God of War. Kratos vuelve para quedarse.
16 mayo, 2018Análisis PS4
El pasado es una constante universal, quizás la más importante. El presente está lleno de variables que cambian a cada segundo y el futuro es una amalgama de posibilidades que mutan con cada decisión que tomamos en el presente, pero el pasado es inamovible, inalterable. Existe para todo y para todos y nada se puede explicar sin él. Además es una constante cruel, siempre está ahí para juzgarnos. Nuestros meritos, nuestros triunfos y nuestros progresos actuales se miden por lo que hicimos en el pasado. Es la vara con la que se miden nuestros éxitos y con la que se sopesan nuestros fracasos.
Esto es algo que seguro ha estado muy presente en las mentes de los chicos de Santa Monica desde que comenzaron el desarrollo del nuevo God of War. Desde que Cory Barlog escribió la primera idea en su libreta seguro que ya sentía la pesada mirada del pasado por encima de su hombro. Diseñar un producto sabiendo que no solo debe de cumplir con lo esperado de un gran estudio, sino que también debe sobrevivir a la comparación con lo hecho años antes es una carga muy difícil de llevar, más aún cuando todo el mundo espera, no solo que estés a la altura de las circunstancias, sino que se te exige que superes tus logros conseguidos y que en este caso son muchos.
Desde que se filtraron los primeros rumores de su nuevo God Of War, prensa y jugadores paladeaban cada gota de información, cada imagen que se divulgaba, como si de néctar divino se tratase. Y con cada palabra escrita el hype y la expectación iban en aumento alcanzando, en ocasiones, cotas grotescas. Los ojos se centraban en la first party de Sony , cada vez más escépticos, de que fueran capaces de superar lo hecho en la trilogía God of War.
Ante tal desafío los chicos de Santa Monica tomaron la única opción lógica, por no decir la única viable, y que no era otra que la de hacer algo diferente a lo visto ya que, evidentemente y ante tanta expectación, hacer lo mismo ya no era una alternativa. Así que en un alarde de valentía, deciden dar un giro de 180 grados a una de las vacas sagradas de Sony y lo arriesgan todo poniendo patas arriba a su franquicia estrella tras 8 largos años de bien merecido reposo.
Así pues en el pasado quedan los furia, la ira, la mitología griega… Las praderas helénicas mecidas por el sol Mediterráneo dan paso a los lentos y fríos días de Midgard. Pero no solo ha cambiado el paisaje, Kratos ya no es el hijo de Zeus cegado por la venganza. Ahora con la serenidad y sabiduría que dan la edad y la experiencia se conforma con ser solo un humano mas. Busca la felicidad en el amor de su esposa y de su familia. Poco queda del furioso héroe que cegado por la venganza arraso el Olimpo. Solo una cicatriz en el pecho, recuerdo de la Espada del Olimpo, y unas vendas siempre empapadas de sangre enrolladas a sus brazos son los únicos vestigios de un pasado que se resiste a marcharse y dejan entre ver al dios que un día fue. Kratos vive un exilo voluntario tratando de olvidar su pasado. De hecho y durante los primeros compases del juego parece que lo ha conseguido y Santa Monica se empeña en que pensemos que esto, aun llevando el mismo nombre, es algo totalmente nuevo ajeno a la anterior trilogía. Pero intentar obviar tu pasado es imposible, formamos parte de él, somos lo que somos gracias a él y eso es algo que Kratos pronto aprenderá.
La repentina muerte de su esposa traerá de nuevo el caos a la vida de nuestro espartano, que emprenderá un viaje para cumplir la última voluntad de su amada: llevar sus cenizas a la cumbre más alta de Midgard. Además de este encargo, Kratos, tendrá que hacerse cargo de Atreus, su hijo. Obligado a ejercer un papel, el de padre, para el que ni siquiera un dios está preparado. Ambos andarán un camino en el que el verdadero reto será conocerse, donde la experiencia del padre ha de enseñar al hijo y la inocencia del hijo es una virtud a aprender por el padre. Un largo peregrinaje para al final comprender que ambos son las dos caras de la misma moneda, tal como pasa en toda relación padre e hijo, sin importar si eres un mero mortal o un dios. Un viaje en el que la rica mitología nórdica está muy presente, al igual que en el pasado lo fue la griega. Odín, Thor, gigantes, enanos, draugr, ogros, elfos, los 9 reinos…todos estos nombres y otros muchos más irán apareciendo para dar forma a un mundo solido y consistente. Santa Monica trata con sumo respeto y cuidado estas y otras leyendas para incluirlas en la trama mediante murales, códices o historias para aportar así riqueza y trasfondo al relato. Es verdad que para que la historia tenga sentido y pueda avanzar se han tomado ciertas licencias pero para los no entendidos en estos temas, como un servidor, pasan totalmente desapercibidas.
