Análisis Mutazione
11 junio, 2021“Hay más cosas en la tierra y en el cielo, Horacio, de las que tu filosofía pudo soñar”
Hamlet, Acto 1 Escena 5, William Shakespeare
Desde siempre, pero con especial énfasis en los últimos años, he sentido una atracción muy profunda por la botánica. No me entendáis mal, no soy ningún experto y posiblemente tenga menos conocimientos que tú en la materia. Pero hay un misterio casi milagroso en ese paso de semilla a planta, a flor; un misterio casi indescifrable y que linda con el fabuloso mundo de los maravilloso e incognoscible. Y tiene mucho que ver con la vida, el tiempo, el cambio; con esa sensación de que los días se escurren entre tus manos sin casi poder apresarlos. El tiempo solo nos roza y a veces (muchas) nos gustaría poder detener ciertos instantes, sustraerlos a la corriente del día a día y guardarlos como un tesoro. Pero es imposible, la vida sigue y nos toca ver cómo los días, las semanas, los meses corren raudos a nuestro pesar. Y no debiéramos lamentarnos por ellos: ya digo, es ley de vida, el tiempo fluye y nos toca nadar bajo su corriente. Por eso, digo que las plantas me fascinan porque condensan como ninguna otra cosa el amplio abanico de conceptos relacionados con el tiempo: cambian en un abrir de ojos, pueden vivir un corto periodo de tiempo o bien extenderse durante generaciones y generaciones. Estuvieron aquí antes que nosotros y estarán mucho después de que nos hayamos ido.
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Kai es una joven que viaja, tras muchos años sin pisarla, a la isla de Mutazione: su abuelo parece estar muy enfermo y su madre, incapaz, por una serie de problemas, de volver a esa suerte de arcadia, le pide a su hija, Kai, que vaya a cuidar a Nonno. Mutazione tiene la particularidad de haber sobrevivido a la caída de un meteorito, años atrás, a costa de que sus habitantes hayan sufrido una suerte de mutaciones que les impediría llevar una vida normal en tierra firme. No solo sus habitantes, también su flora y fauna ha sufrido un cambio a raíz de ese incidente: en concreto, el Gran Papu, un árbol que domina toda la isla y que, parece ser, está muriéndose lentamente sin que nadie sepa qué hacer. Kai llega como una forastera pero será bienvenida como un miembro más de toda la familia que compone la isla y, poco a poco, irá desvelando los múltiples secretos que se esconden tras la bella Mutazione y sus habitantes.
Mutazione es una pequeña historia que parte de los fantástico para hablarnos de cosas muy reales: el paso del tiempo, la carga del pasado, la necesidad de ayudar y de ser ayudado, de perdonar y ser perdonado… Die Gute Fabrik han creado una pieza cristalina, casi especular. Porque mirarla a ella implica mirarnos, volver la vista a uno mismo y ver sus heridas y las nuestras. Un trabajo magnífico que se sustenta no sólo en una gran historia, sino en las dinámicas (sencillas pero potentes) que genera. Porque Mutaziones es, a grandes rasgos, una aventura conversacional magníficamente escrita, con unos diálogos estupendos (donde constantemente podremos escoger entre dos respuestas posibles) que saben construir, como pocos, un mundo repleto de vida: el pasado del pueblo se entremezcla con el presente de sus habitantes de una manera sutil, natural, como las plantas animales que lo pueblan. Nonno, Yoké, Claire, Graubert, Spike… Todos los habitantes de este extraño lugar se convertirán no sólo en familiares de Kai, sino en nuestros amigos. A menudo me sorprendía, en los 8 días en los que transcurre la obra, recorriendo el pueblo con el simple propósito de conversar con todos ellos: algo secundario, pues los días avanzan a medida que conversamos con las personas que tenemos apuntadas en nuestra libreta, una suerte de objetivos a cumplir. Un paseo al empezar el día, unas conversaciones que nos indicaban cómo iba a desarrollarse el día, dónde estarían los habitantes del pueblo a según qué horas… y, sobre todo, sus jardines.
Una vez avancemos en el argumento, Kai deberá cuidar de ciertos jardines dispuestos en diferentes zonas de Mutazione y que deben transmitir un cierto ambiente. Mientras recorremos el pueblo no sólo podremos hablar y conversar, sino que podremos recoger semillas de las diferentes plantas, árboles y flores que han ido arraigando en el pueblo. Una vez en nuestro poder, podremos plantarlas pero nos daremos cuenta que cada planta es propia de un ambiente: “ansia viajera”, “misterio”, “melancolía”…. Cada jardín está pensado para evocar una emoción en el jugador y lo hace mediante su estética, cierto, pero también con la música: Kai tendrá en su poder un tambor con el que podrá entonar ciertas melodías que harán que las plantas acordes con la melodía crezcan más rápidas. Sentarnos a plantar semillas, entonar melodías, sentir la música que emana de las plantas y recoger los frutos de esta es una experiencia de lo más encantadora y relajante que podréis probar. Los frutos de algunas de ellas, todo sea dicho, será parte clave del desarrollo de la trama.
Mutazione, pues, deslumbra gracias a su historia, sus personajes y sus numerosos diálogos exquisitamente escritos. Pero su diseño artístico no se queda atrás: como si de una acuarela dibujada a mano se tratara, la obra de Die Gute Fabrik nos presenta un mundo contenido, pequeño, pero repleto de diferentes ambientes y con unos personajes perfectamente dibujados y caracterizados; unos fondos y paisajes que se mueven entre el mundo onírico y nuestra realidad con una gracilidad iluminadora. Es increíble lo vivo que se ve Mutazione gracias a la paleta de colores que utiliza y las animaciones tan fluidas de las que hace gala. Os recomiendo encarecidamente jugarlo en pantalla, para poder deleitaros en su apartado visual, pues pocas cosas más bonitas veréis este año.
Mutazione nos hace ver, con una facilidad digna de elogio, las maravillas que se esconden en nuestra cotidianidad, la belleza de la tranquilidad y la calma, la necesidad de detenernos y observar nuestro entorno y conversar con quienes tenemos cerca: escuchar sus historias y sentirnos escuchados. Aquí nacen las más bellas historias: en el día a día, en el transcurrir del tiempo, la vida sucede, cambia y nos obliga a ser testigos de su fugacidad. A veces hay que detenerse para ser capaces de contemplar la belleza que nos envuelve. Y eso Mutazione lo hace con tanta elegancia que va a ser difícil que lo olvide.
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