Análisis Black Legend
10 mayo, 2021Siempre he sentido una especial atracción por la temática alquímica, esa curiosa mezcla entre ciencia, misticismo y superstición que trataba de llegar a aquellos lugares recónditos inalcanzables para el conocimiento humano. Tal vez sea por esta razón por la que siempre escojo la clase alquimista cuando está disponible en los juegos de rol, o por la que cada vez que algún juego toca, directa o indirectamente, la temática no puedo evitar darle una oportunidad.
Si además de la temática sumamos también su propuesta jugable, Black Legend lo tenía todo para llamar mi atención ya desde el mismo momento en que se anunció. Y es que el planteamiento del estudio belga Warcave es nada menos que una interesante mezcla entre un RPG de combate táctico por turnos y un juego de exploración en el pequeño mundo abierto de una ciudad en la Europa de la Edad Moderna.
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La historia de fondo se plantea interesante: un misterioso alquimista ha sumido a la ciudad de Grant en una siniestra niebla que ha corrompido la mente de los ciudadanos convirtiéndolos en fanáticos a su servicio. Nosotros tomaremos el papel de un mercenario contratado por la corona para investigar qué está sucediendo y acabar con el alquimista, la niebla y la amenaza que se cierne sobre la ciudad.
Este punto de partida está cimentado en una sólida dirección artística que empieza por la propia ciudad de Grant, inspirada por la arquitectura europea moderna de Brujas o Gante, pero con un toque oscuro y misterioso, por momentos cercano a lo lovecraftiano. El trazado de la ciudad, junto con la niebla y un excelente trabajo de iluminación crean un ambiente sombrío y sobrecogedor, un marco ideal para la desarrollar la aventura. El mismo cuidado se aplica al diseño de edificios, entornos, personajes y enemigos, algunos de ellos inspirados en el folclore local. Sin embargo, todo este despliegue artístico no acaba de alcanzar todo su potencial, con unos gráficos que podrían tener un poco más de detalle y unas animaciones que se antojan algo toscas y limitadas, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de acciones disponibles durante el combate. Afortunadamente, ninguna de estas carencias lastra para nada la experiencia jugable.
El punto más fuerte del juego lo encontramos en el combate, que como otros RPGs tácticos por turnos al estilo de la saga Fire Emblem se presentan en una cuadrícula de movimiento en la que desplegaremos a las cuatro unidades que componen nuestra escuadra para enfrentarnos a un número variable de enemigos teniendo en cuenta las limitaciones del escenario en el que se desarrolla el combate.
Durante cada uno de los turnos, nuestras unidades dispondrán de un cierto número de puntos de movimiento que podremos usar para movernos libremente por el escenario con la única limitación de que no poder sobrepasar casillas ocupadas por obstáculos u otros personajes y otro cierto número, mucho más reducido, de puntos de acción con los que podremos utilizar tanto objetos como alguna de las habilidades que nuestro personaje haya obtenido hasta el momento.
Hasta aquí, no hay mucha diferencia con respecto a otros títulos del género. La vuelta de tuerca la encontraremos en la gestión de los humores durante el combate. ¿Qué son los humores? Según la tradición alquímica son estados alterados que afectan a nuestro cuerpo de diferentes maneras y que en Black Legend podremos aprovechar para inclinar la balanza del combate hacia nosotros. Algunos de los ataques que nuestros personajes pueden llevar a cabo durante su turno aplicarán al enemigo objeto del ataque, además de su daño correspondiente, uno o varios humores de entre los cuatro existentes: nigredo (negro), rubedo (rojo), albedo (blanco) y citrinitas (amarillo), de manera que al ser combinados entre sí se pueden alcanzar estados especiales que se pueden explotar mediante ataques catalíticos que causan daño adicional.
De esta manera, la planificación de la gestión de los humores y su posterior explotación acaba dando un componente estratégico extra al combate: ya no va a ser suficiente con determinar a quién atacar y con qué arma, sino que también tendremos que tener en cuenta cuáles son las mejores combinaciones de personajes, clases y habilidades para maximizar el efecto y el daño de los estados alterados por los humores.
Otro de los apartados más llamativos del juego es su extenso sistema de clases. Dispondremos de hasta 15 clases distintas que iremos desbloqueando a medida que vamos jugando, cada una de ellas con sus propias características y atributos, con la particularidad de que podremos cambiar a nuestros personajes de una clase a otra cuando queramos sin penalización alguna. Entonces… ¿para qué sirven las clases?
En este juego, los ataques y habilidades que los personajes pueden utilizar durante el combate van vinculados tanto a su clase como al arma que portan. Cada arma será compatible únicamente con una o varias clases (por ejemplo el fusil será compatible con el tirador y el mercenario, pero no con el guerrero) otorgando a cada una de las clases compatibles un tipo de ataque diferente que perderemos cuando dejemos de equipar el arma salvo que lo hayamos memorizado previamente después de haberlo utilizado varias veces en combate o cuando cambiemos de clase.
El juego premia que continuamente estemos cambiando de clase y probando armas nuevas para ampliar el abanico posible de acciones de cada personaje, de manera que muchas veces nos encontraremos con el dilema de si equipar una combinación clase/arma con la que nos podamos sentir más cómodos u otra que nos permita seguir aprendiendo habilidades. Además de los citados, el combate no tiene muchas más mecánicas disponibles, echándose en falta algunas características de otros juegos del mismo género, como pueda ser el ya clásico empujón.
El último componente que me gustaría destacar es el de la exploración. Aunque al principio el juego nos lleva bastante guiados, relativamente pronto el juego se va a ir abriendo a nuevas zonas de un mapeado en el que podremos movernos con libertad. Buscando verosimilitud histórica y una mayor inmersión, Black Legend ha optado por prescindir de cualquier tipo de marcador, GPS o indicador de dirección para movernos por Grant, obligándonos a orientarnos y encontrar nuestro camino gracias a las indicaciones de los NPCs (p.ej.: sigue recto y en la plaza de la estatua gira a la derecha) y de los postes urbanos como los que podemos encontrar en cualquier ciudad actual con indicadores de direcciones.
En este sentido, hay que decir que por petición expresa de algunos jugadores una de las últimas actualizaciones ha añadido la posibilidad de mostrar un minimapa que facilite un poco las cosas. Aunque este añadido está desactivado por defecto y es completamente opcional. También a través de actualizaciones recientes se ha mejorado bastante el interfaz y la interacción en los menús, algo que resulta de agradecer por lo incómodo que resultaba, sobre todo teniendo en cuenta que vamos a pasar muchas horas de juego en los menús de gestión de personajes, clases y armas.
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Black Legend
A Favor
- Un diseño artístico excelente, especialmente la propia ciudad de Grant.
- El sistema alquímico de los humores le da una capa estratégica extra al combate.
- Su sistema de clases/armas/aprendizaje para obtener nuevos ataques y habilidades.
- Tener que orientarse a través de los comentarios de los NPCs o de indicadores de dirección es todo un puntazo.
En Contra
- Aunque han mejorado bastante gracias a las actualizaciones, los menús pueden llegar a ser algo confusos.
- El nivel gráfico podría haber dado bastante más de sí.
- Se echan de menos más mecánicas durante el combate.