Análisis PS4: Cat Quest (The Gentlebros): ¡La miauventura felina que os gatrapará!

Análisis PS4

¡Miauvenidos a Felinia! Una tierra habitada por gatos que otrora fue tranquila pero que hoy se ve asediada por la presencia de unos dragones que portan calamidad y terror a la feliz población. Por fortuna, aquí llega nuestro intrépido protagonista surcando los mares, cuál bravo guerrero, junto a su hermana, dirigiéndose ambos a la Gatpital del reino. Pero Drakoth, villano arquetípico de esta narración, hace acto de presencia para secuestrarla y obligar a nuestro héroe a dar muerte en justa lid a todos los dragones para liberarla: pues él es… ¡el último sangredragón!

Tras esta épica introducción, debo confirmar, mal que me pese, que la premisa no es el apogeo de la originalidad, ni falta que le hace, seamos sinceros: es lo suficientemente divertida, alocada y tierna para encandilarnos. The Gentlebros (estudio indie afincado en Singapur que ya venía de ganar, en 2016, el Casual Connect al mejor juego para móviles y mejor diseño por Slashy Hero, su anterior videojuego) ha querido inspirarse en tres obras cumbres del género de rol para dar a luz a Cat Quest: Final Fantasy, The Legend of Zelda y Skyrim.  Extrayendo de cada uno su gran mapeado, su sistema de combate y su libertad de movimientos, The Gentlebros ha sintetizado estos ingredientes para regalarnos una obra muy notable, que sabe jugar sus cartas de manera directa y franca: nada de grandes quebraderos de cabeza, Cat Quest es diversión en estado puro.

En este Action RPG nos moveremos, principalmente, por el gran mapamundi que es el escenario principal, y casi único, del juego: un mapamundi en 2D donde veremos representados las ciudades, herrerías, posadas donde al dormir guardaremos la partida, tiendas de magias, cuevas, lagos… y por donde nos trasladaremos con total libertad, sin niguna barrera más allá del Océano Gatífico, las montañas y otros elementos naturales que nos imposbiliten el paso. En cada pueblo que nos encontremos en nuestra odisea podremos consultar un tablón donde se anunciarán las misiones secundarias: en cada pueblo suelen haber cuatro que están relacionadas argumentalmente y que serán la mejor manera de subir nivel, conseguir dinero y armas y armaduras para nuestra aventura. Más allá de su utilidad en cuanto a aumentar de nivel y de armamento, las misiones secundarias son la culminación del sentido del humor de esta obra, con algunos argumentos estrambóticos que nos depararán algunas sorpresas inesperadas. Pero también es cierto que les falta mucha variedad: todas nos obligan a ir de un punto A a otro B, limpiar la zona de enemigos y volver a A para recoger nuestro botín. Hubiera sido fantástico contar con algo de variedad en ellas para que, en sesiones contínuas, hacer varias seguidas no te provoque cierta sensación de dejà vu.

Algo de lo que también pecan las mazmorras, en las que nuestro cometido es limpiarlas de enemigos y abrir los cofres que nos encontremos. De estos últimos, por cierto, hay de dos tipos: unos que se podrán abrir sin problemas y otros que precisan de una llave para ser abiertos. Por supuesto, estos contienen mejores armamentos y armaduras, pero para conseguir la llave deberéis acabar una misión secundario algo más complicada de lo que parece en un primer momento…

Antes de aceptar una misión o entrar en una mazmorra se nos indicara el nivel de cada uno de ellos: así, si nos supera por mucho, lo mejor es esperar a tener un nivel más alto. Porque es cierto que no estamos ante una obra de una dificultad endiablada, antes bien, Cat Quest es una obra muy amable con los jugadores, a los que no quiere frustrar en ningún momento. Pero no os llevéis a engaño, algunas de sus misiones son complejas, básicamente porque los enemigos que nos presentan son muy poderosos y caeremos con pocos golpes (algunos nos pueden matar de un solo golpe). Así, este sistema de niveles, tanto para las misiones secundarias, como para las mazmorras, es un indicativo útil tanto para los que quieran evitar complicaciones como para los más avezados e intrépidos.

