Astro Bot. Análisis.

La fiesta hecha videojuego.

En medio de un panorama de la industria del videojuego que es de todo menos halagüeño, hay un pequeño punto blanco que lanza destellos intentando llamar nuestra atención. ¿Es un Dualsense? ¿Son unos Pulse 3D?… ¡No! ¡Es nuestro pequeño androide de confianza, nuestro amigo Astro Bot! El carismático robot de PlayStation vuelve de la mano del Team Asobi montado en su nave espacial con forma de PS5 y ojillos expresivos y juguetones, para recordarnos por qué nos gustan los videojuegos y cuál era el significado de la palabra jugar.

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Afronto esta reseña con una gran incertidumbre. Citando a los enormes artistas argentinos Les Luthiers: “¿Qué podríamos decir de Astrobot que no se haya dicho ya?”. Que si “una carta de amor a los videojuegos”, que si “un homenaje a la historia de PlayStation“, que si “nada que envidiar a Mario”… Seguro que a estas alturas ya habéis leído todos estos calificativos y muchos más, y todos ellos son acertados. Y es que, para empezar, lo mejor es intentar lanzar un eslogan, que además haga justicia a la sencillez y la inocencia que le da tantísima fuerza a esta propuesta. Allá va: esta nueva entrega de las aventuras de Astro Bot es sencillamente un juegazo. Y ahora, veamos por qué.

Como diría nuestro querido David Bisbal: “primero de todo”, snif, snif, Astro Bot se nos ha hecho mayor, porque ya no llega en forma de demostrador de las capacidades de un determinado periférico o como experiencia breve incluida de fábrica en ninguna consola de Sony. No, no, Astro Bot ahora tiene una entrega “de mayores”, con una entidad, duración y valores de producción que no tienen nada que envidiar a los primeros espadas de la marca azul.

Astro Bot es, como sus predecesores, un videojuego de plataformas y habilidad en 3D. Los controles son absolutamente deliciosos, y están medidos hasta la enfermedad, para resultar gratificantes, realistas, y desafiantes en algunos puntos en los que el juego quiere serlo. Porque hay una cosa que hay que tener clara: si lo que buscáis es una experiencia hardcore de saltos pixel perfect y combate estratégico, seguid para alante, que aquí no es. Este juego es, y ojo que se viene otra frase cliché, una experiencia para todos los públicos, y como tal es accesible al máximo, siendo muy escasos los puntos en los que os quedaréis atascados a poco que tengáis cierta experiencia con este tipo de producto. Pero eso da igual, porque… sigue, sigue leyendo que te cuento.

Lo que más me ha impresionado de este título es la EXPERIENCIA, así con mayúsculas. Es que la palabra normal en minúsculas me parecía poca cosa, porque lo que se siente desde el minuto uno que desaparece el logo de PlayStation blanco sobre fondo negro y entra la pantalla principal del juego es algo que es difícilmente explicable, y lo mejor es vivirlo. Lo más cercano que se me ha ocurrido es que cuando arranco el juego me siento como entrando en “inserte aquí su discoteca o sala de conciertos de preferencia” en plena hora punta cuando el ambiente está totalmente on fire: la música, las luces, los colores, la gente que te rodea, casi puedes sentir el suelo vibrar al son de la música y el baile del personal, y te arrastra una corriente de euforia y buen rollo a la que no puedes, ni quieres, resistirte.

Pues así es Astro Bot: desde la pantalla de título la música te arrolla, el dualsense que aparece en ella con los robots colgando lo puedes mover moviendo tu mando, y sus propulsores se activan si aprietas los gatillos. ¿Para qué? Para nada, pero el subidón que te pega ya es una declaración de intenciones. Luego ya dentro del juego, ni te cuento. En cada pantalla el mundo que te rodea rebosa vida por todas partes. Mires donde mires hay bichos que se están moviendo, bailando, reptando, cazando, volando, haciendo cosas por ahí. Y por supuesto, si te acercas, puedes darles yoyas a todos ellos. Todos reaccionan, TODO reacciona en este juego. Prácticamente cualquier cosa que hay en pantalla es susceptible de interactuar con ella, y como mínimo, de arrancarte una sonrisa con alguna reacción graciosa producto de la brillante mente de los maestros del Team Asobi. Y además, todo está repleto de secretos, coleccionables, caminos ocultos y sorpresas, que animan a explorar cada centímetro de cada nivel al que nos enfrentamos.

