Análisis Roguebook
29 marzo, 2022Solo hay otro hobby, entiéndase hobby como cualquier cosa que me haga perder mi escasísimo tiempo libre, que me guste más que las videoconsolas y videojuegos y ese es, o son, los juegos de mesa. Sacar el juego a la mesa, colocar miniaturas, preparar la partida y todo la liturgia que acompaña a la partida en sí es algo que me fascina y que los videojuegos no pueden ofrecer por la inmediatez característica de estos. Y aunque los propios videojuegos son la evolución lógica de los juegos de mesa “de toda la vida”, que se mezclen ambos mundos no es algo que me fascine. Por eso tenía tanta ganas de probar Roguebook y comprobar si la propuesta de Abrakam Studios consigue con acierto unir mis dos grandes hobbies. Spolier, lo consiguen.
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Roguebook toma por un lado las mecánicas roguelite y por otro lado la construcción de mazos como ingredientes principales para una aventura llena de magia y fantasía en la que tendremos que guiar a nuestros heroes a traves de las paginas de un malvado libro del que tendremos que escapar. En un principio no estamos ante un planteamiento muy innovador ya que este tipo de mezclas las hemos visto antes en juegos como el notable Slay the Spire. Pero que no sea innovador no significa que el juego no sea original y en este caso estamos ante un juego que brilla por lo interesante de la presentación de su premisa jugable. Para empezar tenemos el mundo a explorar, estamos encerrados dentro de un libro y son sus páginas las que tendremos que explorar. Para ello tendremos que usar nuestro pincel para ir desvelando el territorio “pintando” las casillas hexagonales de las que están compuestas las páginas y con ello revelar los distintos eventos que tendremos que afrontar y que nos separarán del enemigo final de cada capítulo. La localización del jefe de cada nivel esta visible desde el primer momento por lo que es el jugador el que ha de decidir cuando esta lo suficientemente preparado para enfrentarse a el. Aquí entra en juego otro de los aciertos de Roguebook: la gestión de la exploración y del nivel de los héroes. No tendremos la oportunidad de estar todo el tiempo que queramos leveando hasta tener un nivel suficiente como para hacer frente al jefe con cierta solvencia ya que nuestra exploración se verá condicionada a un número limitado de usos de nuestro pincel. Esta limitación nos hará plantearnos bien cada uno de nuestros pasos para conseguir puntos de vida, nuevas cartas, potenciadores y así sacar el máximo partido a nuestra exploración antes del enfrentamiento final que nos separa del siguiente capítulo de nuestra aventura.
Roguebook usa las mecánicas de los juegos deckbuilding, mis juegos de mesa preferidos, para desarrollar los combates. Usa un sistema de gestión de mana tan sencillo como efectivo. Disponemos de una cantidad de mana que nos permitirá usar las distintas cartas que tendremos en nuestra mano. Dependiendo del maná disponible y del coste de nuestras cartas nuestra estrategia tendrá que ir variando en cada turno. Una vez gastado el maná de nuesra reserva las cartas que no usemos se descartan repartiéndose nuevas cartas en el siguiente turno. Otro gran acierto es el poder usar sinergias entre los dos héroes que formarán nuestro grupo y de la gestión de la posición de cada uno en el campo de batalla ya que de esta dependerá quien recibirá el daño de los ataques enemigos. La construcción y gestión de mazos está muy refinada y en ella encontramos muchas mecánicas reconocibles de juegos de cartas de este tipo como el uso de habilidades pasivas para los ataques, invocaciones o los famosos cementerios que se usan en Magic, esto no es de extrañar ya que tras el diseño de este sistema se encuentra el mismísimo Richard Garfield, creador de Magic The Gathering.
Por supuesto como buen roguelite cada vez que nos maten, cosa que pasará a menudo, tendremos que volver a empezar desde el principio y nos tendremos que enfrentar a nuevas páginas en blanco y enemigos finales que cambiarán con cada run. Con cada muerte podremos mejorar a nuestros héroes gracias a las paginas que vamos desbloqueando del libro que nos brindarán mejoras y potenciadores que agradeceremos de cara a enfrentarnos a la nueva run.
A nivel audiovisual estamos ante un juego que desborda imaginación y colorido. Estamos ante un juego que se desarrolla entre las páginas de un libro y su apartado artístico lo refleja a la perfección. La imaginería tras los héroes, enemigos y escenarios esta sacada del mundo de Faeria, el anterior juego del estudio. Diseños espectaculares que parecen sacados de una fábula fantástica y que cuentan con un acabado que le dan un aspecto al típico dibujo que encontraríamos en cualquier libro infantil. A nivel sonoro tenemos unas composiciones cumplidoras que acompaña sin más y es una pena porque al juego le faltan esos temas que se nos graban a fuego y que retenemos en la memoria tras cada partida.
Roguebook consigue dar un paso más allá a lo visto en el que era el gran exponente en este genero, Slay The Spyre. Divertido y desafiante son los dos mejores adjetivos que le podemos poner al juego pero sobre todo estamos ante un titulo al que los amantes de los juegos de mesa, en concreto de los deckbuildings, nos podemos acercar sin miedo a ver prostituidas nuestras mecánicas de juego favoritas.
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