Análisis PS4: Shadow Tactics, el arte de trazar un plan
18 septiembre, 2017Observar, memorizar, planificar, contener la respiración, escuchar los sonidos que te envuelven, notar los sudores fríos recorriendo nuestro cuerpo y… actuar. Pero ante todo, trazar un plan, uno cuidado al detalle porque, si no es así, fallará estrepitosamente y nos veremos sorprendidos y asediados por nuestros enemigos.: habremos fracasado. Así es Shadow Tactics: Blades of the Shogun, el juego desarrollado por Mimimi Productions: un heredero excelente de aquel Commandos que durante la década de los 90 nos regaló grandes quebraderos de cabeza. ¿Queréis saber si este nuevo juego de estrategia en tiempo real cumple con las expectativas? Pues debéis ser sigilosos y seguirme por los recovecos de esta gran propuesta.
Viajamos hasta el Japón de principios del siglo XVII, el gobierno del Shogun está sufriendo una serie de traiciones en la sombra y nuestro propósito es ayudarlo y descubrir quién está tejiendo estos maquiavélicos planes. Cierto es que el argumento no es novedoso, pero está muy bien llevado y sirve como perfecto pretexto para lo que realmente importa: descubrirnos nuestras misiones. Nuestros objetivos serán muy variados: asesinar a un sujeto, robar ciertos documentos, liberar a un compañero de la prisión… El juego nos propone siempre una serie de objetivos principales, junto a otros secundarios que bien podemos completar o, en ocasiones, obviarlos. Aunque si quieren hacer caso a servidor, cumplan con las secundarias porque en muchas ocasiones les ayudaran sobremanera con las principales. Palabra de ninja curtido.
Pero la variedad también se traslada a los personajes que podemos controlar y las acciones que pueden llevar a cabo: Mugen, el samurái, puede acabar con uno o varios enemigos y transportar cadáveres corriendo, pero es lento y pesado de manejar; Hayato, el ninja es tremendamente ágil, puede trepar y desplazarse por los tejados, puede disparar shurikens con los que matar a distancia; Takuma, el francotirador, claro está puede matar desde una distancia enorme, a costa de llamar la atención; Yuki, la ladrona puede atraer a ciertos personajes y hacerlos caer en sus trampas; y, finalmente, Aiko, la asesina, que puede disfrazarse y pasar desapercibida entre los enemigos… Las habilidades son tremendamente variadas entre sí y dan pie a lo más importante del juego: la colaboración. En todas las misiones contralaremos, como mínimo, a dos personajes, lo que nos obligará a combinar sus habilidades para progresar. El gran acierto del juego es que podemos utilizar a los personajes de manera simultánea con el “Modo sombra”: planificaremos los movimientos que queremos hacer con cada uno y, una vez decidida la actuación, pulsaremos el botón triángulo (en Playstation) para que ejecuten nuestro plan maestro. Os aseguro que os vais a estrujar las neuronas para dar con la combinación acertada.
No os llevéis a engaño: las maneras de afrontar cada parte de la misión, cada parcela del escenario son enormes. No existe una única manera de superar los retos que se nos van presentando a lo largo del juego: la libertad para actuar es grande y eso se agradece y apabulla a partes iguales. Apabulla porque los elementos a tener en cuenta son muchos: por un lado los enemigos, quienes tienen diferentes patrones y les afecta de manera diferente nuestros métodos de distracción y actuación; los animales que nos envuelven, que pueden llamar la atención si nos ven o se espantan; los diferentes niveles de altura desde donde podremos actuar y planificas; el terreno que pisamos, porque la nieve deja huellas tras nuestros pasos y puede llamar la atención de los guardias… muchos elementos que se combinan con una inteligencia artificial muy bien ejecutada. Y es que, pese a que podamos eliminar de manera totalmente sigilosa a un enemigo, si alguien se percata de que no está o ha desaparecido dará la alarma. Es una lástima que no haya apostado por una mayor variedad de enemigos, pues se hacen repetitivos cuando avanzamos en las misiones.
Todo es un reto en las trece misiones que componen esta obra, un reto que se disfruta en parte gracias a su ajustado nivel de dificultad (podemos escoger durante la partida qué nivel de desafío queremos) y en parte por su apartado visual y sonoro. La recreación de Japón es muy acertada y detallada, con una gran variedad de escenarios: palacios, montañas, pequeños poblados nevados… Cierto que no es puntero, pero cumple de manera más que sobrada con un estilo que se mueve entre lo realista y lo cartoon, todo movido de manera solvente con el motor gráfico Unity. Una solvencia que se echa de menos en los tiempos de cargas, muy constantes y, sobre todo a la hora de iniciar las misiones, muy largas.
Estamos una obra que hace gala de un diseño de niveles excelente, enormes y muy variados, con una grandísima libertad de actuación que se combina a la perfección con el abanico de acciones que podemos llevar a cabo con nuestros protagonistas. Todo ello envuelto por un brillante diseño artístico, que plasma el Japón del período Edo con un preciosismo y mimo que hacen que jugarlo sea un auténtico placer estético. No hay duda que todos aquellos que gozamos con la obra de Pyro Studios, Commandos, recibiremos este Shadow Tactics con los brazos abiertos. Pero también es cierto que todos aquellos que no conozcan aquella obra no tiene excusas para dejar pasar este gran videojuego que nos depará decenas de horas de reto. Sudaremos mucho, pero no hay gozo mayor que ver cómo tu plan, perfilado durante varios minutos, da los frutos esperados. Una sonrisa impagable, para un juego realmente delicioso. Cojan sus armas y adéntrense sin miedo en esta gran propuesta: no les defraudará.
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