La historia… ¿quién necesita una historia? Pero bueno, por centrar el tiro, al principio se nos cuenta que Astro Bot iba tan contento acompañado de sus amigos astrobots de fiesta por el espacio en su nave PS5 (no la Pro, no, la normal *guiño, guiño*), cuando un malvado marciano les ataca, provocando un accidente en el que terminan estrellándose en un pequeño planeta, y quedando las piezas de la nave esparcidas por otros cuerpos de las distintas galaxias que orbitan en torno a ese cuerpo central (Kepler, no se lo tengas en cuenta, esta gente se merece poder tomarse esta licencia astronómica y mucho más). Nuestra misión consistirá, por tanto, en recuperar las piezas de la nave para poder reemprender el viaje, y rescatar a nuestros amigos robotitos, que han quedado también desperdigados por este delirante rincón del universo al que hemos ido a parar.

A partir de aquí, tendremos que ir completando cada uno de los mundos que pueblan cada galaxia alrededor del planeta central, que además actuará como hub en el que ir acumulando los distintos coleccionables que encontraremos por el mapa: piezas de puzle y los robots perdidos. La cantidad de mundos es muy generosa, y la variedad de ambientaciones en las que se presentan es realmente impresionante. Además, gran parte de esos mundos te proponen una mecánica nueva e independiente de las demás, lo cuál hace que cada hora que pasa en el juego se sienta como una sorpresa nueva y un matiz nuevo que complementa y enriquece la experiencia jugable.

La forma en la que Astro Bot hace uso del Dualsense es MA-RA-VI-LLO-SA (si, ahora no me valía con las mayúsculas, no me quedaba tranquilo, he tenido que tirar de guiones también). El mando no se está ni quieto ni callado un instante desde que arrancamos el juego: sonidos constantes de acuerdo a lo que esté pasando en pantalla, vibración háptica a toda máquina con la que sentiremos en nuestra piel las distintas mecánicas del juego y las texturas de las paredes que tocamos y el suelo que pisamos, y los sensores de giróscopo echando humo, percibiendo los movimientos que hagamos con el mando, e incluyéndolos en el juego de una forma absolutamente orgánica. Esto es una de las cosas que más me ha sorprendido del nivel que el Team Asobi está alcanzando con esta saga: hasta ahora siempre me había dado más que pereza que me pidieran “agitar el mando para hacer nosequé”, o “inclinar el mando para hacer nosecuántos”. Pues no me preguntéis como, pero estos tíos (y tías) han conseguido que me salga solo hacerlo, y que lo disfrute hasta en la pantalla de bienvenida al juego. Me quito el sombrero.

Como ya he comentado antes, la música es un maravilloso espectáculo: te arrastra y te lleva en volandas desde el estado emocional en el que estés hasta una alegría y un buen rollo del que no te vas a querer bajar. Los efectos sonoros, con la inestimable y constante colaboración del altavoz del Dualsense, son alucinantes. Caramba, que parece que le estás dando patadas de verdad a unas castañas que se han desparramado por el suelo, o que estás chapoteando por un charco que acabas de crear tú mismo. Es que es increíble. Y a nivel gráfico, qué os voy a contar: todo se ve tan bien, tan bonito, con unos colores tan vivos… Todo parece de juguete. Pero de juguete de verdad.

Y es que eso es lo que es Astro Bot: un juguete. De esos juguetes que puedes tocar, de esos con los que jugábamos nosotros y con los que juegan nuestros hijos. De esos que están hechos para que los disfrutes, sin más aspiraciones que esa y que acompañarte en esos momentos en los que buscas la evasión y las risas con tu primo, tu amigo, tu padre o tu hijo. Es imposible jugar a Astro Bot sin una sonrisa en los labios, sólo interrumpida por alguna que otra sonora carcajada que también nos arrancará el juego. Y ya con eso, a mí me basta y me sobra. Que de tristezas y agobios está el mundo lleno, pero por la magia de Team Asobi todos quedan conjurados fuera del rinconcito de universo donde nos espera Astro Bot, de cuya mano volveremos a jugar como niños sea cual sea nuestra edad y condición.