Análisis de Vengeful Guardian: Moonrider

Análisis de Vengeful Guardian: Moonrider

24 enero, 2023 0 Por Jorge Cuadri
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Una oda a la nostalgia que te transportará a las salas de recreativas de los años 90.

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Vengeful Guardian: Moonrider es un producto peculiar donde los haya. En plena burbuja de lo retro, donde el pixel art campa a sus anchas, y donde todo tiene que tener sabor añejo e intentar hacernos volver a esos años en los que fuimos felices (lo cual en la mayoría de los casos, como dice la sabiduría popular, está contraindicado), es muy difícil que un producto con esta orientación destaque como lo hace este título. ¿Quieres saber por qué? Vente, que te lo contamos.

El nuevo juego de los brasileños JoyMasher es un arcade de scroll lateral (sobre todo, como ya veremos) que bien podría haber sido sacado directamente de un salón de recreativas de los años 80 o 90. Términos como pixel art, retro gaming y nostalgia se quedan muy cortos para definir el conjunto de este título, que es un auténtico viaje al pasado. Con todo lo bueno y algo de lo malo que podríamos encontrar en él. El estudio brasileño destaca por estar muy especializado en este tipo de producto: sólo hace falta echar un vistazo a su portfolio (donde destacan Oniken, Odallus y Blazing Chrome) para ver una trayectoria que habla de amor por los años 80 y de dedicación plena a recrear lo que en esos tiempos dio lugar a esta afición que tanto nos gusta.

En este frenético arcade encarnaremos a Moonrider, un guerrero cibernético creado por una dictadura totalitaria que gobierna con puño de hierro un mundo distópico. Por causas desconocidas, el autómata toma conciencia de sí mismo, y rechaza la misión para la que fue creado, eligiendo la más honorable tarea de liberar al pueblo de la tiranía que lo somete destruyendo de paso a su ejercito de compañeros robóticos destructores, de todas las formas y tamaños.

Moonrider Boss

En Moonrider encontraremos jefazos finales grandes, gordos y feos, como debe ser.

Para acompañar a Moonrider en su aventura libertario-aniquiladora comenzaremos en un nivel fijo que tendremos que superar obligatoriamente. Una vez nos lo pasemos, se abrirá ante nosotros un mapa con una serie de localizaciones, que representan el conjunto de niveles que podemos elegir, y que tendremos que superar en su totalidad para llegar al final del título. En todo momento podemos escoger qué nivel queremos intentar, sin importar además si lo hemos completado ya anteriormente, ya que un sistema de calificaciones animará a los más perfeccionistas a volver a intentarlos para superar las puntuaciones anteriores.

El gameplay es fluido y el control funciona razonablemente bien. Se le puede afear el hecho de que algunas hitboxes sean sensiblemente más pequeñas que el espacio que ocupa en pantalla el cuerpo u objeto al que representan, lo cual es un recurso de aumento de dificultad muy habitual en diseño de videojuegos, y según un humilde servidor, algo injusto y frustrante. Inexplicable también es la decisión de haber sacado el tutorial del arranque orgánico del juego, y haberlo incluido como un elemento completamente opcional que se puede seleccionar en la pantalla principal del juego. Las habilidades de las que el personaje dispone desde el mismo comienzo de la partida no son todas de ejecución intuitiva, por lo que es más que probable que si no se tiene la idea de jugar el tutorial, el jugador no sepa cómo llevarlas a cabo. Como se suele decir, sólo hay una oportunidad de causar una buena primera impresión, y sin el tutorial, podemos tener la sensación de que en nuestros primeros compases estamos jugando con una mano atada a la espalda. Una vez hacemos el tutorial, nos damos cuenta de la auténtica capacidad destructora de Moonrider, y podemos disfrutarlo en todo su esplendor.

Moonrider Mapa

El juego pone a nuestra disposición un pseudo mundo abierto con total libertad para recorrerlo en el orden que queramos.

A pesar de que de partida Moonrider ya es mortífero, a lo largo de los distintos niveles iremos descubriendo bonificaciones y consiguiendo módulos y mejoras que nos permitirán acabar con nuestros enemigos más y mejor. Este sistema de complementos se ha integrado además en la mecánica de puntuaciones, de forma que si los equipamos, se limite la puntuación máxima que podemos conseguir en cada nivel. Toda una tentación para los más hardcore – masoquistas, que quieran tener los niveles acabados con la máxima puntuación, para lo que tendrán que completarlos sin ayuda ni mejora alguna, entre otras condiciones.

No nos engañemos: el juego es difícil. Es difícil queriendo y con ganas, y enfoca su propuesta hacia la repetición y el aprendizaje de facto de los niveles, enemigos y obstáculos que nos vamos a ir encontrando por el camino. Es decir, exactamente igual que ocurría en las recreativas de las últimas décadas del siglo pasado. Lo bueno es que en este caso no tenemos que echar 5 duros cada vez que veamos el mensaje que veis en la captura de pantalla más abajo. Sólo armarnos de paciencia y volver a empezar el nivel desde el principio. Seguro que más de uno elegiría gustoso pagar las 25 pesetas para poder evitarlo…

Moonrider Game Over

Esta pantallita la veremos más de una y más de dos veces.

A nivel artístico esta obra raya en la perfección, cumpliendo en todo momento su objetivo de hacernos sentir que viajamos en el tiempo. El diseño pixel art de 16 bits es soberbio, y nos retrotrae a sistemas como la Mega Drive y títulos como Shinobi, Ninja Gaiden, o Shadow of the Beast. El rendimiento es perfecto y el título fluye a las mil maravillas, acompañando al ritmo frenético del propio gameplay. El apartado sonoro rema también en la misma dirección, con composiciones de ritmos trepidantes ejecutadas por esos instrumentos sintéticos tan característicos de las consolas de cuarta generación.

Moonrider Aire

Encontraremos distintos biomas y mecánicas de juego diversas en nuestra ochentera aventura.

Los brasileños de JoyMasher se afianzan con Vengeful Guardian: Moonrider como auténticos maestros de la recreación retro. En esta ocasión nos traen un producto que no puedo definir de otra forma que de artesanía, repleto de nostalgia y de buenos recuerdos a golpe de moneda de cinco duros en los salones de recreativas. A lo largo de las aproximadamente dos horas que dura una run, nos sentiremos teletransportados a otro tiempo, donde la dificultad debía ser endiablada, la música estridente y machacona y el ritmo trepidante. Y todo eso lo hace Moonrider de maravilla. ¿Os atrevéis con él?

Jorge Cuadri
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Vengeful Guardian: Moonrider

0.00
7.5

Historia

7.5/10

Jugabilidad

6.5/10

Diseño Artístico

8.0/10

Diseño de Sonido

8.0/10