
Kemono Heroes. Análisis
16 abril, 2025Si pienso en juegos run&gun me vienen varios títulos a la cabeza, pero los que resuenan más fuerza entre todos ellos son por un lado el genial Metal Slug, el saca monedas de 25 pesetas, sí…así de viejo soy, que Neo Geo puso en los salones recreativos a finales de los 90. Y por otro Three Wonders, un estupendo arcade de Konami que ponía a nuestra disposición tres aventuras distintas y que proporcionaba raciones de felicidad a cambio de una simple moneda. Ambas placas, pese a ser de compañías totalmente distintas, compartían muchas características comunes como una jugabilidad simple y directa y una dificultad que lejos de ahuyentar al jugador lo atrapaba con fuerza si cabe al joystick. Y en Kemono Heroes podemos encontrar muchas similitudes con ambos títulos, y con él género run & gun en general, y de ahí que hoy hablemos de él.
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Y es que mientras jugaba, y rejugaba (ahora después hablaremos de esto), a Kemono Héroes esos dos títulos no paraban de revolotear en mi cabeza. Pero no penséis que digo esto como algo malo o que intento hacer una comparativa entre aquellos juegos y Kemono Heroes. Más bien los saco a colación porque el juego de Mad Gear Games recoge el testigo de aquellos juegos que nos vaciaban los bolsillos en aquellas largas tardes de salones recreativos. Y es que el juego comparte similitudes que van más allá del aspecto gráfico “pixel art” que tienen los tres títulos, aunque este último tiene un aspecto más similar a un juego de la generación de los 16 bits ultra potenciados como podemos ver en títulos como Shadow of the Orient, Abathor, Shadow of the Ninja o la segunda mitad de The Messenger.
El planteamiento de la historia es de una sencillez casi vergonzosa, El dios de la luna ha convertido en piedra a todo el mundo y hay que llegar a lo más alto del Monte Fuji para derrotarlo, y con ello, deshacer la maldición. Argumento facilón donde los haya, que se cuenta más rápido de lo que se escribe y que no es imprescindible saberlo ni para jugar, ni por supuesto, disfrutar del juego. Al igual no era necesario saber que en Metal Slug nos enfrentamos al general Morden y su ejército rebelde ni que en Three Wonders había un demonio llamado Gaia y que había algo llamado Carro Celestial. Si, todos esos datos estaban allí, como también lo están aquí, pero al final todo era bastante irrelevante a la hora de ponernos a los mandos de nuestro personaje. Y esto no es algo necesariamente malo, no es necesario saber el por qué de que Mario rescate a Peach. A veces saber que llevas al héroe es todo cuanto necesitas.
Igual pasa con el esquema jugable. No pasa nada por que los controles sean los justos y necesarios. El protagonista no tiene que ser capaz de realizar ciento y una acciones o tener que recordar intrincados combos rompe falanges, igual que tampoco se necesitan intrincados mapeados ni un backtracking elevadísimo. Es parte de ese espíritu en parte olvidado, en parte ignorado, de no hacer juegos innecesariamente enrevesados y cuyo tiempo de aprendizaje sea igual de corto que el tiempo en que tardaba en meter una moneda en la ranura del monedero de la maquina. El juego despierta esa sensación, casi olvidada, de llegar y jugar, sin tiempos muertos ni pesados tutoriales. Y eso se ve directamente reflejado en la duración de una partida. Terminar el juego conlleva unas 3 horas pero al disponer de 4 personajes distintos, que introducen jugabilidades distintas (como trepar muros, planear o deslizarse) dentro de un esquema de juego que se mantiene fijo pese al personaje elegido hace que se cuadruplique la duración del título sin una sensación de estar repitiendo constantemente los mismo niveles constantemente. Y esto tiene mucho mérito ya que desde la primera partida, el juego te hace repetir todas las fases del juego una segunda vez, pero esta repetición se hace de manera muy elegante e incluye las suficientes diferencias para que, siendo el mismo nivel, la segunda vuelta no se haga repetitiva. Con esta duración de partidas y lo distinto de cada uno de sus personajes la jugabilidad estira el título a más de 12 horas.
Kemono Heroes es un juego que lejos de querer emular a un buen arcade de la época creo que realmente intenta serlo y sinceramente creo que eso tiene mucho mérito. Porque intentar imitar “algo” es bastante sencillo pero serlo de verdad es algo que a día de hoy es algo bastante inusual y, digámoslo claramente, digno de elogio.
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