Control – The Foundation (Expansión)

The Foundation es la segunda expansión de contenido de Control. No te pierdas la reseña del juego base en No Es País Para Frikis.

En su día, cuando realicé el análisis de Control para esta misma página, ya adelanté que nos encontrábamos ante uno de los grandes juegos del año. Ahora, con la perspectiva que nos da el tiempo y a la vista del éxito cosechado durante la temporada de premios, no podemos sino corroborarlo y animar a cualquiera que todavía no lo haya hecho a introducirse en la Agencia Federal de Control.

Y es que, si no teníamos suficientes razones para adentrarnos en la Casa Inmemorial con el juego base, la llegada de The Foundation no hace sino ampliar las posibilidades que ya nos ofrecía el título de Remedy. No mentiré si digo que la espera hasta The Foundation se me ha hecho larga. Sobre todo por las ganas que tenía de poder seguir profundizando en el lore de la agencia, pero también por los tres meses extra que hemos tenido que esperar los usuarios de Xbox One con respecto al lanzamiento exclusivo (en consolas) de la expansión en PS4 y PC. Pero bien está lo que bien acaba y, gracias a 505 Games, por fin hemos podido acompañar a Jesse Faden en su incursión a los cimientos de la agencia.

 

The Foundation nos trae todo lo que podíamos esperar de una buena expansión de contenido: no solo una ampliación del mundo del juego y de su lore con nuevas zonas para explorar, sino también nuevos retos, mayor dificultad, nuevos enemigos, modificadores y poderes que aportan variedad a lo que ya habíamos visto en el juego base. Nuevo contenido que nos dará para entre 4 y 6 horas de buen entretenimiento en función de lo completistas que seamos y de lo cuesta arriba (o no) que se nos haga el combate.

La expansión, a la que únicamente puede accederse una vez finalizado el juego principal, arranca con una misteriosa llamada del Consejo a través de la Línea Directa que nos invita a investigar un incidente en los mismísimos cimientos de la Casa Inmemorial siguiendo los pasos de Marshall, la jefa de operaciones de la agencia desaparecida en extrañas circunstancias a lo largo del juego principal. Sin meternos demasiado en la historia para no desvelar demasiado, una vez nos adentremos en The Foundation nos encontraremos con El Clavo, una imponente estructura que ha resultado dañada y a través de la cual el Plano Astral se está filtrando en nuestra realidad, poniendo en peligro no solo a la Casa Inmemorial sino  a toda la existencia. Nuestra misión principal en esta expansión será reparar las fisuras en El Clavo y acabar con la corrupción que estaba detrás del incidente.

Por el camino, y gracias a las conversaciones y a os abundantes coleccionables en forma de documentos y grabaciones, profundizaremos en nuestro conocimiento de la Casa Inmemorial y de los primeros años de vida de la Agencia, cuando todavía estaba tratando de entender los misterios del edificio, así como conoceremos un poco más sobre ese misterioso Consejo interdimensional y sus tensiones internas.

Jugablemente, la expansión de desarrolla en una nueva área a la que accederemos desde esa misteriosa zona de infinitas columnas en la sección de mantenimiento que ya visitamos durante la campaña principal. Allí cruzaremos un portal que nos llevará directamente a La Fundación (los cimientos de la Casa Inmemorial), un intrincado sistema de cuevas con un alto grado de verticalidad y con algunos elementos propios que añaden nuevas posibilidades jugables. Así, por ejemplo, encontramos géiseres que nos complicarán el avance por algunos tramos del camino, esporas explosivas con las que tendremos que tener especial cuidado (o utilizar como armas contra los enemigos) o, sobre todo, encontraremos unos cristales cuya manipulación supone la principal nueva mecánica que trae la expansión.

