The Flash. Crítica
13 junio, 2023Me siento delante del ordenador dispuesto a escribir y aunque he tenido ya varias horas para madurar la película, el corazón aún me va a mil. Y es que The Flash es una película trepidante, de esas que no te dan un respiro porque imprime tal ritmo a la narrativa y a la acción que provoca que a su término mires incrédulo tu reloj ¿Han pasado 2 horas y media ya? Seguid leyendo:
The Flash llega a la taquilla con la intención de salvar los muebles en el universo cinematográfico compartido de DC que Warner iniciase en 2013 con El Hombre de Acero y que ahora intenta cerrar. Hasta aquí y mientras James Gunn y y Peter Safran recogen el testigo para reiniciar dicho universo, es todo cuanto sabemos. Sin embargo, tras la promoción de la película y a sabiendas de que la cinta reinterpreta uno de los arcos mas populares del superhéroe Flashpoint que abrirá las puertas al multiverso, uno puede preguntarse si esto es el final, el principio o ambos. Vamos por partes.
The Flash, bajo la dirección de Andy Muschietti, nos cuenta cómo Barry Allen al descubrir que con un nuevo poder puede viajar al pasado decide cambiar el evento traumático que cambió su propio destino y el de su padre, el asesinato de su madre. A partir de aquí y cómo fácilmente cabe esperar se provoca un caos temporal que cambiará todo y nunca mejor dicho, a todos y es que resulta que el tiempo no es lineal y los cambios afectan no solo al futuro sino al pasado. Empieza el espectáculo.
La gran virtud de este filme es que consigue que te interese lo que cuenta. No es una cinta de peleas sucesivas que sirven como entretenimiento hasta el gran momento de enfrentamiento final con el villano de turno o hasta el giro de guión inesperado. No, Flash se asemeja más a una película de orígenes donde conoceremos a su protagonista, sus propios traumas y su manera de afrontarlos. Si bien es verdad que este universo DC que Warner ha construido durante la última década muestra una profunda inestabilidad fuera de la gran pantalla por los mil problemas que ya todos conocemos, en el film se muestra como un mundo totalmente consistente con sus bases ya asentadas y donde Barry Allen cohabita con sus compañeros de la Liga de la Justicia. Sin embargo, él mismo y seguramente Warner detrás pondrán este mundo totalmente patas arriba para lo que quiera venir después. Lo curioso de todo es que esto funciona. Es cierto que tendremos que poner de nuestra parte para entrar al juego pero es que lo que estamos viendo en pantalla es tan divertido que nos lleva de la mano sin querer plantearnos cuestiones más profundas en nuestra palomitera mente.
La película tiene un gran ritmo y pese a que cuenta con alguna pequeña zona valle no se ve lastrada. Además es una cinta que se escribe en clave de cómic (valga la persecución de apertura como ejemplo) y que en tramas como la que viene a contarnos hace que esto funcione como un reloj. Pese a que nos cuenta básicamente una historia dramática, no solo de su protagonista principal ya que aquí los principales co-protagonistas tienen sus propios demonios, se ha elegido un tono más bien ligero, más cercano por ejemplo a Shazam que a El Hombre de Acero. Mucho humor, bien medido y cuyos gags funcionan por norma general. Recuerda a la buena Marvel en este sentido y no a la excesiva y/o abusiva que se ve en las últimas producciones.
Ezra Miller hace un gran papel. Podemos estar más o menos de acuerdo en cómo Flash podría haber sido representado en su primera versión cinematográfica, pero lo cierto es que su Barry Allen tiene un gran carisma y muchísima personalidad. Sí, es cierto que a veces te apetecería retorcerle el pescuezo, pero funciona y además veremos como aquí encuentra la horma de su zapato en su propia figura multiversal dándonos esto varios momentos brillantes.