Ya os había adelantado que estábamos ante un Action RPG sencillo, y su simplificación va tanto en detrimento de los jugadores más experimentados, como a favor de aquellos que nunca se hayan aproximado a este género, sobre todo para los más jovenes. Su combate es muy sencillo: un botón para atacar, otro para esquivar y cuatro para lanzar hechizos que consumen maná (lo recuperaremos a medida que golpeemos con ataques físicos a nuestros enemigos). Los enemigos siempre estarán visibles en el mapeado y podremos luchar contra ellos o esquivarlos a voluntad: cada uno de sus ataques tiene un rango y alcance distinto y evitarlos no suele ser muy complicado… a no ser que se agrupen varios en un espacio reducido. Por supuesto, tienen sus debilidades a ciertas magias: fuego, hielo, relámpagos… un total de siete elementos mágicos que nos facilitarán sobremanera nuestras tareas felinas.

Este sistema de combate, directo y sin complicaciones, viene aderezado con un sistema de niveles para nuestras magias y armas/armaduras. Las primeras las podremos adquirir en tiendas de magia a cambio de monedas de oros y las podremos hacer subir de nivel por un módico precio. Las armas, por el contrario, se pueden adquirir, cierto, pero en las herrerías únicamente podremos comprar cofres en los que aparecerán de manera aleatoria los objetos… algo que, sinceramente, lo asemeja más a un juego de azar que a una compra. Aunque les seré sinceros, no comprarán armas ni armaduras en este juego, porque todas las encontrarán en los cofres de las mazmorras. Si en alguno de estos cofres obetenemos uno de estos elementos de ataque o defensa que ya tenemos, este aumentará automáticamente de nivel, proporicionándonos mejores prestaciones Un sistema, como el de combate, que deja de lado las complicaciones.

Cualquiera que se aproxime a Cat Quest va a quedar embelesado por su apartado gráfico. No estamos ante un juego puntero, ni lo necesita: su cuidada y colorida estética en 2D cartoon, como si de un lienzo dibujado a lápiz se tratara, junto con sus habitantes felinos hacen gala de un diseño exquisito. Y pese a que sus animaciones son muy básicas, el desparpajo y el humor con el que están representados cumplen con los objetivos de mantenernos con una sonrisa ante la pantalla. Si a este apartado visual le sumamos una traducción al castellano muy buena (con sus adaptaciones al lenguaje de los gatos: Gatpital, el pueblo de Zarpa Este, expresiones como “purrrcoléga” y otras delicias gatunas), y una música pegadiza que, pese a su poca variedad, mantienen el gran nivel del conjunto estamos ante una obra que hace gala de un diseño muy cuidado.

Así pues, todo aquel que se acerque a la última obra de The Gentlebros se va a encontrar con un Action RPG muy notable, divertido y entrañable, con una historia más interesante de lo que cabe esperar en un inicio, aunque, siendo sincero, el final es demasiado abierto y clama por una continuación. ¡Ah! pero yo estoy anhelando la presumible segunda parte de esta obra, donde espero y deseo poder ver, al fin, el reino de los perros y a las ratas piratas (¡de esta rima espero que saquen jugo en la continuación!). Su jugabilidad es sencilla y adictiva a partes iguales, aunque esta simplifación cae en una repetición de esquemas que a la larga se hace un poco tediosa y lastran su experiencia. No le hubiera ido nada mal añadir puzzles o un sistema de combos en los combates para dotar de variedad al conjunto. Aunque dado que su duración es breve (unas 4-5 horas para la trama principal; más del doble si tratamos de completar todas las misiones secundarias y mazmorras) no puedo decir que me haya aburrido en ningún momento o que su poca variedad haya resultado molesta. Pero es que con una estética tan bonita y un sistema de subida de nivel tan adictivo es difícil resistirse. Y si esto no les convence… ¡salen gatitos! Y ellos encandilan a cualquiera.