Pero el cambio de mitología y ambientación no ha sido el único. God of War cambia radicalmente de estilo abandonando el clásico Hack&Slash, donde tan cómodamente se desenvolvía. Se decide optar por el enfoque de los juegos de acción más actuales, esto es renovarse o morir. Este cambio no afecta solo a la nueva ubicación de la cámara que pasa de una panorámica lateral a una posición en tercera persona, al hombro del protagonista, al más puro estilo “Uncharted”. El ritmo de juego también se ve afectado pues ahora es más lento y pausado. Los niveles ya no son una sucesión de frenéticos combates hasta llegar al jefe fin de la zona, sino que ahora la exploración toma el relevo. Entre pelea y pelea tendremos tiempo para explorar la zona, buscar materiales o encontrar ese acceso oculto que nos hará llegar a un determinado cofre que vemos semiescondido en algún lugar del escenario.
Pero esta exploración no se centra únicamente en los niveles que van hilando la historia. Llegado a cierto punto aparecerá ante nosotros el “Lago de los 9 Reinos”, una zona donde Midgard se convierte en un mundo “semi-abierto” y en la que podremos descubrir nuevos territorios que nos darán acceso a un nutrido número de misiones secundarias que sirven para complementar y dar más fuerza al lore del juego. Estas zonas a descubrir también serán el escenario del genial y fabuloso “post game” del que hace alarde el juego. Gracias a este nuevo elemento, el “modo historia” de este nuevo God of War se alarga, tranquilamente, hasta las 25 horas de juego. Pero Santa Monica no solo usa este nuevo componente para alargar la vida util del juego sino que también lo usa para cambiar el sistema de evolución del “fantasma de esparta”. En estas nuevas zonas y misiones podremos ganar una valiosa experiencia con la que los desbloquear y mejorar los diversos ataques de Kratos, tanto normales como especiales ahora llamados Runicos, un árbol de habilidades que esta años luz de lo visto en cualquiera de las entregas de la anterior trilogía y que reparte estas habilidades entre las distintas armas que irán apareciendo, no diremos cuales para evitar spolier, y el combate sin armas. Pero esta evolución no solo afecta a Kratos ya que su hijo también se beneficia de el contando con un buen puñado de habilidades a mejorar y que afectarán directamente a nuestro combate.
Pero no solo podremos mejorar nuestras habilidades, por el camino nos encontraremos con Brok y Sindri. Estos enanos serán los encargados de ir mejorando nuestras armas y armaduras siempre que dispongamos de los materiales necesarios. Esta personalización del equipamiento da una nueva capa jugable a God of War, gracias a ella cada armadura nos otorgará una serie de mejoras en nuestros atributos que afectarán directamente a nuestra manera de plantear las peleas. Podremos destinar nuestros recursos en mejorar nuestra fuerza, o nuestra defensa y vitalidad o quizás nos interese conseguir un conjunto que aumente nuestras capacidades Runicas. El abanico de posibilidades que ofrece en este sentido God of War lo pone a la altura de los juegos mas roleros de nuestra estantería.
Llegamos a la parte más controvertida y que más ha dado que hablar: “el sistema de combate”. Podrá gustar más o menos, pero lo que es innegable es que presenta un cambio radical y, sobre todo, valiente a lo visto en anteriores entregas. El cambio a un estilo más pausado, donde se tienen que medir mejor las distancias, se deja notar en su jugabilidad. Kratos se ha vuelto más sabio con el tiempo y Santa Monica se ha preocupado de que eso se aprecie en su forma de pelear. Ya no se trata de machacar cuadrado y triangulo de forma alocada. Ahora es tan importante el ritmo que usamos con los gatillos para realizar nuestros combos como el tiempo que Kratos tarda en llevarlos a cabo. Medir mal una u otra cosa puede desembocar en que no ejecutemos el movimiento deseado o que a mitad del mismo nos veamos interrumpidos por un golpe fatal por parte del enemigo. Es de admirar la profundidad que el equipo de California ha dado a su ultimo retoño usando apenas 4 botones del mando. Combinando golpe suave, fuerte, bloqueo y lanzamientos de nuestra hacha tendremos acceso a una variedad inmensa de golpes y lo mejor de todo que si sabemos jugar bien nuestras cartas cada combate lucirá en pantalla de manera magnifica dibujando en nuestras caras una sonrisa de autosuficiencia que no tiene precio. Enviar el hacha a un enemigo que tenemos lejos, bloquear un ataque de otro enemigo cercano, devolver este ataque con un combo a manos descubiertas para terminar llamando a nuestra hacha, que arrasa con lo que se encuentra de por medio, es un espectáculo digno de ver. Los combates contra uno o dos enemigos son muy rítmicos y este sistema de combate está hecho para que “te gustes” jugando. Esto se acentúa cuando bien avanzada la trama recogemos nuestra segunda arma y las posibilidades simplemente se multiplican.
