Análisis Advance Wars 1 + 2 Re-Boot Camp

Han pasado más de veinte años desde que viésemos las dos primeras entregas de Advance Wars aparecer en la Game Boy Advance. Dos décadas en las que el mundo de los videojuegos ha cambiado mucho, o quizás no ha cambiado tanto, pero eso lo podríamos discutir en otro artículo. Lo que venía ha decir es que el tiempo ha pasado y que veinte años pasan en un suspiro, es cierto, pero que también es difícil que una obra que apareció hace dicho lapso de tiempose mantenga tan fresco y divertida como lo fue en su momento. Porque sí, este remake o reboot, como queráis llamarlo, es hoy tan enrevesadamente divertido y torturador para con el jugador como en el momento en el que apareció. Y si esto es así es por lo depurado y equilibrado de su jugabilidad: es casi prístino, transparente, en su propuesto. Cosa que no le quita ni un ápice de complejidad. Más bien al contrario.

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Venga, Alberto, acelera que el juego bien merece que entremos en materia. Bien, el reboot de Advance Wars 1 + 2 es un juego de estrategia por turnos, ni más ni menos. Y con esto quiero decir que, a diferencia del buque insignia de Intelligent Systems, Fire Emblem, en Advance Wars no hay subida de niveles, ni mejoras de estadísticas, ni nada que pudiera asemejarlo al rol. Aquí se ha venido a jugar a la estrategia y no queremos que se nos mezclen los conceptos. Ahora hablando en serio: cada combate, cada mapa, está planteado como un puzle, como una partida de ajedrez donde dispones de una fichas, en este caso de unas tropas, que han de combinarse con la mayor de las astucias posibles para superar un reto. Y la maravilla de este videojuego es que cada misión se siente completamente diferente a la anterior y a la siguiente. Cada una de ellas es un rompecabezas en el que solo cabe nuestro ingenio: no podemos subir de nivel para ir sobrados a ese combate duro que se nos avecina. Y cada una de las misiones suele proponer un objetivo distinto que va desde tomar una posición a acabar con los enemigos, pasando por superar el nivel en una cantidad determinada de turnos. Aquí solo cabe nuestra inteligencia para vencer y superar el reto. Justo y sin piedad.

Con esto quiero decir que el juego no es un paseo. Es cierto que tienes la opción de bajar la dificultad, sí, y de deshacer el último turno si has visto que ha sido un auténtico desastre. Pero no hay más, estás tú solo ante el peligro y debes tener en cuenta todas las variantes posibles: cada tropa tiene su punto fuerte y su punto débil, a lo que cabe sumarle que la orografía del terreno afecta de forma directa a la defensa y el ataque de nuestras tropas. Asimismo, cuando una de nuestras tropas sufre daño, la cantidad de daño que ejerce es menor: podremos combinar dos unidades mermadas para conseguir una de mayor ataque. Y, por supuesto, debemos contar con las habilidades especiales de nuestros Oficiales Jefe: mayor defensa de nuestras tropas, o mayor ataque, que puedan conquistar de forma más rápida… Unas habilidades que podemos utilizar en contadas ocasiones en cada combate y que debemos administrar en el momento justo para decantar la balanza un poquito más a nuestro favor.

Afortunadamente, todas estas variantes que debemos tener en cuenta y controlar se nos van explicando de forma paulatina, sin prisas, en una serie de tutoriales que muy rápidamente nos van a poner en situación. Pronto nos vamos a sorprender teniendo en cuenta el uso de las unidades aéreas, marinas, el transporte de tropas, la conquista de ciudades, la utilización de recursos, el posicionamiento de tropas… Quizás dicho así apabulle un tanto, pero os aseguro que es fácil de jugar pero difícil de dominar.

Y a ello ayuda sobremanera que el videojuego venga en perfecto castellano: tanto la traducción como el doblaje están cuidados al detalle y son, sin duda, excelentes. El apartado audiovisual es, sin duda, lo más chocante de la obra. Heredero del original, el tono naif, casi infantiloide de la obra contrasta con la dureza de la guerra: unos personajes que casi semejan juguetes en un tablero son sacrificados de forma constante y sin remordimientos. No hay sangre, no hay crudeza, se ha despojado (casi) todo el horror de la guerra en pos de una estética colorida y limpia. Lo cierto es que da para debate y uno muy interesante, pero, como antes, deberíamos dejarlo para otra ocasión.

Sea como fuere, lo cierto es que este reboot de las dos primeras entregas de la saga es una ocasión inmejorable para reencontrarnos o descubrir una obra que funciona como un reloj: divertido, desafiante y adictivo. Advance Wars es uno de los mejores exponente de los juegos de estrategias por turnos y uno de los que más nos harán estrujarnos el cerebro. Eso sí, cada vez que superemos un reto vamos a sentirnos absolutamente reconfortados y orgullosos de nuestros logros. Tanto si amáis el género como si no, es una obra que no debéis dejar de probar ni disfrutar: la guerra ha comenzado.