Análisis Nintendo Switch

 ¡Por el poder de la AeternoBlade!

Cuando en 2014 apareció en 3DS AeternoBlade, la cosa no pintaba nada mal: sus creadores se habían basado en juegos tan dispares como Castlevani, Braid y Metroid para crear la jugabilidad de su obra. Nada mal pues: un metroidvania cuajado de diferentes puzzles que debían superarse mediante habilidades ligadas al tiempo y que exigía un buen manejo en el combate para superar los centenares de enemigos y jefes finales. Sin embargo, y aunque la cosa pintaba francamente bien, el juego no llegó a alcanzar las cotas de calidad que se esperaba, y más con referentes tan importantes como los arriba mencionados. Ahora, en octubre de 2019 nos llega su continuación que, aunque pensada originalmente para la 3DS, finalmente se estrena en PS4, Xbox One y Switch. ¿Queréis saber si Corecell Technology, la desarrolladora, ha sido capaz de subsanar los errores de la primera entrega? Pues vamos al lío.

AeternoBlade 2, como cabía esperar, es una continuación directa de su primera entrega: Freyja, la protagonista de ambas entregas, ha llevado una vida tranquila tras su venganza acometida en el primer videojuego, pero los actos que llevó a cabo están causando que la dimensión en la que habita comience a desestabilizarse y desaparecer. Por supuesto, deberá ponerse manos a la obra, sobre todo tras la desaparación de Carol, su amiga, y hermana de Zevil, quien nos acompañará de manera testimonial en el inicio de esta aventura. No estarán solos, pues Felix y Bernard, dos miembros del ejército del reino de Chronos y con personalidades totalmente opuestas deberán adentrarse en la Fortaleza de Anan para hacer frente al desastre. Estos tres personajes deberán averiguar qué está sucediendo y hacer uso de la AeternoBlade para detener esta hecatombe. Como he comentado, estamos ante una continuación directa y hubiera estado bien un breve resumen de lo acontecido en la primera entrega, pues aquí se comienza, básicamente, in media res: se da por supuesto que ya conoces la anterior entrega, haciendo que aquellos que no accedimos a ella tengamos la sensación de andar algo perdido.

AeternoBlade 2 es, ante todo, un Hack and Slash y, por tanto, vamos a estar muchas horas combatiendo: centenares de enemigos y decenas de jefes finales van a poner a prueba nuestra habilidad y manejo de las diferentes habilidades de los tres protagonistas. A lo largo de la aventura iremos alternando el control entre los tres protagonistas nombrados: Freyja es el personaje más equilibrado, ágil y con un combate próximo a sus enemigos que nos obligará a utilizar la esquiva de manera continua; Felix, por su parte, es un personaje algo más rápido y que utiliza un látigo para combatir, haciendo que su alcance sea algo más largo que el de los demás personajes; finalmente, Bernard es el más lento de los tres, pero el más contundente, con unos ataques físicos más brutales. Pese a lo dicho, la realidad es que los tres personajes se manejan básicamente igual: tenemos dos botones de ataque, uno de salto, otro de esquiva y un gatillo para realizar un ataque que lance a los enemigos por los aires. Con todo ello, la gracia de el combate está, como os podéis imaginar, en la AeternoBlade: una vez nos hacemos con ella nos permite realizar acciones especiales ligadas al tiempo y el tiempo. Por ejemplo: Freyja puede revertir el curso del tiempo para todos menos para ello y marcar un lugar al que, tras pulsar un botón, podemos teletransportarnos al instante; Felix puede “grabar” sus acciones y hacer que su repetición, por ejemplo, golpee a los enemigos junto a él; Bernard puede congelar el tiempo y con él a todos los enemigos. Todo ello consigue crear un sistema de combate dinámico sobre el papel, es cierto, pero a la hora de jugarlo es otro cantar: la respuesta a los mandos no siempre es rápida, a veces tardan una fracción de segundo en realizar el comando que les está pidiendo haciéndote romper la cadena de combos (sí, las hay) y recibiendo, en el caso de la esquiva, golpes que deberías haber evitado. No es grave, pero un Hack and Slash con tantísimos enemigos en pantalla precisa de un manejo ágil y que responda al momento. Por fortuna, los combates contra los jefes finales, en general, suelen obligarte a utilizar las habilidades especiales y ofrecen los mejores momentos en cuanto al combate se refiere.