Michael Keaton está redondo como cabría esperar. Es curioso que, pese a que su Bruce Wayne y Batman sean un icono de la cultura popular de los finales de los 80 y principios de los 90, su figura parecía en un segundo o incluso tercer plano con la llegada de otras figuras al manto del superhéroe cuya interpretación del personaje estaba varios peldaños por detrás. Aquí el bueno de Keaton viene a recordarnos lo que ya fue y nos da una visión del hombre murciélago con la pertinente puesta al día con los avances de la industria. Sus coreografías en la batalla son simplemente espectaculares amén de que además son fáciles de seguir para el espectador. Ezra mantiene el tipo los momentos en que las capas están fuera pero con el manto puesto, Batman eclipsa todo y a todos. Impecable.
Una nueva interpretación de Supergirl llega de la mano de Sasha Cale. Quizá no tenga los minutos necesarios en pantalla para que podamos asumir la evolución argumental que vemos en el film pero la novel intérprete se muestra solvente y abre las puertas a su inclusión en el futuro universo DC en el mismo papel o cómo versión alternativa de Superman.
En el elenco de secundarios es imposible no mencionar a nuestra patria Marivel Verdú que pese a que obviamente no gozará de muchos minutos en pantalla, se hace inmensa el tiempo presente y nos ofrecerá uno de los momentos más emotivos del universo DC desde que este arrancara hace ya 10 años atrás.
Tendremos además presencia de la actual liga de la justicia en lo que se respira cómo aire de despedida. Veremos…
Un gran acierto de la película es sin duda alguna el rol que han decidido darle a la nostalgia y es que ésta ataca desde todos los ángulos, nostalgia por lo más añejo, por lo más reciente o incluso hasta por lo que pudo haber sido y nunca fue. Obviando el hecho de que volvemos a ver el Batman de Keaton, lo cual ya nos fue desvelado en varios eventos y trailer mediante, no ahondaré en este capítulo ya que sea spoiler o no, sería estropear gran parte de la magia del film. Tan solo os adelanto que Warner ha sabido homenajear gran parte de sus etapas en el cine y en la televisión de una manera brillante y lejos de gratuita y que veréis muchísimas sorpresas. Me estoy mordiendo la lengua… Ojalá pudiese ver vuestras caras en la escena que cierra la película.
Como ya he mencionado, el guión requiere un pequeño salto de fe para no cuestionar cada evento temporal que vemos en la película aunque sinceramente, llegados a este punto no lo veo mayor problema ya que hemos venido a dejarnos llevar.
Quizá el gran pero de The Flash sea el CGI. Uno no entiende muy bien cómo un proyecto de este calado, en el tipo de producción de la que hablamos y a estas alturas pueda mostrarse tan pobre en según qué momentos. La acción no muestra mayor problema y todo cuanto rodea al propio superhéroe está a la altura con efectos visuales muy luminosos y preciosistas. El problema está sin duda en las construcciones 3D de personajes recreados desde la nada. Cierto es que en momentos concretos de la película se puede justificar cómo una visión artística intencionada como pueda ser la representación visual de la chronosfera pero en otros donde dichos efectos se combinan con la acción es simplemente sonrojante, como algunas naves del general Zod o ciertos bebés en la escena de apertura.
Es una pena que el proyecto lleve dando tumbos varios años, ya sea por los propios problemas internos de Warner o por los excesos y escándalos en la vida privada de Ezra Miller porque entretanto Marvel y Sony han colado 2 productos como Spiderman No Way Home y Cruzando el Multiverso que juegan las mismas cartas y que sin duda le han robado a éste parte de la originalidad y frescura que The Flash hubiese aportado de llegar a salir en su fecha original.
The Flash no engaña a nadie en su propuesta así que si el espectador es plenamente consciente de lo que va a ver dudo que llegue a decepcionarse. Es divertida, frenética y nostálgica. Está bien ejecutada e interpretada y se nota mucho mimo. No sabemos los derroteros que seguirá este universo de DC en el cine ahora que está en diferentes manos pero sin duda esta cinta es un broche de oro para cerrarlo ¿o para abrir uno nuevo? Esperamos impacientes.
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