Análisis de Valheim
22 febrero, 2021“Lo mejor de la vida es la vida misma. Asegúrate de que disfrutas cada momento y dejas un buen nombre tras de ti. No hay nada mejor que estar vivo y contento.” Proberbio vikingo.
Valheim se ha convertido por derecho propio en uno de los juegos de lo que llevamos de año, y puede presumir de ser el primer fenómeno viral de 2021, y lo hace sin salir todavía del Early Access. En No Es País estamos disfrutando del título de Coffee Stain Publishing y Iron Gate Studio gracias al código que nos ha proporcionado Jesús Fabre, y os contamos que nos está pareciendo tras un buen puñado de horas.
Valheim es una aventura de supervivencia con ambientación vikinga, que nos pone en la piel de un personaje que crearemos con un sencillo editor al comienzo de nuestra partida. Generaremos la semilla de mundo, porque sí amigos, aquí cada partida tiene su propio mundo, y una vez con los pies sobre la tierra (o la hierba), un cuervo nos orientará en los primeros compases de nuestra aventura, y eventualmente se aparecerá ante nosotros para aconsejarnos e informarnos sobre determinadas novedades, que las habrá y muchas, ya que Valheim es un juego que no deja de sorprendernos, y eso que sólo hemos visto la punta del iceberg.
El comienzo, como el de la mayoría de aventuras de este corte es simple. Recolecta algo de madera, piedras, fruta, y que empiece la fiesta. Martillo, hacha, banco de trabajo, hoguera, y ya que estamos, empecemos a construir una pequeña choza de madera con tejados de paja, quedará genial, ya veréis. Poco a poco le añadiréis un cofre para guardar cosas con las que no queramos cargar, y una cama para descansar y que se convierta en vuestro punto de reaparición. A partir de este momento iremos progresando en el noble arte del almacenamiento y reciclado de materiales en forma de objetos útiles, ya sabéis. A parte de los ya comentados, no tardaremos en recolectar sílex de las playas y los ríos, plumas de aves que abatiremos con nuestro arco, para elaborar flechas de mayor calidad, pieles de diferentes animales a los que daremos caza, y un montón más de elementos que ahora mismo no creo que venga al caso enumerarlos, porque son unos cuantos. Aprovecho para decir que el arco será nuestro mejor aliado, ya no sólo para cazar si no también para mantener a raya a los enemigos, si no somos muy amigos del combate cuerpo a cuerpo. Cuestión de gustos, supongo.
A todos aquellos a los esto les pueda sonar como una propuesta engorrosa, ya os digo que no es así en absoluto. Valheim es una experiencia agradable y muy disfrutona, y de hecho ahí radica gran parte del éxito que está cosechando. Es un juego eso sí, que hay que tomarse con calma y dedicarle mucho, muchísimo tiempo. Estos juegos son así, hay que farmear mucho, tener paciencia, e ir progresando en el uso de las diferentes herramientas, armas y habilidades. Pero tenemos todo el tiempo del mundo. De hecho, habrá un momento en Valheim (o varios, a lo largo de nuestra partida), en el que notaremos que todavía somos demasiado débiles para aventurarnos en lo desconocido, pero no pasa nada. Llegados a este punto, lo mejor es pararse a valorar lo que necesitamos, y ver cómo conseguirlo. Mejorar armas y armadura debería ser el primer paso, así que vamos a usarlas para poder subirlas de nivel, lo que nos permitirá evolucionarlas si disponemos de los materiales requeridos, vamos a recolectar todo lo necesario, y una vez logrados nuestros objetivos volvemos a intentarlo. Ese esqueleto que nos hizo trizas cuando fuimos a verle con un cuchillo jamonero y un escudo de madera pequeño que podría ser la tapadera de un barril, seguro que no nos resulta tan fiero si vamos pertrechados con una mejor armadura, armas que hagan más daño y comida suficiente. Este es un punto muy interesante, ya una cosa que nos ayudará será tener acceso a diferentes tipos de comida, porque lo que Valheim nos plantea es que no podamos subir nuestra barra de vida al 100% ingiriendo un único tipo de alimento, si no que tendremos que combinar diferentes, como setas, frutos del bosque, o carne cocinada. Tiene todo el sentido del mundo, ¿no?
Os hablaba de un esqueleto, criaturas con las que no tardaremos en encontrarnos, dependiendo de lo atrevidos que seamos a la hora de aventurarnos en las profundidades del bosque. Pero no será el único peligro, porque si bien es cierto que Valheim es la vida, también es la muerte. Vamos a morir muchas veces sí, pero algo que me gusta sobremanera, es que a diferencia de otros juegos del mismo género no perderemos nuestras pertenencias para siempre, ya que podemos volver a recuperarlas a nuestro cadáver marcado con una lápida, eso sí, con una penalización en forma de puntos de habilidad. Es más, ni si quiera perderemos nuestras cosas (siempre que vayamos a buscarlas), aunque muramos varias veces de camino a recuperar el cuerpo, y se van generando lápidas. Es cuestión de visitarlas y recoger lo que hemos dejado allí tras haber fallecido.
Valheim es un juego que luce precioso, pese a que su apartado gráfico es de todo menos potente. Por ponerle un símil, es como un World of Warcraft de primera generación, pero tras haber sufrido un downgrade que pixela todo mucho más. No obstante la iluminación es fantástica, y el cielo estrellado nocturno con el gran árbol del mundo alzándose sobre nosotros un espectáculo digno de contemplar, así como el ciclo de día y noche y las inclemencias del tiempo, que por cierto incidirán directamente en la jugabilidad, ya que si bien es una gozada pasear de día, nuestras caminatas nocturnas no serán tan apacibles, ya que cuando se esconde el sol surgen las criaturas de la noche.
La verdad es que Valheim me está dando la vida. Sin ser un juego amable, sí que es, como decía, muy estimulante. Ir andando tranquilamente y toparte con una mazmorra repleta de setas amarillas, y plagad de guerreros esqueleto que custodian suculentos tesoros por descubrir, o encontrarte cara a cara con un trol gigante, me sorprende y me fascina a la vez, cuántas sorpresas me depara este juego, pienso yo. Todavía queda mucho por hacer, debo lanzarme a la mar, a ver qué encuentro más allá de mi isla, que todavía sigo explorando. Y todo esto os lo digo sin haber llegado todavía si quiera al primer jefe. Pero lo que nos espera, por lo que hemos podido ver en noticias, es muy prometedor.
En definitiva, Valheim es un juego que me está encantando, y lo mejor de todo es que no me lo esperaba. No puedo más que recomendaros que lo juguéis, ya que seguramente correrá en prácticamente cualquier PC actual.
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