Análisis Ys: Memories of Celceta
19 junio, 2020La aventura. Esa sensación que consigue que dar un paso tras otro sea un juego entre el azar y la preparación: el esfuerzo por ganarle terreno a lo desconocido. Aunque te cuesta sudores y aunque a veces sientas desfallecer las piernas, aunque no veas qué camino es el correcto ni hacia donde te dirige. Esa sensación de estar ante lo inconmensurable. Pero, sobre todo, la de disfrutar con el riesgo, con la improvisación: el mapa está vacío y serán tus pasos quienes acaben dibujando el mundo que te rodea. Esta es la premisa de la que parte ma remasterización de Ys: Memories of Celceta, una obra que apareció en 2012 para PS Vita y que recibió muy buenas críticas. Para servidor, que no pudo disfrutar de la portátil de Sony, ha sido una auténtica alegría poder descrubrir esta pequeña joya que, os lo digo desde ya, se mantiene fresca y tan entretenida como en su día gracias a una propuesta directa y tremendamente satisfactoria. Seguidme un poco más para descrubrir las aventuras de Adol Christin en en el Gran Bosque de Celceta.
Como es habitual en la saga, nos toca encarnar al mítico héroe Adol Christin: tras haber recorrido el Gran Bosque de Celceta (del que dicen que cualquier que entra en él, no vuelve a salir), llegará al pueblo de Casnan totalmente amnésico, sin recordar quién es ni qué le ha sucedido. Tras ayudar a rescatar a unos mineros del ataque de unas bestias, se le encargará volver al Gran Bosque para poder dibujar un mapa exacto de ese ignoto territorio. Descubrir todo ese inmenso terreno y recuperar la memoria de Adol serán nuestras dos misiones principales: por supuesto, la historia nos deparará algunas sorpresas de guion pero, desde luego, el peso del argumento en esta entrega, como en general en la saga Ys, es muy ligero. Y que no se entienda esto como una crítica: el acierto de Ys es apostar por una jugabilidad a prueba de bombas (ahora hablaremos de ello) aderezada con algunas gotas de narrativa: en poco más de una hora se nos habrá puesto en contexto y podremos vagar (casi) libremente por el mapeado. A partir de ahí, la historia se irá contando en pequeñas píldoras que no enterpecen para nada el ritmo: claro y directo, sin grandes florituras, cierto, pero no lo necesita para tenernos encantados durante horas ante la pantalla. Y no lo necesita porque su piedra angular, su pilar está en otra parte, en otro lugar: en su magnífica jugabilidad.
Ys: Memories of Celceta es, ante todo y sobre todo, un Action RPG modélico, con muy pocos fallos en este sentido. La mecánica es tan sencilla como efectiva: con un botón atacamos, con otro defendemos y con otro esquivamos. Además, podremos equipar habilidades en cada uno de los cuatro botones de acción de que disponemos y que podremos utilizarlos pulsando simplemente R1. Cada habilidad consume punto de habilidad, pero estos se consiguen muy fácilmente al golpear al los enemigos. Por si esto fuera poco, podremos llenar una barra al utilizar una habilidad que, una vez completada, nos permite desatar un poder aún mayor.
Hasta aquí la cosa está interesante, ¿no? Esperad, esperad, que aún hay mucho más. Os he comentado que hay un botón de esquiva y otro de defensa: pues bien, si lo pulsáis en el momento exacto en el que el enemigo os va a atacar podréis activar una serie de mejoras que os permiten una invulnerabilidad temporal o ataques críticos constantes durante un corto espacio de tiempo. A esto hay que sumar que los enemigos pueden ser vulnerables o bien a los ataques cortantes, a los ataques contundentes o a los que se realizan con armas punzantes. Es por esto que es importante ir alternando el control con los otros dos compañeros de aventuras con los que estemos yendo: sólo podemos controlar a uno de ellos (a los otros dos podemos obligarles a adoptar una actitud agresiva o conservadora, pero nada más) y cada compañera tiene un tipo de ataque u otro. Utilizar estas vulnerabilidades es básico para avanzar con mayor facilidad en los combates: combatir mejor nos reporta mejores recompensas por lo que es primordial combatir bien y conseguir buenos combos. Por supuesto, a medida que vayamos consiguiendo experiencia iremos subiendo de nivel y, en consecuencia, ganando habilidades nueva que nos permitiran realizar nuevos combos y potenciar nuestro daño.
