Análisis La-Mulana 1 & 2

Análisis La-Mulana 1 & 2

3 abril, 2020 0 Por Impozible Julín
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Switch

La historia de La-Mulana es una bien bonita. Creado originalmente para PC en 2005, La-Mulana buscaba ser un sentido homenaje a los juegos de plataformas del ya extinto MSX. De hecho, esta versión primigenia sólo apareció en Japón. Pero hete aquí que los buenos muchachos de Nigoro decidió rehacer el juego desde cero para llevarlo a WiiWare.

“En una palabra: PERFECTO” fue como el famoso portal Nintendo Life definió este juego en su momento.

Bastante tiempo después, 2018 nada más y nada menos, con todos los ports posibles de la primera parte y una exitosa campaña de crowdfunding de por medio, La-Mulana 2 ve la luz.

“La-Mulana 2 es un gusto adquirido” dijo hace poco Nintendo Life.

Y lo cierto es que estoy bastante de acuerdo con ambos juicios de Nintendo Life. Sí. Pero con matices, claro.

 

Vaya por delante que todo lo que voy a decir ahora aplica para ambos juegos, y que si bien la segunda parte se desarrolla en un escenario completamente nuevo, jugablemente son prácticamente iguales, con sólo ciertas diferencias.

La-Mulana nos pone en la piel de un explorador con un único cometido. Explorar las ruinas homónimas hasta el último rincón y no dejar un ladrillo sin remover. Para ello contaremos, al menos de inicio, con nuestro fiel látigo, un ordenador portátil y poco más, aunque pronto iremos engordando nuestro inventario con más de un artilugio la mar de interesante.Como en cualquier Metroidvania. La diferencia entre el que aquí nos ocupa y el resto de los exponentes más modernos del género es que La-Mulana es, precisamente lo contrario a moderno. Es un juego deliberadamente retro en todos los sentidos.

Pese a que La Mulana 2 se desarrolla en una localización jugablemente son prácticamente iguales.

Empezando por el salto. Porque amiguetes, aquellos de vosotros que estéis acostumbrados a los ágiles y controlables saltos de Mario, Samus, Ori y compañía, más vale que empecéis a olvidaros de esa maniobrabilidad. Aquí los saltos son hacia arriba y sólo cuando hayamos alcanzado el cénit del mismo podremos avanzar hacia delante en el aire. Lo mismo pasa con las caídas desde cualquier borde, que son tan verticales como una caída de verdad. Si queremos saltar hacia delante debemos hacerlo con carrerilla y en ese caso somos presos de nuestra inercia. Y como ya he dicho, este es el primer sapo que debemos tragarnos. Y pese a que en la segunda parte es un poco más manejable, cuanto antes entendamos el funcionamiento del salto, antes podremos centrarnos en el resto.

Un resto que no es poco y que es, efectivamente, buenísimo. Empezando por un enorme escenario interconectado con distintos ambientes y peligros, llenos de enemigos, trampas e ítems por descubrir. Cada sala de La-Mulana es un lugar donde sentir la frustración de los juegos de la vieja escuela. Los enemigos son duros de pelar, el látigo con el que acabamos con ellos es contundente pero requiere precisión, y hay mil y un factores de los escenarios que pueden drenar nuestra escasa barra de vida. Incluso muchos de los puzles pueden parecer, y de hecho son obtusos, pero en realidad el juego nos ha estado insinuando continuamente dónde y cómo ver la solución. El problema es que no lo ha hecho de forma explícita o lo ha insinuado mediante su diseño de niveles. Lo ha hecho obligándote a leer la descripción de un objeto. O en uno de los emails que te mandan al portátil. Lo ha hecho como lo haría un título de estas características en 1985.

Así pues, la partida transcurrirá en tensión tratando de encontrar el siguiente tesoro o la siguiente clave para avanzar, hasta que encontremos una de las tablillas del santo grial que sirven a modo de punto de retorno. Una vez las encontremos, tendremos un lugar al que volver, por lo que podremos usar nuestro santo grial para volver a la superficie a recobrar nuestra vida en las aguas termales y gastar nuestro bien ganado oro en una de las muchas tiendas disponibles para adquirir nuevos artilugios que nos ayuden en nuestra aventura.

El escenario de La Mulana se basa en distintos ambientes interconectados entre sí.

 

Los gráficos también hacen honor a ese estilo retro, pero obviamente añaden color y profundidad para resultar muy agradables a la vista, con especial atención a los jefes finales, de gran tamaño y con preciosas animaciones, convirtiéndose en los puntos álgidos del título. Las animaciones son básicas pero perfectamente reconocibles y la variedad de enemigos y escenarios es muy amplia. De hecho, mucho más amplia en la primera parte que en la segunda, que se centra en explorar una zona no descubierta previamente de La-Mulana llamada Eg-Mulana, y al ser esta última de inspiración nórdica, entrega menos variedad a cambio de mucha más cohesión artística.

Ambos juegos son retro en todos los sentidos.

Y al final la palabra que más se ajusta a esta pareja de juegos es esa. Cohesión. Ambas aventuras son juegos retorcidos, difíciles, no aptos para gente con poca paciencia, pero enormemente satisfactorios, casi perfectos en su concepción, si aprendemos a entenderlos y captamos lo que esperan de nosotros. Si conseguimos adquirir ese gusto y los apreciamos por lo que son, y no por lo que esperamos que sea un plataformas en 2020, La-Mulana 1 & 2 nos va a brindar un buen montón de horas de diversión, consola en mano.

 

 

 

 

 

 

Imágenes del tomadas por el redactor. Los logotipos y marcas que aparecen en ellas son propiedad de sus respectivos dueños y son utilizadas aquí únicamente con fines ilustrativos.

 

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La Mulana 1&2

8.8

Historia

8.0/10

Jugabilidad

9.0/10

Diseño Artístico

9.0/10

Diseño de Sonido

9.0/10

A Favor

  • Dos larguísimos juegos de aventuras en un solo pack
  • Los jefes finales son excelentes
  • Mucha libertad a la hora de explorar las ruinas
  • Los gráficos son una delicia del pixel art

En Contra

  • A veces resulta excesivamente frustrante