Aún queda una cosa más que decir en relación a los combates: todo Hack and Slash debe tener una cámara que se mueva con soltura y fluidez alrededor de la danza mortal que lleva a cabo nuestro protagonista. Pues bien, AeternoBlade 2 utiliza una perspectiva en 2.5D que le sienta bien para dicha tarea… pero en algunos combates nos vemos inmersos en las 3D. Es aquí donde reside el problema, pues la cámara no se ajusta bien a nuestros movimientos y debemos estar reencuadrando constantemente para saber por dónde nos estamos moviendo. Cierto que han tratado de solventarlo con un apuntado automático, pero eso ocasiona ciertos movimientos bruscos de la cámara que acaban por desubicarnos.

Hemos dicho que la nueva obra de Corecell Technology es un Hack and Slash, pero también tiene ingredientes de otros dos géneros como son el rol y las plataformas. En relación al primero, tenemos una serie de habilidades y de ataques que podemos mejorar, junto con nuestra vitalidad, fuerza, defensa… A través de unas estatuas que nos encontraremos diseminadas por el mapeado podremos acceder a un menú desde el que mejorar nuestros stats y nuestras habilidades mediante una serie de orbes que conseguiremos tras cada combate. Son toques muy ligeros pero que ayudan a generar una sensación de progreso que le sienta bien al conjunto. Por su parte, el plataformeo es un elemento que funciona correctamente en las 2.5D pero que en las 3D pierde la fluidez y se torna algo lioso.

A lo largo del recorrido podremos acceder a una serie de pruebas/puzzles que nos harán utilizar nuestros poderes con el tiempo para solucionarlos. Todo ello para poder acceder a una serie de reliquias que mejorarán diferentes aspectos de nuestros protagonistas: fuerza, agilidad, resistencia… No son pruebas muy complejas pero sí nos presentan momentos algo más relajados que ayudan a contrastar con la acción frenética de los combates.

También vamos a encontrarnos, dentro de estos momentos más relajados, pequeñas secciones de inflitración, en los que debemos escondernos de algún enemigo que nos persigue: ciertamente, es un aspecto muy menor en el juego, pero justo es comentarlo porque es cierto que el juego se esfuerza, constamente, en ofrecernos diversidad de situaciones para que el jugador siempre tenga la sensación de que AeternoBlade 2 es mucho más que un simple Hack and Slash. Como último apunte sobre la jugabilidad, en las escenas pregrabadas podemos encontrarnos con una serie de QTE que nos obligan a pulsar en el momento correcto el botón que aparece en pantalla, obligando al jugador a no bajar la guardia ni a relajarse nunca.

En el apartado audiovisual es donde encontramos más problemas: claramente estamos ante un juego que visualmente se ha quedado atrás. Curiosamente, esto se nota mucho más en las escenas cinemáticas, donde los modelados, movimientos y caras están lejos de exprimir el potencial de Nintendo Switch, que en el transcurso del juego.  También cabe decir que las cargas entre pantalla y pantalla son algo lentas, dejando la imagen congelada, en algunos casos, unos pocos segundos: es algo que suponemos podrán solventar con un parche, pues la fluidez del juego se resiente con ello. La banda sonora complue sin alardes, pero transmitiendo el frenesí de los combates y, sobre todo, la epicidad de los enfrentamientos contra los jefes finales. Las voces, por su parte, son correctas, aunque pecan de falta de emoción.

Estamos, pues, ante una propuesta con buenas ideas (las habilidades temporales son todo un acierto) y con una mezcla de géneros que, sobre el papel, resulta atractiva. AeternoBlade 2 ofrece buenos combates que hubieran necesitado de algo más de complejidad para ofrecer un auténtico desafío; ofrece variedad de situaciones; ofrece, también, un sistema de progresión correcto. Si le perdonamos sus errores de fluidez, la demora en responder a nuestros comandos y la cámara en los momentos en que pasamos a una perspectiva en 3D, podremos disfrutar de un juego que tiene en sus numerosos jefes finales su mayor virtud.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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