Jump Force.
27 febrero, 2019Análisis PS4
Ay, Jump Force. Tenemos que hablar de lo de Jump Force.
Capitalizar en la nostalgia de los otakus parece ser, a día de hoy, una apuesta bastante segura. Gracias a ello nos hemos comido títulos, vamos a decir, cuestionables. Y es que parece que los juegos en licencias siguen sin despegar y que los fans del manga más popular y mainstream, los Shonen publicados en la revista Jump, vamos a tener que seguir esperando el crossover definitivo que este Jump Force prometía ser.
Jump Force arranca con un argumento, seamos claros, delirante. Con un desarrollo bastante peor que muchos fanfics, el juego hace un esfuerzo absolutamente innecesario por justificar esta reunión de personalidades. Parece ser que unos seres, unos nuevos villanos diseñados para la ocasión por el mismísimo Akira Toriyama (no era su mejor día), están utilizando un libro mágico que contiene unos cubos mágicos para hacer maldades mágicas que incluyen mezclar otras dimensiones con esta, nuestra realidad. Así que, ni cortos ni perezosos, los habitantes de los mundos Jump deciden unirse bajo la batuta de un señor calvo con gafas que inexplicablemente se llama Glover en lugar de llamarse Mortadelo, para luchar contra las huestes de Freezer y sus masillas genéricos. Si toda esta movida se tomara a pitorreo, tendríamos seguramente un título mucho más disfrutable a nivel de historia, y podríamos echarnos unas buenas risas a costa de la autoconsciencia de este disparate. Pero no, todo es serio, grave y solemne. Es más. Jump Force da muchísima importancia, hace muchísimo hincapié en su, repito, delirante guión. Las escenas de vídeo tienen diálogos muy serios, con personajes afectados y totalmente implicados en la defensa del mundo. Bueno, escribo la palabra diálogos, pero lo cierto es que la mayoría de estas escenas no incluyen voces, por lo que vemos a unos escalofriantes modelados moviendo la cabeza y el cuerpo con animaciones reminiscentes de hace un par de generaciones sin mover la boca.
¿Alguien ha dicho modelados? ¿Escalofriantes modelados? Lo cierto es que desde el principio el aspecto de los personajes no convenció a muchos, entre los que me incluyo. Es cierto que algunos personajes lucen de auténtico lujo. Jotaro, Dio, Ichigo, Naruto, Sasuke, Kenshin… salen muy bien parados, pero es especialmente sangrante ver a auténticos REYES de la Shonen Jump como Son Goku, Deku o Luffy con ese aspecto de muñeco de goma, como barnizado. A estos modelados, se añade el personaje que nosotros mismos debemos crear para que sea nuestro avatar en el juego. Este, nuestro representante dentro del título, es susceptible de montones de cambios a lo largo de la partida, pudiendo personalizar tanto su aspecto físico como sus ropajes a través de un completo editor, que hará las delicias aquellos adictos a crear muñecos durante horas. Una vez creado, será este avatar el que manejaremos durante el desarrollo de la aventura. Una aventura que nos llevará de combate a combate a través de unos menús que son toscos pero funcionales. El problema de estos menús es que se esconden en un hub central enorme, vacío y desangelado que hace las veces de base de la Jump Force.
Creo que en estos cuatro párrafos he dejado bastante claro que el envoltorio, el continente de Jump Force no está a la altura ya no de las licencias que presenta, sino de un juego de la presente generación. Afortunadamente, donde el juego tiene que ponerse realmente serio, en los combates, la cosa remonta.
El combate que Jump Force propone, es uno en el que todos los personajes tienen el mismo manejo, donde priman los reflejos, el timing y la gestión de las barras de vida y ki de nuestro equipo de tres. La diferenciación entre el extenso roster, que incluye hasta 40 personajes de los mangas más populares de ayer y hoy de la famosa publicación japonesa, está en sus técnicas especiales, que son 3 por personaje, a la que sumaremos su “Despertar”, una transformación que aumenta la potencia de nuestro personaje y que además nos permite ejecutar su técnica más letal. Así pues, con un sistema básico de ataques rápidos (machacando el botón de cuadrado y una dirección encadenamos un combo automático de hasta siete golpes), ataques fuertes y agarres para romper defensas, y contraataques basados en la pulsación de un botón en el momento preciso, tendremos que abrirnos paso a través de un sinfín de combates en los que deberemos saber leer el alcance y la potencia de las técnicas de nuestro oponente, así como activar las nuestras en el momento preciso. No es lo más profundo que hemos jugado, pero sí que resulta divertido y desafiante, además de versátil gracias a la posibilidad de, por una parte, customizar las técnicas de nuestro avatar y además, añadir a las mismas efectos adicionales, como provocar que la barra de despertar de nuestros rivales se llene más despacio, gracias a habilidades equipables. Estos combates, además, dejan atrás la parquedad gráfica para dar paso a un festival de chispas, luces, explosiones y zooms realmente espectacular. A lo largo del encuentro los ropajes de nuestro personaje se rompen y las heridas recibidas en batalla quedan en el cuerpo de nuestro personaje, tal y como ocurría en los animes que el juego trata de emular. Algunos de nuestros cruces imposibles soñados son todo un deleite para la vista, y un regalo para cualquiera que sea, aunque sea sólo un poquito, fan de los shonen de combate.
Cualquiera que lea este texto pensará que prácticamente estoy hablando de dos juegos distintos, y en este desequilibrio radica la principal debilidad de este Jump Force.
La mecánica principal es BUENA. Los combates son divertidos y espectaculares, y si el juego sobrevuela sin problemas el suspenso es porque cuando estás luchando el fanservice rebosa por los cuatro costados. Ver a varios de mis personajes preferidos dándose de tollinas y usando sus movimientos más característicos bajo un montón de chispas brillantes y escombros volando ha sido extremadamente placentero. Ojalá no hubiera tenido que pasar por un montón de pantallas de carga (un buen montón, ya os lo digo), un hub enorme y sin sentido, un buen puñado de diálogos absurdamente serios y largos, y un avatar que se lleva el foco cuando los protagonistas deberían ser los habitantes de la Shonen Jump. Ojalá Jump Force tuviera una campaña al uso, un modo arcade, un versus y en definitiva, se ajustara más a lo que acostumbran a ofrecer los juegos de lucha actuales, porque todo lo que ocurre cuando no estás combatiendo es, en el mejor de los casos, pasable.
Cuando Jump Force hace bien lo que hace bien, es inevitable sonreir y recordar pasajes de algunos de los mejores momentos de nuestros animes preferidos. Pero como dicen, el que mucho abarca poco aprieta y Jump Force trata de ser demasiadas cosas que, seamos francos, nadie espera que sea, apretando el botón correcto en menos ocasiones de las que nos gustaría.
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Jump Force
A Favor
- Combates muy divertidos y espectaculares, con toneladas de fan service.
- Largo, pleno de contenido para jugar durante semanas.
- Roster muy completo y variado.
En Contra
- El diseño artístico es muy irregular y no hace justicia a más de un personaje.
- Todo lo que tiene lugar fuera de los combates es un lastre para el título