Pero no sólo combatiremos para conseguir experiencia: dinero y materiales serán esenciales para poder mejorar nuestras armas y armaduras. En este sentido, Ys: Memories of Celceta tiene un sistema un tanto denso, pues nos invita a recopilar muchos minerales (y materiales) que deberemos refinar para luego poder mejorar nuestras armas. También se nos ofrecerá la opción del intercambio de materiales para conseguir algunos mejores. Lo que se traduce, todo ello, en tener que invertir mucho rato en poder mejorar los equipos: un sistema poco directo, pero lleno de posibilidades, que deberemos sopesar para no malgastar nuestros recursos.
El combate es, pues, rápido, intuitivo, pero obligándonos a sopesar bien qué tipos de ataques debemos llevar a cabo para mejorar los combos con el fin de realizar más daño y recopilar mejores materiales. Algo esencial a la hora de poder mejorar nuestro arsenal con vistas a progresar cada vez más en el mapeado que se nos presenta. Ese mapa que es un lienzo en blanco y que poco a poco iremos completando y, por ello, siendo recompensados: tendremos un porcentaje de mapa descubierto y, cada vez que lleguemos a cierta meta, podremos recibir una recompensa. Pero, como os he comentado, recuperar la memoria de Adol es la otra gran misión de esta obra: en nuestra aventura veremos orbes de colores que, al ser tocados, nos ofrecerán un recuerdo. Eso sí, no sólo seremos testigos del pasado de Adol sino que cada uno de los orbes que recojamos nos otorgará una mejora permanente para él: más vitalidad, defensa, ataque…
Como podéis observar, todo lo que llevemos a cabo en Ys tiene una recompensa que nos incentiva a pasar horas y horas sacando jugo a ese sistema de combate tan directo y frenético como milimetrado: lástima que los combates contra los Final Bosses queden a veces un tanto deslucidos por su sencillez. Sin duda, algo más de equilibrio en la complejidad de los Bosses no le habría sentado nada mal, sobre todo si tenemos en cuenta que ciertos enemigos normales que nos vamos a encontrar por el mapa son auténticos martirios que nos van a costar Dios y ayuda vencer. Pero para todo hay solución, quienes quieran una mayor complejidad podrán elegir entre los cuatros niveles de dificultad que nos presenta el juego.
Estamos ante una remasterización de un título de PS Vita: esto conlleva que, aunque el lavado de cara ha sido más que correcto, con gráficos en alta definición y una tasa de 60 FPS, no deja de verse un poco desfasado. No así el apartado artístico, con un marcado estilo anime, y con unos personajes muy expresivos. A ellos hemos de sumarle una gran variedad de localizaciones que son una buena muestra del gran abanico de terrenos que iremos descubriendo. Además, el apartado musical hace gala de una serie de melodías muy notables, como es habitual en la saga, y que saben acompañar perfectamente nuestras andaduras por Celceta. Sumémosle, en este apartado sonoro, que podremos escoger entre las voces en inglés o en japonés, eso sí, subtitulado todo en inglés.
Sobra decir que estamos ante un Action RPG muy notable que, pese a haber aparecido hace ya 8 años en la portátil de Sony, sigue deparando una gran cantidad de horas de entretenimiento gracias a un sistema de combate excelente, dinámico y adictivo al que hay que sumar un sistema de crafteo profundo. Apoyado, todo ello, en una historia sencilla pero que sabe mantener el interés en las cerca de 30 horas que dura. Y, sobre todo, respaldado por esa sensación a aventura que desprende el título y su extenso mapeado: perderse por todos los recovecos de Celceta es una de las experiencias más agradables que váis a poder hacer este verano. Calzaos las botas, ceñid bien el cinturón y llenad vuestras mochilas con todos los utensilios y víveres que podáis porque esta aventura no os va a dejar escapar ni por un segundo.
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