Como ya sucedía en el juego principal, a lo largo de The Foundation, accederemos al Plano Astral para aprender dos nuevas habilidades relacionadas con dichos cristales. La primera, vinculada a nuestra arma de servicio, nos permitirá destruir temporalmente estos cristales despejando así el acceso a algunas zonas. Gracias a la segunda, seremos capaces de hacer crecer estas formaciones cristalinas en algunos puntos que nos servirán de puntos de apoyo para alcanzar áreas de otra forma inaccesibles.

Aunque terminaremos accediendo a ambas, en un primer momento el juego nos obligará a escoger entre las dos, condicionando con nuestra elección las zonas del mapa a las que podremos acceder y el orden en el iremos reparando las fisuras de El Clavo y avanzando en la historia. Es importante destacar que, debido a su vinculación con los cristales, solo vamos a poder utilizar estas habilidades dentro del mapeado de la expansión, sin posibilidad de darles un buen uso en el resto del juego.

Además de resultar necesarias para poder acceder a nuevas áreas del mapa, estos nuevos poderes también serán un poderoso aliado en el combate si somos lo suficientemente hábiles. Así, haremos caer al vacío a nuestros enemigos si disparamos y destruimos los cristales colocados a modo de puente cuando se encuentran justo encima. O podremos hacer crecer cristales en forma de estacas con los que empalar a nuestros rivales. Nuevas posibilidades que, afortunadamente, nos ayudarán en un combate mucho más difícil y exigente que en el juego base.

En este sentido, y además de los jefes que encontraremos en algunos puntos de la expansión, tendremos que lidiar con un nuevo tipo de enemigos corrompidos por el Hiss, capaces de matarnos únicamente con un par de golpes, que nos pondrán las cosas bastante difíciles y nos obligarán a replantear nuestro estilo de lucha. Su velocidad y capacidad para teletransportarse los harán prácticamente inalcanzables para nuestras balas y lanzamientos, de manera que nos veremos obligados a apoyarnos en el combate cuerpo a cuerpo (muy poco potenciado en la campaña principal) o en el escudo, ya sea como herramienta defensiva o a través de otra nueva habilidad de la expansión que nos permitirá atacar a nuestro rivales lanzándonos contra ellos envueltos en nuestro escudo de rocas.

Es en este punto donde debo resaltar el principal problema que he encontrado en el juego. No tanto por la dificultad, que supone un reto interesante y a la que te acabas haciendo, sino a un molesto bug (corregido en la versión de PS4 pero todavía presente en Xbox One) por el cual el boss final del juego se evapora aleatoriamente (a veces sí, a veces no) en mitad del combate impidiendo finalizarlo y por lo tanto completar la expansión. No exagero si digo que tuve que repetir ese último enfrentamiento más de 15 veces, algunas por muertes, pero la gran mayoría teniendo que reiniciar desde el último punto de control por “incomparencia” del rival. Es un problema, justo al final, que no impide disfrutar del resto de la expansión, pero que sí que empaña el resultado final.

Como no podía ser de otra forma, The Foundation tiene sus propias misiones secundarias, bastante variadas, que no deberíamos dejar escapar. Como ya sucede en el juego principal, es en estas misiones donde los diseñadores se quitan el corsé y dejan volar su creatividad planteando situaciones y retos de lo más imaginativo. Para los amantes del detalle y los incapaces de no dejar una sola piedra sin remover, la expansión nos propone también el reto de encontrar hasta 8 Maneki-neko (esos gatos de la suerte japoneses tan característicos) ocultos a lo largo de la Fundación para descubrir el secreto, y el premio, que se oculta tras unas misteriosas puertas de piedra.

Uno de los grandes puntos fuertes de Control es que su planteamiento le permite infinitas posibilidades para seguir creciendo. Literalmente es un lienzo en blanco desde el que crear nuevas y diferentes aventuras. The Foundation es el primer paso: continuista con lo que ya habíamos visto en el juego base, pero con las suficientes novedades como para resultar atractivo por sí mismo y para satisfacer las ganas de más con las que nos quedamos al terminarlo. Siguiente parada, todavía sin fecha confirmada, AWE…