Hidden Pictures: Agent Q. Análisis.

La nueva aventura de Newmatic Company, Hidden Pictures: Agent Q, llega a los dispositivos 3D de Meta para meternos en la piel (nunca mejor dicho) del Agente Q en una investigación intergaláctica para nada más y nada menos que proteger el universo de una amenaza que promete tener catastróficas consecuencias. Así viviremos una sencilla historia que combinará ciencia ficción y exploración en un entorno casi completamente interactivo donde disfrutaremos resolviendo puzzles. Todo ello con una ejecución muy accesible y desenfadada.

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El malvado pirata espacial Tumai ha conseguido echar el guante al “Galaxy Orb”, una poderosa fuente de energía cósmica y cuya consecuencia ha sido la dispersión de esta orbe en múltiples fragmentos a lo largo de la galaxia. Tu, el Agente Q, eres un investigador de B.A.R.D. (Bureau of Advanced Reconnaissance and Discovery) encargado de encontrar todos los fragmentos antes de que Tumai y sus esbirros se hagan con ellos. Para ello contarás con la ayuda del Agente R, un robot con forma humanoide con muy mala leche que llegará a la escena del crimen en su coche volador para asistirnos.

Con esta premisa arrancaremos Hidden Pictures: Agent Q a lo largo de mas de 60 dioramas que explorar. Dichos dioramas están habitados por unos seres llamados Muddles y estarán plagados de pistas y también trampas que deberemos descubrir y evitar respectivamente. El primer punto a favor del juego es que la narrativa se siente viva y está bastante elaborada para ser un juego que consiste básicamente en la búsqueda de objetos. Será una historia ligera pero que actúa de hilo conductor perfectamente.

Cada diorama nos ofrecerá nuevos retos en una secuencia de encontrar una pista u objeto para pasar a la siguiente hasta lograr el objetivo final, arrebatar el fragmento de orbe de turno de las manos de los secuaces de Tumei. Para ello podremos observar el diorama por completo en realidad virtual o en realidad mixta. Lo podremos subir, bajar, alejar, acercar, rotar, etc. Dichos dioramas son de lo más variopinto y en este hecho radica otro de los grandes alicientes del juego. Tendremos escenarios de todo tipo. Grandes urbes modernas, escenas del viejo oeste, del antiguo Egipto o de Halloween serán solo algunos de los entornos que investigaremos en nuestra aventura. Todos ellos con un diseño artístico de 10.

Existe cierto componente de coleccionismo donde tendremos que buscar monedas con los que comprar items por ejemplo. También podremos catalogar los personajes que veremos en la aventura. Todo ello generará cierta necesidad completista y favorecerá la rejugabilidad de la aventura dejándonos acceder a los diferente dioramas una vez completados para encontrar lo que nos falte.

El juego encaja en la propuesta de Meta a las mil maravillas pues la inmersión y el movimiento le vienen como anillo al dedo a la realidad virtual. Interactuaremos moviendo palancas, usando interruptores, rompiendo partes del escenario con objetos del entorno y un sinfín de posibilidades. También tendremos batallas contra jefes en una suerte de juego rítmico, esquivando ataques y sincronizando movimientos. Estas fases se agradecen especialmente ya que los dioramas presentan una estructura divertida pero también repetitiva por lo que es mejor plantearse el juego en partidas breves. Completarlo puede llevar entre 6 y 12 horas en función del nivel de completismo por cierto.

Entre dioramas también tendremos mini juegos que complementan la experiencia y la hacen más variada cuando el Agente R es capturado. Por contra, son difíciles de encajar en la narrativa propuesta por el juego y se sienten más como añadidos un tanto forzados para alargar y dar variedad de contenido. Serán puzzles bastante clásicos donde tendremos bloques deslizantes o láseres que re dirigir que recuerdan más a juegos de otro tipo de plataformas como pueden ser los móviles.

El diseño gráfico luce bastante bien. Sobrio como todos los apartados del juego nos muestra un estilo cartoon bastante pintoresco con un acabado un tanto infantil debido sobre todo al diseño de los simpáticos personajes y sus animaciones. La banda sonora también cumple y se adapta según a que momento con melodías taimadas cuando exploramos e intensos ritmos en los momentos de más acción.

La dificultad del juego no es muy elevada. Está bastante en sintonía con la experiencia familiar que propone. Si aún así te atascas, tendrás ayuda adicional al intercambiar objetos por pistas con los simpáticos muddles.

En resumen, Hidden Pictures: Agent Q es una experiencia desenfadada y muy divertida. Es ideal para todo tipo de públicos y aprovecha las características de la realidad virtual para ofrecer un juego bastante adictivo, que si bien no es un reto intelectual elevado, propone una dinámica de investigación interesante y diferente. Su sencilla historia nos hará pasar un buen rato y encaja muy bien con los puzles jugables.