Análisis de Armored Core VI: Fires of the Rubicon
15 septiembre, 2023Fan de Armored Core desde SHIQUETITO.
Armored Core VI es un juego que ha levantado ampollas y arreciado los ánimos de, ejem ejem, cierta comunidad muy fan de los juegos dirigidos por Hidetaka Miyazaki. Esta gente han estado meses enfadados y recordándonos a todos que la sexta entrega (numerada, porque spin off hay a manojos) de la franquicia de robots “no es como un souls”, “no os va a gustar” y que “a ver si os creéis que todo lo que hace From va a ser um Souls”. Y bueno, no vamos a negar que era cierto que esto no es en absoluto un Souls, y que pese a tener algunas cosillas remotamente parecidas, Armored Core es Armored Core.
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Comenzando por un diseño que se aleja del refinamiento y el minimalismo narrativo y de guión de los últimos títulos de From para presentar una historia de la forma más convencional que existe. Esto es, cinemáticas, texto y conversaciones entre los personajes. No es que la historia sea buena. Ni mala. Es medianamente rudimentaria y sirve de excusa para ponernos en los escenarios a repartir plomo pero lo cierto es que la premisa de mega corporaciones luchando por los recursos naturales de un lejano planeta está bastante vista. Y no, no estamos ante una novedosa visión del asunto, ni ante una inteligente vuelta de tuerca.
Afortunadamente, no hace falta mucho más que esto para que las escaramuzas contra los brutos mecánicos sean inmersivas y divertidas. Empezamos con un robot básico, con ametralladoras, misiles y una espada, en una misión/tutorial donde aprendemos los básico de combatir y curarse, y que es un paseo hasta que nos topamos con un helicóptero que, como nos descuidemos, nos machaca. Toda una declaración de intenciones. Y es que la tónica de las misiones es precisamente esta. Avanzar como un rodillo hasta que nos topamos con un muro de dificultad que va a ser el protagonista de nuestras pesadillas y que sólo superaremos usando la segunda pata del juego.
En el taller es donde básicamente vamos a solucionar todos nuestros problemas a la hora de enfrentar a todos estos bosses. Y es que Armored Core VI nos anima desde el primer momento a experimentar con los distintos tipos de partes y armamento y a jugar con los parámetros hasta que encontremos esa combinación ganadora que nos permita superar el enfrentamiento que nos tiene atascado. Y creedme, que si llegáis al juego pensando que lo único que hace falta para acabar con las misiones es aprender patrones y manejarnos con soltura, vais bien jodidos. Lo mejor es comprar, probar, y sino funciona, vender para comprar otra pieza que nos permita una aproximación distanta. Ya sean unas piernas propulsadas que nos den mayor movilidad aérea, o unas gattling que bajen rápidamente los escudos enemigos, lo importante es adaptarse y no estancarse en un único estilo de combate, esto es, en un solo tipo de robot.
Robots que, por cierto, se mueven a las mil maravillas, a 60 FPS bastante estables (hemos podido jugar a la versión de Series X) en escenarios que desde luego no van a llevarse un premio ni por si diseño artístico ni por ser esas piezas de orfebrería por las que hemos conocido a From en los últimos años, pero que ofrecen la suficiente amplitud y verticalidad para que, una vez más, podamos aproximarnos a combate desde varios ángulos y podamos aprovechar los puntos fuertes de nuestro meca de diversas maneras. Atención especial merecen los ya mencionados jefes, que aparte de ser diseños únicos muy chulos, convierten la pantalla en un bullet-hell tridimensional, con proyectiles de mil colores que llenan a pantalla y misiles teledirigidos para no darnos un minuto de respiro. Afortunadamente la interfaz del juego es lo suficientemente clara para que al final la demos cuenta de que los fallos son nuestra culpa, y de que lo que en principio nos parece una completa injusticia en la mayoría de los casos era solo, de nuevo, una forma errónea de encarar el combate.
Armored Core VI puede no ser la revolución de la saga que muchos esperaban. Hay mejoras de calidad de vida, desde luego, pero el corazón del título sigue siendo el mismo que en su nacimiento, y el hecho de que con unos cuantos ajustes siga estando vigente es la muestra de que las buenas ideas perduran más allá de los gráficos, los filtrados bilineares y los anisotrópicos.
Así que solo me queda recordaros que, como decía Gendo Ikari: SUBID AL ROBOT.
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