Otro gran acierto es Atreus, al principio he de admitir que me preocupaba mucho que fuera un estorbo durante las peleas y tuviera que estar siempre pendiente de él. Nada más alejado de la realidad. La IA del chaval es más que elogiable, no se interpondrá en nuestro camino, nos ayudara disparando flechas siempre que lo necesitemos y cuando lo tengamos lo suficientemente potenciado será capaz de lanzar ataques mágicos e incluso se atreverá a estrangular a algunos objetivos inmovilizándolos para que podamos acercarnos y darles una ración de educación al estilo espartano. Pero no solo está bien implementado en las batallas. Atreus será parte imprescindible durante nuestro viaje pues gracias a las distintas flechas que tiene en su carcaj seremos capaces de resolver los distintos puzles que nos encontraremos en nuestro camino.
Pero los que echéis de menos al viejo Kratos no debeis alarmaros pues conforme avanza el juego habrá zonas en las que los combates son tan multitudinarios como antes y en los que intentar mantener un ritmo lento y aguantar la distancia con los rivales es algo simplemente imposible. En estos momentos lo que prima es golpear todo lo que tengamos delante y estar alerta de los avisos en pantalla para evitar que nos ataquen por la espalda. Es aquí donde, para gusto del que suscribe, God of War pierde algunas decimas ya que la cámara y el sistema de combate no aguantan demasiado bien el tipo con estas etapas de furia desatada en los que Santa Monica se empeña en que no nos olvidemos de que esto antes era un Hack&Slash. La gran noticia es que aun con todo estos combates son muy divertidos y continúan siendo muy espectaculares.
Donde no hay ninguna controversia es en admitir que el apartado artístico de God of War es uno de los más espectaculares vistos hasta la fecha en nuestras preciadas PlayStation 4. Santa Monica pone todo su buen hacer y nos planta un juego al que no se le puede achacar ningún pero. El diseño de personajes, escenarios, armas, trajes, armaduras, enemigos todo en este juego luce de manera impresionante. No importa donde mires, todo está lleno de mil detalles con un acabado asombroso. El motor del juego pone a prueba los ventiladores de nuestras consolas pues estruja los procesadores hasta que no deja en ellos ni un solo polígono. Dando el do de pecho en los QTE presentes en los combates y en las impresionantes cinemáticas del juego. Podríamos enumerar todos los escenarios que nos han dejado con la boca abierta en nuestro viaje por Midgard pero preferimos que los descubráis por vosotros mismos, lo que sí os decimos es que el diseño artístico de este juego no tiene parangón alguno en esta generación. Todo esto en un juego sin tiempos de carga, en un plano secuencia enorme que no se ve interrumpido en ningún momento y corriendo siempre a 1080p y 30frames sin importar lo puesto en pantalla. En la parte sonora el juego no se queda atrás. Bear McCreary crea una banda sonora tan buena que compararla con la de otro juego casi es un insulto. Manteniendo las señas de identidad de la saga aporta nuevos y potentes temas llenos de coros y ritmos nórdicos que harán que cada uno de nuestros combates sean encuentros memorables. El juego llega totalmente localizado al castellano con un doblaje excelente, aunque se echa en falta que no hayan mantenido las voces de la anterior trilogía.
En conclusión y para cerrar este extenso análisis tenemos que decir que Santa Monica vuelve a dar un titulo maravilloso y a la altura de lo esperado. Este God of War no solo resiste la comparación con sus entregas anteriores sino que las mejora en muchos de los aspectos. Tras 8 años de reposo vuelve la franquicia God of War para demostrar que Kratos puede ser más que “cuadrado, cuadrado, triangulo”. Para enseñarnos que sí, que puede haber ira, furia, violencia brutal pero que también hay cabida para la exploración, para el ritmo y para la estrategia sin que se pierda en ningún momento ni un ápice de la intensidad y locura que fueron señas de identidad de la casa espartana.
Es cierto que hay cosas que mejorar como la excesiva automatización de las plataformas y la escalada, algunas misiones secundarias o refinar el menú de personalización del juego pero también se han integrado con éxito elementos como el mundo semi-abierto, un “post game” espectacular y un árbol de habilidades digno del mejor juego de rol y todo esto sin perder de vista que esta es la primera interacción de Santa Monica en el género de los juegos de acción. Además cuenta con un acabado audiovisual que dejará sin palabras a todo el mundo gracias a un diseño artístico y de sonido dignos de enseñar en las universidades. Si tenias dudas de adquirir este God of War solo podemos animarte a que te hagas con una copia porque estamos ante uno de los indispensables de PS4, uno de esos juegos que justifica el que te hayas comprado la maquina de Sony.
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God Of War.
A Favor
- El cambio de genero le sienta genial.
- Un espectáculo visual sin igual.
- El nuevo árbol de habilidades y la personalización del equipo
- Un "post game" enorme.
En Contra
- Las plataformas son excesivamente guiadas.
- La sensación de perdida de controldescontrol en los combates mas multitudinarios