan mejor ante ciertos enemigos para poder sacar el máximo rendimiento y beneficio a los combates. Porque podemos ir a tiro fijo e importarnos lo más mínimo las puntuaciones en los combates, pero aquellos que pretendan conseguirlas van a tener que sudar para luchar bien y bonito y poder cumplir las pequeñas misiones secundarias que irán apareciendo a lo largo de las misiones. Eso sin tener en cuenta que los objetivos principales van a ir cambiando de forma continua y vamos a tener que rediseñar constantemente nuestros planes para vencer de forma esplendorosa. Y conseguir buenas puntuaciones nos dará acceso a más y mejores botines y más experiencia para subir de nivel al grupo.
Además, como ya sucedía en Three Houses, nuestras relaciones con los componentes del grupo serán esenciales para el combate: aquellos con quienes nos llevemos mejor tendrán más compenetración con nosotros a la hora de combatir y eso nos ofrecerá un combate más ágil y con un mayor apoyo. Además, para sacar todo el jugo en el combate, deberemos recordar que cada clase tiene una serie de habilidades pasivas que influirán el devenir del combate y que pueden ser decisivas para superar a ciertos enemigos con mayor facilidad.
Sumémosle a todo ello que vamos a poder alternar entre los combatientes que nos acompañen en nuestras misiones y estos va a ser imprescindible para aventajar a los enemigos y hacer uso de los puntos fuertes de cada uno de nuestros compañeros. Algo especialmente útil a la hora de hacer frente a unos Jefes Finales que exigen de una compenetración y paciencia más elevada que ante los masillas de turno. Pero si esto fuera poco, podremos asignar ciertas estrategias de actuación a nuestros compañeros (atacar a un sólo enemigos a la vez, defender a ciertos personajes para evitar su muerte, etc.) y además asignarles que acaben con ciertos enemigos para así diversificar nuestras fuerzas e ir más raudos hacia la victoria… si lo hacemos correctamente, claro. Las misiones, además, no suelen ser muy extensas, normalmente entre unos 10-20 minutos, lo cual es ideal para mantenernos pegados a la pantalla de nuestra Switch de manera constante gracias a esa consabida consigna de “va, una misión más y se acabó por hoy”.
Visualmente, lo cierto es que el juego aguanta bien el tipo sin grandes ralentizaciones pero con un popping un tanto acentuado que desmerece un conjunto en el que el diseño de los personajes y los enemigos está a un nivel excelente. Asimismo, el apartado sonoro, con voces en inglés y japonés (tranquilos, subtítulos en castellano) luce espectacular, así como la música que sabe acompañar en los combate y puntúa los momentos más épicos con gran acierto.
Así pues, Fire Emblem: Three Houses es una propuesta excelente dentro del género de los musou que sabe inspirarse en la saga de la que parte pero que se la apropia de manera excelente para ofrecer una versatilidad y profundidad que, al menos a servidor, han sorprendido muy gratamente. Además, ofrece tres líneas argumentales que otorgan una gran rejugabilidad al título y una historia intensa y refrescante para este verano. Sin duda, seáis amantes del género o no, este es un de los juegos que deberíais probar este verano si tenéis ganas de pasarlo bien y sorprenderos con un sistema de combate accesible pero con mil y una opciones que hacen que dominarla no sea tan fácil como el género podría hacernos pensar.
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