Análisis de Astronite
13 diciembre, 2022El estudio barcelonés Dume Games Studio nos trae un potente metroidvania que nos transportará a los años 80 a bordo de la nave de sus gráficos y su endiablada dificultad.
Seguro que también te interesa nuestro análisis de Hollow Knight
Suscríbete a nuestro canal de Youtube
Los que ya peináis alguna cana como es el caso del que escribe quizá también tuvisteis la oportunidad (o más bien, el privilegio) de iniciaros en esto de los jueguecitos de ordenador con alguna máquina de 8 bits tipo ZX Spectrum. Si es así, es posible que recordéis un título llamado “Manic Miner“. Recuerdo con mucho cariño esas tardes jugando con mi padre, que lo llamaba “El minero loco”, quedándonos atascadísimos en una pantalla llena de avestruces asesinas que nosotros llamábamos “las avutardas”. Lo que recuerdo con menos cariño son las tendencias “mandicidas” que despertaba en mi la endiablada dificultad del título. Menos mal que jugábamos con teclado, y que no me podía permitir tirar el ordenador completo por la ventana, porque si no, sin duda que lo hubiera hecho. Y, si, queridos niños, en aquellos tiempos lo pasábamos genial así. Los juegos eran tanto mejores cuanto más difíciles se hacían, y los desarrolladores de la época no coartaban lo más mínimo su sadismo ni mostraban la más mínima compasión con los jugadores.
Y os preguntaréis, ¿qué tiene que ver este rollo de abuelo cebolleta que nos ha soltado el Jorge con un análisis de un juego publicado en 2022? Pues lo tiene que ver todo, ya que Astronite me ha hecho recordar, y en parte revivir, muchas de las sensaciones con las que os acabo de meter la chapa en el párrafo anterior. Y si de algo va este nuestro hobby favorito es de las emociones que los videojuegos son capaces de hacernos sentir.
El estudio barcelonés Dume Games Studio se ha embarcado, ni corto ni perezoso, en la arriesgada misión de traernos un nuevo metroidvania, con la que está cayendo en ese nicho. Pero a diferencia del protagonista del juego, este estudio afincado en Manresa no se ha estrellado ni muchísimo menos. Todo lo contrario: Astronite es un producto excelente y fresco. Sin innovar en casi nada, presenta una combinación de elementos jugables y de diseño artístico que lo hacen destacar del resto. Y en las próximas líneas intentaré explicaros por qué.
Primero de todo, vamos a por el elefante en la habitación: Astronite es gráficamente perfecto. Su pixel art de 1 bit es de una calidad altísima, y transpira ochentismo por los cuatro costados. Recuerda muy fuerte a clasicazos como el mencionado Manic Miner o el también famosísimo Jet Pack. Y encima tenemos la opción de visualizar el juego con distintos filtros que refuerzan el sabor viejuno de las imágenes, incluido uno que emula el efecto de una televisión de rayos catódicos. Nos os lo perdáis porque es delicioso.
El sonido del juego es correcto en líneas generales. Resulta un poco cargante el sonido al recibir daño y al morir, quizá por el hecho de que son dos acciones que se repetirán sin cesar durante la partida. Pero por lo demás, el chiptune que acompaña al juego está bien concebido y complementa perfectamente su estilo artístico general.
La historia que se nos presenta no es rompedora, ni falta que le hace. Somos el piloto de una nave espacial que se estrella en el misterioso planeta Neplea. Nuestro protagonista sobrevive milagrosamente al accidente y de repente se encuentra rodeado de criaturas más o menos hostiles que se las apañan para robarle todo su equipo: su pistola, su jetpack, su módulo de localización… todo. Y ahí es donde comienza nuestra aventura: para poder plantearnos escapar del planeta hemos de recuperar las afanadas piezas de nuestro equipamiento. Para ello tendremos que hacer frente a una variada fauna local que intentará alimentarse de nosotros, y a diversos enemigos de distinta naturaleza que iremos conociendo a lo largo de nuestro periplo. Y por supuesto, habrá que enfrentarse a bosses, bosses grandes, gordos, difíciles y satisfactorios de vencer, como nos gusta a todos los enganchados a este género tan popular hoy en día.
El argumento se traduce en un conjunto de mecánicas que son lugar común en todo metroidvania que se precie. Un mapa que iremos descubriendo a medida que lo recorremos, habilidades que iremos desbloqueando para poder acceder a zonas previamente inaccesibles, y una moneda de juego que obtendremos matando enemigos y descubriendo tesoros ocultos, que podremos canjear por mejoras y distintos perks en la tienda, que por supuesto también encontraremos en Neplea. El juego, además, se ríe de si mismo al presentarnos algunas mecánicas, aludiendo cláramente al hecho de que están presentes en un montón de títulos del genero.
La jugabilidad de Astronite recuerda, mucho y para bien, a la endiablada dificultad de la que os hablaba en el primer párrafo. Lógicamente está adaptada a los tiempos actuales y la sensación general es muy satisfactoria y adictiva. Pero sabed que tiene momentos de metroidvania hardcore que, quizá, pueden terminar con un mando volando por la habitación. El movimiento del protagonista es fluido y los saltos son certeros. Sin embargo, se ha dotado al muñeco de una inercia que hace que “derrape” ligeramente cuando dejamos de movernos en una determinada dirección. No he sido capaz de decidirme entre clasificar este último punto como positivo o negativo, por lo que lo definiré como “masoquista”. Este pequeño detalle convierte ciertas zonas de plataformeo en una deliciosa pesadilla que encandilará a los más acérrimos adictos al sufrimiento videojueguil. Y me consta que somos muchos.
En nuestras aventuras y desventuras por Neplea tendremos que lidiar con un par de decisiones de diseño cuestionables que pueden hacernos desesperar (en el mal sentido, si es que esto tiene sentido). La que más me ha llamado la atención es un incomprensible parón del gameplay que ocurre cuando recuperas las “almas” (si, las voy a llamar así) que dejas en el lugar en el que te mataron por última vez. Éstas toman la forma de una nubecita que se queda flotando, y que, si te acercas lo suficiente, se desplaza lentamente hacia ti. Pues bien, al recuperarlas, aparece un cartel en pantalla, parando la acción, y exigiendo que aprietes un botón para que desaparezca. Esto te puede pillar tranquilamente en el suelo… o en mitad de un salto mortal con doble dash y triple tirabuzón entre pinchos rotatorios y sobre un abismo insondable. Obviamente es imposible recuperarse de un frenazo así, de forma que esto suele desembocar en las muertes más injustas que podamos imaginar, ¡por haber recuperado las almas, cosa que además no podemos evitar si pasamos cerca!
Sin embargo, el punto anterior no es más que un pequeño borrón en un gran lienzo. El progreso se antoja relativamente continuo y la dificultad alta pero justa, y siempre te apetece probar una vez más a ver si consigues superar el desafío que los desarrolladores te plantean en cada pantalla. Neplea es fascinante, y con una paleta de 2 colores, Dume Games Studio ha conseguido representar de una forma brillante biomas tan distintos como cavernas, la superficie desolada de un planeta perdido, estepas congeladas e incluso fortalezas ancestrales. Si te atreves, no te lo pienses. Ponte el casco, métete en tu nave, y abróchate bien el cinturón, porque el viaje promete ser movidito, desesperante, y muy, muy divertido.
- AWAKEN: Astral Blade. Análisis. - 14 noviembre, 2024
- Slay the Princess. Análisis. - 4 noviembre, 2024
- Last Time I Saw You. Análisis. - 17 octubre, 2024