Bendy and the Ink Machine. El Terror en su tinta.

Análisis PS4

Más de un año y medio después que se lanzara su primer capítulo, Bendy and the Ink Machine llega ahora de manera completa, y lo hace envuelto en la expectación despertada entre los jugadores por esa conjunción de atmósfera a Bioshock,  y estética de cartoon vintage vista también en juegos como Cuphead, unidas al ansia por conocer como continua la historia de este siniestro estudio de animación. Así que sin más demora nos zambullimos en la tinta para ver todo lo que ha dado de sí este nuevo juego para PC, PS4, Xbox One ySwitch.

Mirarse en el espejo de la obra creada por Ken Levine no es mal punto de partida. Y digo esto porque la saga Bioshocksupo utilizar muchas herramientas, que vemos de nuevo en esta obra, para demostrar que el terror no tiene que estar reñido con una fachada de dibujos animados, y que contar la historia a través de registros despierta el espíritu de la curiosidad al otro lado de la pantalla. Las mecánicas jugables, como veremos más adelante,  son mucho menos ambiciosas en este juego del estudio Kindly Beast, rebautizado como Joey Drew Studios para hacer un guiño a su propia obra.

El uso de la estética de animación rubber hose, tan utilizada en los primeros dibujos animados de los años 30 donde los brazos y las piernas se movían como mangueras, ha tenido un pequeño renacimiento en el mundo de los videojuegos gracias a. Recordará sin duda a Cuphead, pero StudioMDHR le dio mucho más protagonismo a esta técnica en su juego, mientras que con Bendy la hemos encontrado más a mano como un elemento narrativo y podemos decir sin duda que ha servido para darle un carácter propio al videojuego. Junto a ella tenemos un estilo artístico impactante, con tonalidades beige y mostaza en los escenarios, solamente rotas por el negro de los gruesos trazos que perfilan los elementos dibujados de los escenarios y la tinta que está presente por doquier como elemento jugable en ocasiones o meramente narrativo.

La trama vuelve a recordarnos por momentos a Bioshock (no será la única vez como hemos adelantado), ya que tenemos a Henry Stein, un antiguo animador que vuelve a visitar las instalaciones de Joey Drew Studios invitado por su fundador. Muy pronto el jugador y Henry descubrirán que algo siniestro ha sucedido en el estudio y comenzará una batalla por intentar escapar con vida de un lugar que gira en torno al personaje de Bendy, la estrella del show. En nuestro camino iremos encontrando otros personajes a medio camino entre las creaciones surgidas de las hojas de ilustraciones, como el afable lobo Boris que nos irá ayudando a lo largo de la aventura, o antagonistas como Alice Angel o Bertrum Piedmont. A ellos sumaremos las numerosas grabaciones dejadas por los miembros de la plantilla del estudio de los cuales no vemos ni rastro, en un nuevo guiño a la obra de Irrational Games, y por si fuera poco, los grafismos del juego recuperan con buen tino la estética art-decó que también vimos muy presente en Rapture y de nuevo cobrando todo el sentido por la cuidada ambientación del título. Pero como decimos el juego muestra en todo momento un lado tétrico encarnado principalmente por el demonio de tinta, un ser surgido de la máquina de tinta ideada por Joey Drew y que irá persiguiéndonos durante todo el juego.

Es en el plano meramente jugable donde encontramos las mayores asperezas de Bendy and the Ink Machine y no porque el juego plantee una propuesta simplista al estar muy próximo a las aventuras tipo walking simulator con ligeras interacciones en el escenario, sino por la forma de llevar estas mecánicas a cabo. Y es que por un lado tenemos un avance a través de los cinco capítulos en el que se nos plantearan puzles de escasa dificultad y de hecho en algún momento, esta vendrá dada por elementos algo ilógicos, como la súbita aparición de un objeto que tenemos que buscar y usar, localizado en un baúl que previamente ya habíamos explorado, provocando que perdamos tiempo buscando salvo si volvemos a mirar en el baúl. Eso sí, los objetos interactuables destacan con un aura amarilla logrando que pocas veces nos atasquemos.

Según avancemos llegamos a conseguir cierta variedad de objetos que podremos usar únicamente en ciertos momentos: una linterna para zonas oscuras, un hacha para atacar a los enemigos, una tubería o llave inglesa para el mismo fin, etc. En el escenario veremos también latas de sopa que recuperarán nuestra salud al ser heridos aunque obtendremos el mismo efecto regenerativo si esperamos un tiempo sin sufrir daños, restando relevancia a buscar estos objetos sanadores. Y es que tendremos enemigos, sí, e incluso algún boss. Pero el combate es un aspecto algo insustancial tanto por restricción de movimientos, ausencia de indicaros de daño o impacto, y sobre todo por tener en frente enemigos con una IA muy limitada y unas animaciones algo pobres técnicamente. A ello hay que sumar momentos de sigilo para evitar ser detectados por el enemigo pudiendo usar una especie de armarios repartidos por el escenario para escondernos del demonio de tinta, que aparecerá si nos quedamos mucho tiempo en un mismo escenario. Eso sí, ocultar nuestro rastro a veces es tan sencillo como entrar en el armario a un metro escaso de nuestro perseguidor lo que provocará que deje de buscarnos al instante y vuelva a sus patrullas, reduciendo drásticamente la amenaza y su efecto atemorizante. El juego hubiera agradecido un sistema de sigilo más trabajado que nos permitiera planear mejor nuestros movimientos.

Combate, resolución de puzles y algún minijuego que otro que aparecerán con la aventura bien avanzada, quedarán en un segundo plano,a lo largo de las 4 o 5 horas que nos durará el juego, frente al apartado visual del que ya hemos dicho que pese a sus limitaciones técnicas sabe sobre salir por encima del conjunto. Del mismo modo el sonido del juego raya a muy bien nivel, con un doblaje al inglés donde se aprecian buenas interpretaciones. La música acompaña en todo momento, con solos de violines y golpes sonoros que consiguen tensionarnos más aún si cabe mientras avanzamos en una historia que en el último tercio del juego adquiere un mayor peso.

En resumen, Bendy and the Ink Machine es un juego que toma con mayor y menor acierto elementos de sagas de auténtico referente con Bioshock, para plantearnos una aventura en primera persona para un jugador, a medio camino entre la aventura gráfica y los walking simulators, ideada para aquellos que quieren vivir el terror y el suspense en un marco de dibujos animados a priori poco dado a este género.